Esta temporada está siendo el año de los récords individuales. Multitud de jugadores están consiguiendo marcas poco vistas a lo largo de la historia. LeBron James, Dirk Nowitzki, Ben Simmons, Harden… todos ellos han conseguido algún tipo de récord esta campaña. El compañero del último en los Rockets, Chris Paul, no se iba a quedar atrás. Él también quería su gran noche.

El antiguo base de los Clippers y los Hornets siempre ha sido conocido por su juego completo. Es uno de los pocos bases puros que quedan en la competición, pero no solo sabe generar juego, también sabe finalizarlo. Su capacidad ofensiva es ilimitada, tiene muy buena mano y es capaz de penetrar en la zona contra rivales mucho más alto (Paul apenas supera el metro ochenta centímetros). Quizás la parte más reconocida de su juego, además de su visión, es su defensa.

Pese a su reducida estatura comparada con sus rivales en su posición, siempre ha sido capaz de ser un gran defensor tanto en equipo como individualmente sobre el balón. Esta noche en el partido contra los New Orleans Pelicans robó tres balones. En esa nueva victoria de los texanos contra los de Louisiana, CP3 le arrebató un balón al español Nikola Mirotic. Esta acción le permitió llegar a los 2.000 robos durante su carrera.

Es el decimosegundo jugador que llega a estos guarismos. Aun así, es el único junto a Gary Payton y Jason Kidd con 8.000 asistencias y dos mil robos. Para llegar ahí, primero superó a otra grande tripleta en la historia de La Liga: Allen Iverson, Kobe Bryant y Derek Harper. El siguiente jugador en la lista de mejores ladrones de la NBA es Mookie Blaylock con 2.075 robos, en la undécima posición.

Paul está liderando con Harden al que es actualmente el mejor equipo de la Liga. Los Rockets son primeros en la Conferencia Oeste con un balance de 55-14. Los Warriors, actuales campeones, están dos partidos y medio por detrás.

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