Charlotte Hornets es una de esas franquicias difíciles de descifrar. Siempre en esa zona baja de la tabla, entre las últimas plazas de playoffs y lo más profundo de la clasificación, los de Carolina del Norte han encontrado un hogar poco acogedor.

La temporada pasada terminó con una racha tremendamente nefasta de los Hornets, que terminaron por tirar por tierra su buen inicio, quedándose fuera de plyoffs. A finales de año y pese a todos los cambios realizados en la plantilla, Charlotte sigue sin encontrar la respuesta a sus problemas.

Echando por tierra una temporada

Los Hornets no comenzaron mal la pasada campaña. Con un balance de 19-15 antes de terminar 2016, la franquicia podía darse por satisfecha tanto por su balance como por su posición en la tabla.

Sin embargo, aún era muy pronto para cantar victoria. Los de Carolina del Norte estaban a punto de meterse de lleno en una de las peores rachas de esa temporada y de tirar por tierra todo lo trabajado hasta el momento.

Es cierto que tuvieron bajas de jugadores importantes como Ramon Sessions, Roy Hibbert o Miles Plumlee, pero nada puede explicar la debacle del equipo. Desde su entrada en 2017, los Hornets terminaron el año con un paupérrimo balance de 17-31 que les dejó sin posibilidad alguna de luchar por los ocho primeros puestos del Este.

Los Hornets no supieron culminar lo que parecía una buena temporada | Fotografía: Streeter Lecka / Getty ImagesDe tal manera, unos Hornets que prometían mucho, terminaron topándose con un muro totalmente inesperado. La gran temporada de Kemba Walker no sirvió para prácticamente nada y dejó a Charlotte con un pésimo sabor de boca.

La revolución

Con un final de campaña tan malo, no había duda alguna de que los Hornets necesitaban hacer algo si querían luchar por volver a los playoffs. ¿La respuesta? Una revolución de la plantilla.

Charlotte no era un equipo demasiado llamativo para reclutar agentes libres. Ni la franquicia estaba en buenos momentos, ni disponían de un mercado que llamase la atención de ninguna estrella.

Es por eso que los Hornets tuvieron que encomendarse a la negociación en los despachos. Sabedores de su problema en el interior, no dudaron en comenzar su expedición en busca de un pívot. Y lo encontraron. Vaya si lo encontraron.

Como un espejismo en el desierto, se les apareció la oportunidad de conseguir a Dwight Howard, algo que no dudaron ni un segundo en intentar. A cambio de Plumlee, Belinelli y la cuadragésimo primera elección del Draft de 2017, los Hornets recibían a Dwight Howard y la trigésimo primera elección del mismo Draft, provenientes de Atlanta.

Dwight Howard debía caracterizar la esperanza de los Hornets | Fotografía: Mike Ehrmann / Getty Images

Howard, que venía de jugar su primera, y última, temporada en los Atlanta Hawks. Una temporada que había seguido la tendencia descendente de un Dwight Howard que seguía sin ser capaz de recuperar su mejor versión.

Ahora eran los Hornets los que apostaban por que el pívot recuperase sensaciones en su equipo y se acercarse, lo más mínimo, a lo que fue en sus mejores años. El Howard de Orlando no podía haber muerto.

Las piezas no encajan

Los Hornets habían revolucionado el núcleo de su equipo a cambio de la adquisición de Dwight Howard, algo que debía ayudarles a volver a la senda de la victoria. No empezaron mal la temporada, con cinco victorias en los ocho primeros encuentros y un cambio más que notable respecto al final de la temporada anterior.

Cabe destacar que todo esto ocurría con Nico Batum, el ancla del equipo en la temporada anterior, lesionado. Pero Howard, con grandes partidos, estaba mostrando su mejor versión desde que se marchase de Orlando y su ayuda era suficiente para lograr este gran inicio.

Sin embargo, poco tardaron las cosas en volver a su triste cauce. El resto del equipo comenzó a bajar su rendimiento, y Kemba y Howard fueron incapaces de mantenerlos a flote. Una racha de seis derrotas consecutivas fue suficiente para manchar ese gran inicio y mandarlos por debajo del 50% de victorias. Tras eso, ya no volverían a tener un balance positivo.

Kemba, Batum y Howard no están sabiendo hacer que encajen las piezas | Fotografía: Getty Images
Kemba, Batum y Howard no están sabiendo hacer que encajen las piezas | Fotografía: Getty Images

Rezaban en Charlotte para que Batum volviese pronto y a un buen nivel, esperando que él tuviese las soluciones necesarias para volver a colocarlos en la lucha por los playoffs. Para su desencanto, la vuelta del francés no tuvo prácticamente ningún efecto sobre una plantilla que ya había perdido el rumbo.

¿Pueden rectificar?

Ahora mismo se encuentran en la decimotercera posición de la Conferencia Este, con 13 victorias y 22 derrotas. La situación es complicada y muy delicada, pero aún podrían estar a tiempo de revertir la situación.

Ellos mismos protagonizaron el mismo caso el año pasado… Pero al contrario. Si ahora consiguiesen cambiar de mentalidad y darle la vuelta a la tortilla, estarían a tiempo de revertir la situación.

Está claro que es complicado cambiar tanto la situación, pero no imposible. Los Miami Heat estuvieron a punto de sorprender a toda la liga con una increíble remontada la temporada pasada. Ahora, con más de cuatro meses de competición por delante, hay tiempo.

Pese a eso, para que la remontada sea posible, deben creer en sus posibilidades. Algo, que hoy por hoy, parece bastante lejano. La plantilla parecen enchufarse en ciertos partidos y es capaz de ganar a grandes rivales, demostrando su potencial. Pero no son capaces de mantener una constancia.

Si fueran capaces de mantener un nivel de competitividad alto noche tras noche, este equipo podría dar mucha, pero que mucha guerra. Tienen las armas y la calidad de un grupo joven y con hambre. Solo hay que saber darles lo que necesitan.

Malik Monk está lejos de mostrar todo su potencial | Fotografía: Getty Images
Malik Monk está lejos de mostrar todo su potencial | Fotografía: Getty Images

Malik Monk aún tiene mucho que demostrar, Cody Zeller ha dejado pinceladas del jugador que puede llegar a ser. Kemba Walker es uno de los mejores bases de la liga y Kidd-Gildchrist aún tiene mucho que demostrar. Por delante suyo, Nico Batum debe alumbrar el camino de la mano de un Dwight Howard que sigue siendo uno de los mejores pívots de la liga, cuando le apetece.

La situación es muy delicada, sí. Pero no todo está perdido para un hombre de jugadores que ha demostrado tener hambre. Ahora, les toca dejar claro si quieren, de verdad, devorar la liga.