Se acabó la aventura de estos Sixers por los playoffs, Joel Embiid, Ben Simmons y compañía no pudieron avanzar de ronda ante unos Celtics bastante mermados por las bajas de Kyrie Irving y Gordon Hayward pero que fueron superiores tanto en la pizarra, como en pabellón, dos plantillas con jugadores jóvenes tirando del carro que acabó con la victoria del 'menos favorito'.

Semáforo verde: Terry Rozier y Jason Tatum

Han sido la auténtica sorpresa de esta eliminatoria, el base y el 'rookie' y de estos playoffs. Juntos se han cargado el equipo a las espaldas y han sido los principales protagonistas de la serie ante Philadelphia. La conexión Rozier-Tatum funcionó como dos piezas bien engranadas y estuvieron acompañados de unos Horford, Morris, Smart, Brown y compañía que estuvieron a la altura de lo que les tocaba. 

El número tres del Draft ha demostrado que es un jugador no solo de futuro sino de presente inmediato y de momentos clave ya que durante los cinco partidos ha conseguido promediar más de 20 puntos por partido (una estadística que, no solo es cosa de la casualidad, sino que ha mantenido todo este registro durante toda la postemporada) y, por su parte Rozier III con actuaciones como la del primer partido con casi 30 puntos deja claro que es un jugador de garantías. Ahora les toca dar la talla contra LeBron James y sus Cavs y ya se han llevado el primer asalto.

Semáforo amarillo: Brad Stevens

Estuvo a la altura. El entrenador de los Celtics se lleva el semáforo amarillo pero podría incluso haberse llevado también el verde. Stevens anuló a Brett Brown en todos y cada uno de los partidos. Supo como hacer que los Sixers tuvieran que ir en el cuerpo a cuerpo con los de Boston. Salvo en la derrota en el Wells Fargo Center, el juego de ajedrez se lo llevó sin duda el de Indiana que tuvo también, todo hay que decirlo, un plantel que supo llevar a buen puerto su plan.

La buena defensa desde el perímetro para anular a tiradores como Covington o Belinelli surtieron efecto. Los Celtics supieron suplir su carencia desde la línea de tres con esa intensidad y con unas buenas tomas de decisiones cuando tenían la posesión que hicieron decantar de su lado la balanza. A pesar de que no se puede observar una diferencia muy grande en el marcador. Los de Stevens ganaron la partida posición por posición generando unos huecos en la zona y rápidas contras para hacer añicos el sistema creado por Brown.

Semáforo rojo: el banquillo 76ers

Si contra Miami Heat fueron el auténtico factor diferencial, en esta serie no consiguieron estar a la altura. Poco aportaron los Belinelli, Ilyasova y Covington en una eliminatoria que podrían haber salvado desde la línea de tres. Además de esto, se le sumó la pésima actuación de Ben Simmons en el segundo partido donde solo consiguió anotar un punto en un encuentro para el olvido.

La rotación no estuvo a la altura, 17 puntos en el primer partido y 23 en el segundo. El único al nivel fue el tercero con 30 puntos, el cuarto con 18 (partido en el que consiguieron ganar) y 17 en el quinto y último encuentro, evidenciando una gran dependencia del quinteto inicial del que solo Joel Embiid consiguió ser el más regular. El choque en el que los cinco titulares de Brown dieron la talla fue en el cuarto cuando TJ McConell con 19 puntos consiguió la máxima anotación de su carrera y por su parte, Dario Saric hizo una actuación casi perfecta con 25 puntos pero, fue un hecho aislado.