Želimir Obradović, conocido en todo el mundo como Željko, se ha convertido en uno de los mejores entrenadores de toda la historia del viejo continente. Nadie tiene más copas que él. Nadie ha sido capaz de ganar la máxima competición europea de clubes con cinco equipos distintos. Nadie tiene más Euroligas que Željko. Es su competición. Y tiene en su mano, y en las de sus jugadores, levantar la décima copa de campeón de Europa de su carrera. La que sería su sexta Euroliga. Más que nadie. Y, encima, este año Željko juega en casa, en Belgrado, dónde nunca ha ganado. Territorio virgen por conquistar. Una más para el mejor técnico europeo (sino más) de la historia. 

Orígenes

Želimir Obradović nació en Čačak, Serbia, una pequeña población a 140 kilómetros de Belgrado, hace 58 años, es decir, en 1960. Empezó como jugador en las filas del KK Borac Čačak y más tarde pasó a las filas del KK Partizan. En el buque insignia del baloncesto serbio, Željko Obradović ganó la Liga yugoslava de 1986 - 1987, la Copa de Yugoslavia de 1989 y la Copa Korac de la temporada 1988 - 1989, que era uno de los títulos europeos más preciados, por aquel entonces. 

Como bien explica Juanan Hinojo en su libro Sueños robados: El baloncesto yugoslavoŽeljko Obradović era un jugador de los de antes, incluso en la época en la que jugó era un prototipo de jugador antiguo. Obradović jugaba de base y era de estos directores de juego canónicos que controlaban todo lo que sucedía en la pista y donde estaban situados sus compañeros. En términos individuales, el mejor entrenador europeo de la historia era un jugador técnicamente justo, apenas utilizaba la mano izquierda para hacer algún que otro bote de apoyo, no disponía de unas cualidades físicas destacables y su rango de tiro estaba limitado a unos 4 o 5 metros del aro. Sin embargo, Željko Obradović era un jugador fundamental por su carácter y su entrega y sacarficio, pues defensivamente era un jugador correoso y jamás daba un balón por perdido. 

En sus últimos años como jugador en el PartizanObradović ya empezó a entrenar a las categorías inferiores de este club y el mismo año en que se retiró, en 1991, se ganó un contrato como entrenador del primer equipo del Partizan de Belgrado, equipo al que llevó a la consecución de la Copa de Europa en su primera año como entrenador. 

Zelko Obradovic en sus primeros años como jugador en el KK Partizan | Foto: KK Partizan
Zeljko Obradovic en sus primeros años como jugador | Foto: KK Partizan

Forjando la leyenda

Željko Obradović tocó techo en su primera experiencia como entrenador a los mandos de un equipo profesional. Era difícil mantener el nivel, pero a Željko le gustan los retos. Se marchó de Belgrado la temporada siguiente, en 1993, y cogió las riendas del Club Joventut de Badalona, un equipo modesto que tocó el cielo en Tel Aviv al vencer a Olympiakos en la final de la Copa de Europa de 1994. 

Dos Copas de Europa en tres años fueron suficientes para fichar por una de las grandes potencias del baloncesto continental, el Real Madrid. En la capital de España estuvo tres años, en los que levantó una Copa de Europa, la de 1994 - 1995, y una Copa Saporta en 1996 - 1997, el equivalente a la Recopa de Europa. Del Real Madrid se marchó a Italia y cogió las riendas de la mítica Benetton de Treviso, dónde estuvo dos años y ganó la Copa Saporta de 1998 - 1999. 

