Lejos de números y actuaciones, esta claro que Curry ha merecido ser el MVP de estas Finales, pero parece que ese gran Anillo anula cualquier otro sentimiento de posesión individual, él ha sido el primero en felicitar a Durant, porque él se marchó a los Warriors para dar anillos, lleva dos en dos años y el objetivo está más que cumplido.

No hay mayor premio que la valoración sin obsequio, porque su talento lo enmascara todo. Aquel chico que lloró tras las derrotas en 2016 por el triple de Irving hoy está ya en el Olimpo de este deporte, y no tiene nada que reprocharle a hombre que le ha hecho ser lo que es hoy, pura historia de esto.

Foto: @warriors
Foto: @warriors

En cuanto al protagonista de este escrito, Steph, poco que añadir ya. Desde bien joven Dios le marcó unos pasos que ha ido cumpliendo poco a poco, sin prisa pero sin frenar un segundo. El vanguardismo es algo que se queda muy atrás cuando hablamos de él, es casi seguro el perfil más enigmático y poco común que ha dado este deporte en su larga historia. Curry no necesita de MVP’s, que por supuesto nunca están de más en el palmarés, pero su extensión va mucho más allá, muchísimo, hasta límites insospechados por la raza humana, por eso él lo comprende, porque con los mortales en realidad comparte pocas cosas. Es lo que tienen los ilusionistas, que comparten poco con los demás pero, a la vez, se hacen ver como ellos. La deidad por y para el ilusionismo siempre estuvo ahí, aun a veces oculta. Porque nada en él es casualidad, desde luego.

Actuaciones monstruosas en estas Finales a excepción de un tercer partido en el que su lucha contra los demonios le mantuvo ausente de más, pero anoche sin ir más lejos volvió a ser el máximo anotador del parquet, con sus triples y sus penetraciones a canasta.

En estas Finales nos ha dejado los siguientes datos:

Game 1: 29 puntos (5/11 en triples), 9 asistencias y 6 rebotes en 46 minutos.

Game 2: 33 puntos (récord de triples en la Finales con 9/17), 8 asistencias y 7 rebotes en 37 minutos.

Game 3: 11 puntos, 6 asistencias y 5 rebotes en 39 minutos.

Game 4: 37 puntos, 4 asistencias y 6 rebotes.

Poco más que añadir, los zarpazos de un depredador que va a pasar a la historia de esto por hacer cosas que se antojan irrepetibles, y las que todavía le pueden quedar, porque apenas está en la treintena.

Invente Steph, invente.