Se acercan jornadas decisivas en la Liga Endesa. Este fin de semana la competición superará sus dos primeros tercios, lo que significa que queda tiempo para conseguir algunos de los objetivos marcados a principio de temporada, mientras otros están a punto de quedarse en la cuneta.

Si hablamos de Valencia Basket, la planificación para este curso preveía un volumen de partidos y una carga de trabajo que podía afectar al estado físico de la plantilla. Y lejos de equivocarse, la realidad ha superado las peores expectativas. Y es que la mala suerte se ha cebado con el equipo levantino, que no habrá podido llegar a contar con el roster completo en los nueve meses de temporada (hasta 19 jugadores han disputado minutos, cinco de ellos procedentes del equipo vinculado, record absoluto este año).

Annus horribilis

Las lesiones han mermado sin duda el potencial baloncestístico del cuadro de Txus Vidorreta, aunque no su combatividad. Valencia Basket perdía probablemente esta semana sus últimas opciones de clasificación para los octavos de final de Euroliga, con una significativa derrota ante Baskonia. Si durante los tres primeros cuartos el cuadro local mantenía el tipo liderando incluso el marcador, los últimos minutos suponían un apagón en su capacidad anotadora que dejaba en bandeja la victoria al cuadro vitoriano.

Pero dicen que cuando una puerta se cierra, otra se abre. Y es posible en el caso del cuadro taronja sea así. Optar a grandes empresas en ambas competiciones en una temporada como la actual era probablemente una entelequia. Mientras que centrar en este momento el objetivo en intentar revalidar el título de Liga Endesa puede ser la opción más inteligente. Más cuando algunos de sus grandes rivales en la competición doméstica estarán también probablemente fuera de la competición continental (FCB Lassa y Unicaja tienen muy complicado el pase, mientras que Baskonia tendrá que darlo todo hasta la última jornada para arrebatar la plaza a Maccabi o Khimki).

Si hubiese que describir de alguna forma la actuación este año del cuadro valenciano en ACB, sin duda la regularidad serviría. Ahora que comienza a recuperar efectivos (Sergi García, Guillem Vives o Latavious Williams acaban de volver a las convocatorias), el equipo se mantiene en una encomiable tercera posición con las mismas victorias de un FCB Lassa que ocupa el segundo escalón. Si las lesiones comienzan a respetarles, el técnico vasco tendrá disponible sin duda una rotación envidiable. Y es que los menos habituales han tenido la ocasión de curtirse durante la temporada y esperarán con el cuchillo entre los dientes la oportunidad  de poder aprovechar los minutos que se les concedan.

Un visitante incómodo

La Fonteta apunta a que debería ser casi inexpugnable en adelante. Y en estas que aterriza allí un Bilbao Basket que no puede andarse con contemplaciones. Tras cinco derrotas consecutivas (la última de ellas en el derbi vasco ante un rival directo por evitar las últimas plazas como GBC), las urgencias apremian de nuevo a los de Veljko Mrsic. Apenas una victoria les separa de un Real Betis que marca la línea entre la permanencia y la pérdida de la categoría, una situación que parece tendrán que acostumbrarse a manejar tras lo visto hasta la fecha.

Porque si bien el equipo parece que encuentra por momentos en el perímetro alternativas para gestionar los encuentros (a los habituales referentes como Tabu, Todorovic o Mumbrú se va sumando un Lucio Redivo en clara línea ascendente), su juego interior está siendo superado en el rebote y en su contribución defensiva y  ofensiva de forma más que evidente. Ni Gladness ni Hervelle consiguen ser sólidos en su aportación, dejando demasiado solo a un Devin Thomas al que las lesiones apenas han dejado jugar la  mitad de las jornadas disputadas.

Sin embargo, precisamente era irregularidad de los hombres de negro es lo que puede darles opciones. La menor presión que soportarán (y más jugando lejos de Miribilla) ante un Valencia Basket a priori superior, junto a la indiscutible calidad de muchos de sus componentes pueden ofrecerles opciones serias de competir por la victoria. Porque en estos momentos de  la competición, cada éxito tiene un valor superior al que otorga en la clasificación. Y eso es algo que Mrsic persigue desde que llegó.