El partido en Cleveland se saldó con los Warriors saliendo victoriosos y más líderes del oeste mientras Houston tropezaba ante los Clippers, y por otro lado los locales encadenan ya la cuarta derrota consecutiva, lo que ya les sitúa incluso con un bagaje inferior al 50% de victorias, algo que no le ocurría a LeBron desde el 2008. Todo el que vio el partido se dio cuenta de que las claves de la victoria de los de Kerr estuvo principalmente en dos factores: Kevin Durant y la eficacia del banquillo.

Foto: nba.com
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El primero no es ningún misterio, es algo de lo que venimos hablando desde que llegó a La Bahía en el verano de 2016. Kevin es un anotador puro, un animal en el campo que le permite mostrar superioridad en cualquiera de las facetas que tiene. Si bien ha sido uno de los mejores jugadores de la última década sin duda, este año en concreto parece haber mutado hasta convertirse en un defensor admirable con una gran virtud: el tapón. En la llegada a Golden State tendría que convivir con Klay y Steph que no son jugadores que se impliquen mucho en defensa normalmente (Thompson más que Curry, eso sí), y eso obligaba a Durant a tener que entenderse con Green y el que estuviese de pívot normalmente para defender el aro y prometerle lealtad y la mejor defensa posible, pero todas las previsiones han sido rotas tras esta primera parte de la temporada, en la que incluso algunos lo nombran como candidato al DPOY.

Lo segundo es algo poco novedoso también, pues Kerr siempre le ha dado gran importancia al banquillo y solo hay que ver a Iguodala como MVP de las Finales de 2015 para darse cuenta de ello. El banquillo de Golden State es un seguro, el más completo de toda la liga casi con total seguridad, porque tiene hombres para tapar todo tipo de entuertos.

Desde hace ya unos cuantos años cuentan con Iggy y Livingston en el banquillo. Iguodala es ese tesoro que rara vez te encuentras o buscas, pero que cuando lo encuentras lo guardas en un cajón oscuro para que nadie te lo quite. Es considerado el 5º hombre de los Warriors y ese jugador que permite la cuadratura del círculo con Curry, Thompson, Durant y Green. Por su parte, Shaun es el relevo ideal para Curry, ese base que “hace trampa” por su altura, como dice Guille Jiménez, y que tiene una gran eficacia en el tiro por la mecánica que tiene. Varios son los años que lleva ya en San Francisco, y su renovación indica que aún le queda alguno por allí.

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Otro hombre clave en los éxitos es West, David West. Con esa pinta marginal y su cara de tipo duro, West está siendo seguramente el mejor del banquillo de los Warriors, el que más se mete en el fango, y en eso tiene un fiel compañero: Bell, un stopper de élite para muchos años. Si bien Pachulia se quedó en el banquillo de inicio en Cleveland para dar más velocidad al equipo ante uno de los conjuntos más viejos de la liga, el de Georgia es un jugador importante para Steve Kerr, quien sabe darle minutos y administrarlo. Lo mismo que con McCaw, un chavalín que poco a poco está progresando y ya va siendo más importante que Livingston por ejemplo, los años por desgracia no pasan en balde.

El equipo titular es en sí una delicia, uno de los más grandes de la historia, pero si encima se le añade el banquillo poco más queda por decir de un equipo del que aún queda, seguro, mucho por escribir, aunque cada vez lo pongan más difícil.