El Fenerbahce Dogus llega a Belgrado con el claro objetivo de revalidar el título ganado en su casa. Los turcos, liderados por su entrenador Zeljko Obradovic, Brad Wanamaker, Kostas Sloukas y Jan Vesely se han confirmado en el top de los mejores equipos europeos. La temporada pasada fueron capaces finalmente de llevar la primera Euroliga a Turquía, ahora quieren ser el primer equipo, desde el Olimpiakos en 2012 y 2013, que gana dos años consecutivos.

Hay dos elementos que pueden marcar la diferencia en el fin de semana por excelencia del baloncesto europeo: su primer rival será el Zalgiris, que a priori es el rival más sencillo de los cuatro, y que su entrenador juega en casa. Zeljko recibirá el inestimable calor del público serbio. No solo se puede esperar, que como hace tres años en Madrid, multitud de otomanos viajen a la antigua capital de Yugoslavia, todos los fans locales también serán un poco del Fener.

Al comienzo de la temporada, y con la marcha de Bogdanovic y Udoh se esperaba que el rendimiento del conjunto se resintiese un poco. Pero Wanamaker, Sloukas y Vesely han subido su nivel. El pívot checo ha sido incluido en el mejor quinteto de la competición en su fase regular y el griego podría haber entrado si no fuera porque en su posición, Doncic, De Colo y Shved han tenido campañas increíbles a nivel individual.

El ambiente, el estilo de Obradovic y la confección del equipo ayudará para ver un estilo baloncestístico que se está perdiendo. La dureza es la característica más reconocible del juego de los turcos, y, sobre todo, contra el Madrid. El entrenador, que lleva nueve Copas de Europa, tratará de usar de la mejor manera posible la capacidad atlética de jugadores como Thompson, Nunally, Wanamaker y la velocidad de Bobby Dixon para hacer imposible la vida del Zalgiris. Acuñando un término futbolero, se podría decir, que el conjunto turco va a "achicar espacios". No va a dar ningún respiro a Kevin Pangos y a sus compañeros, no tendrán ningún tiro sencillo desde la línea del triple, y cuando quieran acercarse a la pintura en penetración se encontrarán con los dos interiores más físicos de la competición.

Después de un comienzo de temporada un poco preocupante por la derrota contra el Unicaja, parecía que la temporada podía ir por los mismos derroteros que la campaña anterior, sin embargo, o bien ese no fue el plan o las circunstancias de los rivales directos como el Real Madrid o los dos equipos de Atenas, favorecieron la segunda posición turca. Las nueve derrotas en 30 partidos les permitieron enfrentarse al Baskonia en lo que prometía ser una serie dura. A pesar de eso, al ganar los de Obradovic los primeros dos partidos en casa, daba la sensación de que la serie difícilmente iba a ir a un quinto encuentro. Esa sensación se confirmó. Aunque el equipo vasco ganó el tercer juego, el cuarto y definitivo fue para los actuales campeones.

La semifinal contra Zalgiris va a ser complicada. No pueden confiarse ante un conjunto que no ha hecho otra cosa sino superarse. Ni tienen estrellas ni las necesitan. De todas maneras, eso de que no tienen una estrella es discultible. Jasikevicius ha destacado por su gran trabajo esta temporada, ha llevado a los lituanos a los cuartos de final cuando nadie lo esperaba, y no solo eso, han llegado a Belgrado. No se sabe si esta será su última temporada en su país natal y volará a Barcelona, pero lo que sí se sabe es que se enfrenta al reto y la oportunidad de echar al campeón de la máxima competición continental.