Antes del comienzo de la temporada los Boston Celtics eran aspirantes a ser el equipo revelación y quién sabe si colarse en las que serían sus primeras Finales desde el 2010. Seis meses después el equipo afronta el final de temporada con los objetivos cumplidos, segundos de la Conferencia Este, pero con el bajón que conlleva tener que jugar los playoffs sin sus dos mejores jugadores: Gordon Hayward y Kyrie Irving.
Una temporada marcada por las lesiones
Curiosamente el primer partido de la temporada contra los Cleveland Cavaliers fue premonitorio de lo que sería la temporada regular de los Boston Celtics, en él Gordon Hayward caía a los cinco minutos lesionado gravemente. Tras reponerse del duro golpe que esto suponía los Celtics lograron una de las mejores rachas de la temporada, 16 victorias consecutivas, pero pronto el cansancio y más lesiones menos graves frenaron la dinámica del equipo.
Con la llega del 2018 comenzaron los problemas serios para la plantilla de los de Boston. Prácticamente todos los jugadores del equipo han sufrido alguna lesión más o menos grave. En estos últimos meses de competición el equipo tocó fondo deportiva y anímicamente
con los problemas físicos que sufrieron Marcus Smart y Kyrie Irving. Del primero se espera que pueda volver en una hipotética segunda ronda pero la lesión de Kyrie Irving, que aparentemente estaría unas semanas de baja, se complico debido a una infección en su rodilla y se perderá toda la temporada.
Sin Hayward e Irving y con el estado físico de un jugador tan importante en el estado anímico del equipo como es Marcus Smart los Celtics ni siquiera pudieron acabar la temporada a la altura de equipos con los que tendría que estar luchando. En el último encuentro contra los Toronto Raptors en donde la primera plaza del Este estaba en juego se observaron todas las carencias que sufren los de Massachusetts.
Al Horford ejercerá de líder
Brad Stevens, un motivo para ser optimistas
A día de hoy lo mejor que tienen los Boston Celtics en su franquicia es su entrenador. Cuando hablamos de Brad Stevens estamos hablando de uno de los mejores entrenadores de la liga, sino el mejor. Con las tremendas carencias que tenía la plantilla, como la de un jugador dominante en el juego interior, ha conseguido una vez más terminar la temporada regular con más victorias que la temporada pasada y en segunda posición de su Conferencia.
Para Stevens los playoffs son la espina que tiene clavada en su impoluta carrera, especialmente en sus dos primeras clasificaciones en las que no logró pasar de primera ronda. La temporada pasada claudicó ante unos Cleveland Cavaliers que demostraron tener mejor plantilla. Esta temporada lo tiene más difícil, no obstante a lo largo de la temporada ha demostrado que son capaces de competir contra grandes equipos, incluso sin jugadores importantes.
La generación dorada puede encontrar la experiencia necesaria
Los jóvenes talentos que tienen los Boston Celtics, que probablemente marcarán una época exitosa en la franquicia, gozarán de muchos minutos en estos playoffs. Estamos hablando de jugadores como Jayson Tatum, Jaylen Brown o el mismo Terry Rozier, el primero ni siquiera sabe lo que es un partido de postemporada y ya es uno de los líderes del equipo.
Honestamente, con las importantes bajas que tiene el equipo, no se le puede marcar un objetivo ambicioso a los Celtics en estos playoffs. Los grandes objetivos se divisan en el largo plazo y que jugadores jóvenes consigan la veteranía tan necesaria en este tipo de partidos de cara a próximas temporadas ya sería un éxito para el equipo. Es duro para una franquicia que partía como una de las favoritas a inicio de la temporada, pero ahora cuesta imaginarla incluso en unas Finales de Conferencia.
