Tiago Splitter (Joinville, Santa Catarina, Brasil, 1 de enero de 1985) ha hecho oficial su retirada de las pistas. El pívot brasileño arrastra, desde hace un par de años, una serie de problemas físicos que no remiten y ha decidido colgar las botas para dedicar todo su esfuerzo a ser entrenador en su país natal. Splitter dio sus últimos coletazos como jugador profesional en el equipo afiliado de la G-League de los Philadelphia 76ers, los Delaware 87ers

El calvario del jugador comenzó en enero de 2016, cuando todavía pertenecía a los Atlanta Hawks, y lo arrastró hasta el final de su carrera en la ciudad del amor fraternal. Una lesión de cadera que le dejó fuera de los juegos olímpicos se sumó a una lesión en el tendón de la corva durante el training camp de ese mismo año y una distensión muscular en su pantorrilla derecha que le impedía debutar en la NBA con los Sixers en la temporada 2016-2017. Tras un año apartado de las pistas, Tiago Splitter volvió a coger ritmo competitivo en los Sevens de la liga de desarrollo de la NBA, donde jugó 13 minutos de media y promedió 6,5 puntos y 5,5 rebotes. 

Después del verano nadie se acordó del gigante brasileño que maravilló en Vitoria y por eso ha decidido colgar las botas y probar suerte en los banquillos, igual que su compañero y amigo Pablo PrigioniSplitter tuvo la oportunidad de estrenarse en el All-Star de Los Ángeles 2018, siendo entrenador asistente de algunos entrenadores jefes invitados al Basketball Without Borders

La carrera de Tiago Splitter es de lo más laureada, pero se ha enturbiado en sus últimos años como profesional, ya que en las últimas dos temporadas que disputó, no pudo jugar más de 44 partidos. El brasileño ganó todos los títulos nacionales a los que aspiraba con Saski Baskonia y, en 2014, adornó su mano con un anillo de campeón de la NBA con San Antonio Spurs tras superar a LeBron James y sus Miami Heat.