La preocupación en Burgos era evidente, ya que el equipo acumulaba siete derrotas consecutivas y se ha acercado peligrosamente a los puestos de descenso. Urgía ganar y finalmente lo ha vuelto a hacer tras enfrentarse al Monbus Obradoiro, un equipo que se sitúa en la zona intermedia de la tabla y que está a medio camino, sin prácticamente opciones de entrar en los playoffs pero muy alejado de los puestos de descenso, lo que parece haber despertado cierta desidia entre sus jugadores, y el equipo burgalés lo ha sabido aprovechar para devolver la alegría a su entregada afición que volvió a llenar las gradas del Coliseum Burgos.

El descenso, muy cerca tras una racha horrorosa

El partido tuvo dos versiones claramente diferenciadas. La primera mitad fue del equipo gallego y los burgaleses iban continuamente a remolque, mientras que la segunda mitad, fue dominada absolutamente por el San Pablo Burgos, a pesar de empezar perdiendo con un preocupante 6-13 en apenas cinco minutos.

A partir de ahí, los azulones estuvieron mucho más intensos en defensa. Con un triple de Jenkins, se empató el partido y finalizó el primer cuarto. Volvía a empezar el partido, como si fueran 0-0, e incluso parecía un ‘dejavu’, porque el segundo periodo comenzó muy parecido al anterior. Los gallegos anotaron varios triples y colocaron su máxima diferencia a favor, llegando a los nueve puntos. Y de nuevo, volvió la reacción del Burgos con un incremento del esfuerzo defensivo que propició pérdidas del Obradoiro y canastas rápidas en transición.  Al descanso se llegó con un 36-37 y en el vestuario, algo iluminador debió decir el entrenador Diego Epifanio, porque sus jugadores salieron a la cancha con otra mentalidad, y una capacidad que no reflejaron en los primeros 20 minutos.

Una parte para cada equipo

La diferencia en el Burgos estuvo en la gestión de las posesiones. Mientras que en la primera mitad, no movieron bien el balón y tiraban tiros demasiado forzados, en la segunda parte, la distribución mejoró sustancialmente y gracias a ese juego coral, encontraron canastas mucho más sencillas, como los triples de Fischer y Cancar, que pusieron el 48-44, y a partir de este momento, el Burgos siguió mejorando hasta colocar una ventaja de nueve puntos que consiguió paliar Obradoiro con un triple para cerrar el cuarto con mayor igualdad (63-57), pero la inercia que había cogido el Burgos era tan positiva que en el último cuarto, no iba a permitir que los gallegos les alcanzaran. La victoria debía quedarse en Burgos, y al reinicio del juego, el equipo castellano demostró tener más ganas de querer vencer.

El Burgos quiso más la victoria

Deon Thompson, tal vez el mejor del partido (con permiso de Corey Fischer) lideró al Burgos con varias canastas y gracias a él, los azulones consiguieron la máxima diferencia del partido con 11 puntos, que fue demasiada para un Obradoiro que intentó remontar de la mano de Bendzius, que estuvo sensacional en los minutos finales, pero que no se vio arropado por sus compañeros que no mostraron esa misma garra y entrega en busca de la victoria.

Al final, pareció casi una cuestión de ganas o necesidad las que decidieron el vencedor, un San Pablo Burgos mucho más necesitado que Monbus Obradoiro, para así alejarse un poco del descenso sumando su séptima victoria de esta temporada. Cada vez quedan menos partidos y cada uno de ellos es una auténtica final, y parece que los soldados de Diego Epifanio lo tienen bien claro. Por el otro lado, el Monbus Obradoiro está cómodo con su posición en la tabla, pero si tenía alguna esperanza de poder alcanzar los puestos de playoffs, debe ganar partidos como este, y sin embargo, sigue sin demostrar carácter suficiente para conseguirlo.