Dicen que la experiencia es un grado. Pero dependiendo de quién la aporte, ese factor diferencial puede ser aún más desequilibrante. Y es que añadiendo ingredientes como el hambre de victoria, la competitividad o la pasión por el trabajo podemos comenzar a forjar a un líder. El talento supondrá el factor esencial para que la alquimia cuaje en un ganador, un perfil tan escaso como evidente.

En esta ocasión, esa suma de dones los aglutina un hombre que tras conquistar cuatro Euroligas como jugador llega a la Final Four de Belgrado de nuevo batuta en mano. Eso sí, esta vez lo hace desde el banquillo. Y dirigiendo al que probablemente sea -según casi todos los analistas- el contendiente con menores posibilidades de éxito. Aunque Sarunas Jasikevicius suponga un argumento de peso a su favor.

El club que preside la leyenda del baloncesto lituano Arvydas Sabonis se recrea evocando la gesta de 1999, cuando el equipo se alzó con el título contra todo pronóstico en una de las últimas ediciones de la competición organizadas por FIBA. Conquistar la Euroliga sería un acontecimiento de primer orden a nivel nacional en un país donde el baloncesto es el deporte rey desde antaño. 

Los peones

Zalgiris llega a la cita con un bloque de jugadores con calidad y experiencia, pero sin estrellas que deslumbren en el panorama europeo. Lo que sí ha encontrado Saras en su roster es alguien que lidera con solvencia a su equipo en pista. A su imagen y semejanza. Kevin Pangos es -pese a su juventud- el eje en torno al que el equipo gira. El playmaker canadiense ha liderado a los suyos en anotación y asistencias tanto en la fase previa como en la eliminatoria de cuartos ante Olympliacos. En el cuarto y decisivo partido de la eliminatoria en Kaunas, exhibió sus cualidades ante Spanoulis -uno de los directores de orquesta ya consagrados del viejo continente-, certificando el pase de Zalguiris con 21 puntos y 4 asistencias para una valoración de 24. 

Junto al ex de Gran Canaria, completan el juego exterior titular lituano dos jóvenes y talentosos europeos, Vasilije Micic y Edgaras Ulanovas. Ambos aseguran una eficacia notable en el tiro de perímetro, y mientras el serbio se complementa a la perfección con Pangos en la creación de juego, el lituano es un apoyo notable del equipo en el cierre del rebote defensivo en la pintura. Completan el cinco ideal de Jasikevicius dos jugadores más experimentados, sobre todo el eterno capitán, Paulius Jankunas. El power forward de Kaunas sigue siendo a sus 34 años un seguro de vida en la zona, donde aporta anotación y rebote de forma consistente. Es además capaz de jugar como cuatro abierto buscando el lanzamiento exterior con buenos porcentajes de tiro. Junto a Brandon Davies ha conformado un juego interior equilibrado, en el que el norteamericano aporta mejor en la pintura y refuerza la intimidación y la consistencia defensiva. En su primera temporada en el Báltico, el center ha demostrado que puede desarrollar una carrera importante en Europa si la NBA no le ofrece oportunidades.

El banquillo lituano ofrece alternativas de calidad a la rotación, con algunos nombres desatacados en el panorama internacional. Dos veteranos como Beno Udrih y Arturas Milaknis aportan minutos de calidad en el backcourt, donde el primero asume un rol de director de juego y el segundo anota con facilidad y eficacia desde casi cualquier posición. El francés Toupane es un lujo para el banquillo de Saras, al que sólo la gran temporada de Ulanovas le ha relegado a la segunda unidad, pero con condiciones físicas y técnicas para ser un alero importante en el baloncesto FIBA en el corto plazo. Por dentro, Kavaliauskas y White son los complementos perfectos de los titulares, y disponen de minutos y confianza para aportar cuando entran en pista.

Y para comenzar, el campeón

El actual campeón, el todopoderoso Fenerbahce de Obradovic espera  en semifinales al aspirante. En liga regular cada equipo fue capaz de ganar a domicilio en duelos igualados que se decidieron al final de los mismos. Si los de Jasikevicius son capaces de templar los nervios y resistir los primeros envites del favorito en los primeros cuartos, sin duda que tendrán opciones de disputar la plaza en la final. Es de esperar que salvo la hinchada turca, el resto de los aficionados se posicionen del lado lituano por aquello de apoyar al rival a priori más débil... y a favor de corriente, los de Kaunas son especialmente efectivos (con un record en casa de 13-4 en Europa esta temporada).

Veremos hasta dónde son capaces de llegar los bálticos es esta ocasión... Y es que con el genio de Kaunas en tu banquillo nunca se sabe.