Después de un frenético duelo europeo en el que Movistar Estudiantes ganó en Eslovenia ante todo un Petrol, todo apuntaba que también en Tenerife, los pupilos de un Salva Maldonado que estaba de celebración al conseguir entrar en los seis entrenadores con más partidos dirigidos de la historia de la ACB, iban a dar mucha guerra frente al Iberostar, pero no fue así ni muchísimo menos. Dichos locales se jugaban estar en la Copa de Rey que tendrá lugar en la isla vecina durante el mes de febrero, y no fallaron, redimiendo así a un cuadro azulón que sucumbió ante el crecido equipo albinegro por 77-59.

La fuerte defensa de los tinerfeños fue la clave en la derrota de los hombres del Ramiro de Maeztu. Únicamente el sorprendente Cvetkovic logró marcharse hasta los dobles dígitos en anotación, no como Landesberg, Vicedo, Caner-Medley o Brown, quienes no superar la barrera de los ocho puntos siendo el tiro de media distancia y desde el perímetro una verdadera lacra. 23 anotaciones de 59 tiros posibles no fueron, ni de lejos, suficientes como para intentar sorprender a los Ponitka y White, que éstos sí, combinaron nada más y nada menos que 37 puntos. Una auténtica barbaridad a la que no pudieron hacer frente los soldados madrileños en ninguno de los cuarenta minutos.

De esta manera, Movistar Estudiantes queda relegado a la posición número 13 de la clasificación con siete victorias y diez derrotas, las cuales dejan a los colegiales a tres partidos de los PlayOffs finales y a cuatro de un terrible descenso. Aún es pronto para andar con cálculos, como bien dijo Salva Maldonado. Ahora el objetivo del equipo no es otro que ganar este miércoles la batalla de la Basketball Champions League ante el combativo Medi Bayreuth para hacer así realidad la clasificación definitiva hacia la fase final de la competición continental. Objetivo primordial a estas medianas alturas de la temporada. Es momento, por tanto, de superar el altibajo de la derrota y volver a encontrar las buenas sensaciones.