El excelso palmarés de Željko Obradović le permitió ganarse un contrato con una de las entidades más potentes económica y deportiva del baloncesto griego y europeo, el Panathinaikos

Tiñendo Europa de verde

En el primer año, Obradović ya marcó el terreno y avisó al resto de Europa de lo que se venía en la próxima década, pues levantó la última Euroliga organizada por la FIBA y lo hizo en Salónica frente a uno de los equipos con más historia del baloncesto continental, el Maccabi de Tel AvivŽeljko Obradović disponía de un equipo con talentos europeos incipientes, como Dejan Bodiroga, Pat Burke o Antonis Fotsis; así como de jugadores experimentados aprovechando los últimos años de sus carreras, como Johnny Rogers, que acabó su carrera en el Caprabo Lleida, o Ferdinando Gentile; y jugadores maduros en su plenitud física, como Fragiskos Alvertis o Georgios Kalaitzis

Obradovic, Itoudis, Diamantidis, Spanoulis, Pekovic, Batiste, Alvertis y el resto de la plantilla de Panathinaikos celebrando la Euroliga de 2009 | Foto: Euroleague
Obradovic, Itoudis, Diamantidis, Spanoulis, Pekovic, Batiste, Fotsis Alvertis y el resto de la plantilla de Panathinaikos celebrando la Euroliga de 2009 | Foto: Euroleague

Sin embargo, la época dorada del club y la mejor a nivel deportivo de Željko Obradović, llegó con un jugador que ha acabado siendo una leyenda europea, como es Dimitris Diamantidis. Con este binomio, sumando piezas como Alvertis, Fotsis, Mike Batiste, Sarunas Jasikevicius o Nikola Pekovic, ganaron cuatro Euroligas en la temporada 2001 - 2002, la 2006 - 2007, la 2008 - 2009 y la 2010 - 2011.

En Panathinaikos, Željko Obradović se convirtió en el emperador de Europa, siempre acompañado por su segundo entrenador Dimitris Itoudis, que actualmente es el entrenador del CSKA de Moscú. En el año 2012, Obradović dejó Atenas y se pasó un año en el dique seco, hasta que en 2013 recibió la llamada de un proyecto turco que derrochaba ambición. 

Desde 2013 en Estambul

Željko Obradović se subió al carro del dinero turco cuando nadie daba un duro por este. Se convirtió en el mayor reclamo de un equipo relativamente nuevo, pues hacía pocos años que Fenerbahce y Ülkerse habían fusionado y poco han ido fichando los mejores talentos de Europa y piezas muy concretas en ultramar para forjar un equipo que puede marcar época en la Euroliga. De los primeros proyectos fallidos con jugadores como Bo McCalebb, Nemanja Bjelica, Elmir Preldzic o Linas Kleiza, jugadores con mucho talento, pero que no cedían ante los egos ajenos, se ha pasado a un proyecto con el entrenador como pilar fundamental. Obradović decide qué se ficha y cuándo y Fenerbahce ya se ha proclamado campeón de la Euroliga en 2017. 

Josep Maria Izquierdo y Zeljko Obradovic celebrando el título de campeones de la Euroliga de la campaña pasada | Foto: Euroleague
Josep Maria Izquierdo y Zeljko Obradovic celebrando el título de campeones de la Euroliga de la campaña pasada | Foto: Euroleague

Željko Obradović ha conseguido mezclar, casi a la perfección, un equipo que combina talento europeo, trabajo americano y pinceladas turcas para ser uno de los equipos más temidos de Europa y firme candidato a alzarse con una nueva Euroliga. Además, está fichando a jugadores prometedores y convirtiéndolos en grandes activos que acaban cruzando el charco tras conseguir varios títulos con la escuadra otomana. 

Por si fuera poco, el legado de Željko Obradović sigue creciendo y esta Final Four de Belgrado, al margen de ser especial por ser el posible décimo título continental del técnico serbio en su país y en una ciudad grande para el baloncesto europeo, como es Belgrado; es representativa del trabajo que ha hecho Obradovic durante todos estos años que lleva como entrenador, pues Željko se ve las caras con tres de sus pupilos, dos consolidados en el baloncesto europeo, como son Pablo Laso y Dimos Itoudis y un entrenador que está empezando y que puede acabar superando a su maestro, como es Sarunas Jasikevicius.