En breves viviremos uno de los eventos más importantes del año en lo que a baloncesto europeo se refiere, la Final Four de la Euroliga: del viernes 18 al domingo 20 de mayo Belgrado desprenderá un ambiente mágico y envidiable del deporte al que tanto amamos. En esta final a cuatro volverán a repetir 3 conjuntos que ya participaron el año pasado en esta misma fase final en Estambul, que son el Fenerbahce (actual campeón), el Real Madrid, y el CSKA de Moscú.

Pero si de algo se habla es de la gesta que ha logrado el cuarto clasificado para esta final, el Zalgiris Kaunas. El conjunto lituano ha conseguido meterse en una fase final por el máximo título europeo después de 19 años sin pisarla, e intentará dar aún más la sorpresa regalando el título a un país que percibe lo que en 1891 nos brindó James Naismith como una religión.

El equipo revelación enamora a Europa

Saras empezó su andadura como primer entrenador del Zalgiris  en enero de 2016 después de la destitución del primer entrenador Gintaras Krapikas, del que Jasikevicius era ayudante. Desde entonces, no han parado las noticias sobre un posible destino alternativo a Kaunas del entrenador, y especialmente el año pasado, que en Barcelona se le colocaba como número uno para ocupar el puesto que Georgios Bartzokas poseía hasta final de temporada. Finalmente, el entrenador se decidió por la renovación con un Zalgiris que apostó fuerte por él, y el Barça confirmó a Sito Alonso, una decisión que como han podido comprobar, acertó de lleno.

Sarunas continuaba así en el club de su ciudad natal, con el claro objetivo de hacer un buen papel en Europa la temporada siguiente. Bien seguro que mucha gente no apostaba por una clasificación a los Playoffs del Zalgiris, pero para sorpresa de muchos, lo consiguieron. El conjunto de Saras Jasikevicius fue una de las revelaciones de esta liga regular clasificándose para la siguiente ronda en sexta posición con 18 victorias y 12 derrotas. Uno de los grandes responsables de esto en la pista fue el ala-pívot lituano Paulius Jankunas: el veterano jugador, que ya es todo un icono de esta competición donde ha disputado 15 temporadas, siendo el cuarto jugador que más partidos ha jugado (295 partidos), y el segundo que más rebotes ha capturado por detrás de Felipe Reyes (1.672 rebotes), fue el mejor de los suyos en la fase de grupos con 12.1 puntos, 4.8 rebotes y 14.3 de valoración, que aunque haya bajado sus promedios respecto a la temporada pasada, sigue siendo clave. Otro de los jugadores que resultó  clave en esta fase regular para el Zalgiris fue el base canadiense Kevin Pangos, que consiguió casi doblar sus promedios del año pasado, pasando de los 8.2 puntos por partido y los 7.2 de valoración en el año 2016-2017 a una media de 12.4 puntos y 13.9 de valoración en esta temporada regular de Euroliga.

Llegados a los Playoffs que daban paso a la anhelada Final Four, al conjunto lituano le tocó enfrentarse al Olympiacos, debido a que el conjunto griego quedó tercero en la tabla, de modo que a los lituanos les tocaba enfrentarse a un Olympiacos desinflado en la fase final de la liga regular (de hecho, el conjunto lituano cerró esta liga de 16 ganando en el Pireo), pero que no cabía duda que un histórico como Olympiacos iba a suponer un duro escollo para conseguir un billete a Belgrado. Pero este equipo iba lanzado, y ni los hombres de Giannis Sfairopoulos pudieron pararles. Así fue como Zalgiris volvió a una Final Four después de 19 años eliminando a los griegos con un balance de 3 victorias y 1 derrota, y con una impresionante mejoría de su ala-pívot estadounidense Brandon Davies, que pasó de promediar 8.4 puntos, 3 rebotes y 8.5 de valoración en liga regular a sumar 17 puntos, 4 rebotes y 19.8 de valoración en estos 4 partidos de playoffs, unos números a tener muy en cuenta.

Los jugadores del Zalgiris celebrando la victoria ante el FC Barcelona | Fotografía: Noelia Déniz (VAVEL.com)
Los jugadores del Zalgiris celebrando la victoria ante el FC Barcelona | Fotografía: Noelia Déniz (VAVEL.com)

A repetir la hazaña del 99

Tanto los aficionados lituanos que se desplazarán a Serbia a animar a su equipo como los que lo seguirán en su país sufriendo y quedándose sin uñas, todos tendrán en su mente la última vez que su equipo se clasificó para una Final Four de la Euroliga.

La anterior vez que el Zalgiris se clasificó para la Final Four de la Euroliga aún la competición formaba parte de la FIBA, en la temporada 1998-99. A parte de ser el último recuerdo que los aficionados lituanos tienen de una fase final, no podrían tener mejor recuerdo posible: el Zalgiris Kaunas tocó el cielo en Munich proclamándose campeón de la máxima competición continental al superar en las semifinales al Olympiacos griego y en la final al conjunto italiano del Virtus Buckler Bologna por 74-82, encabezados por los estadounidenses Tyus Edney y Anthony Bowey, que con 14 y 17 puntos respectivamente, fueron los principales artífices del triunfo europeo de su equipo. Si bien es cierto que su equipo ha sufrido bastante en este periplo hasta llegar a esta nueva Final Four, a los lituanos siempre les quedará el recuerdo que la vez que llegaron a ella, conquistaron Europa y pusieron a su país en la élite del viejo continente.

El Zalgiris celebrando la Euroliga de Munich | Fotografía: Fibaeurope.com

Ačiū Saras, Gracias Saras

Lógicamente, los jugadores tienen gran parte de la culpa de que su equipo haya llegado tan lejos en esta competición. Jugadores tan arraigados al club como Jankunas, o revelaciones como Kevin Pangos, Brandon Davies y Vasilije Micic han hecho posible esta clasificación, pero todo el mundo tiene bien claro que sin Saras llevando la batuta en los vestuarios y en el banquillo del equipo de Kaunas, la cosa hubiera sido muy diferente.

Era lógico pensar que una persona que desprendía tanta belleza y deleite a la hora de salir a la cancha como jugador, lo podría hacer igual de bien como técnico, y así ha sido. El lituano, claro merecedor de un posible premio a mejor entrenador de la Euroliga, ha sabido extraer todo el jugo de sus jugadores, realizando un juego que ha maravillado a muchos que no esperábamos nada de un equipo que llevaba muchos años pasando sin pena ni gloria por la competición europea. El técnico ha demostrado que lo suyo no es sólo un trabajo, sino que él sufre y se emociona por su equipo como cualquier aficionado más lo puede llegar a sufrir, prueba de esto las lágrimas que no pudo contener al acabar el último partido de la serie ante Olympiacos que les ha llevado hasta Serbia. Esperemos que su equipo nos emocione a todos en Belgrado, y por qué no, volver a verle llorar de emoción el 20 de mayo.

Saras en la victoria de su equipo contra el FC Barcelona | Fotografía: Noelia Déniz (VAVEL.com)

 

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Sobre el autor
Carlos Cayuela Márquez
Amante del baloncesto. Badalona y la Penya como bandera.