Hace no mucho, allá por el año 2011 le vimos ser MVP, de hecho, el más joven que lo ha logrado hasta la fecha en una temporada en la que se lo arrebató a Howard, LeBron James, Kobe o Durant entre otros. Casi sin darnos cuenta, y únicamente por culpa de las malditas lesiones, Derrick pasó de ser el jugador más desequilibrante del planeta al ostracismo más castigador.

Rose se salió en los Bulls pero no salió de allí precisamente como un héroe, después en los Knicks pasó una temporada sin pena ni gloria, siendo titular, pero no muy importante, algo que le pasó también cuando se unió a unos Cavaliers en los que todos nos frotábamos los manos de pensar en la asociación con LeBron.

Vuelta a los orígenes

Tras esos equipos volvió a ponerse a las órdenes de Thibodeau y anoche cuajó una de sus noches más gloriosas, a la altura del Rose ‘MVP’. Ese mismo año logró su máxima anotación, que databa de marzo de 2011 cuando logró 42 puntos ante los Spurs de Popovich (su récord en Playoffs son 42 logrados ese mismo año ante los Atlanta Hawks). Hasta anoche, claro.

En la velada en la que Butler no jugo y su salida se sigue mascando con ese tira y afloja constante, Rose reventó a los Jazz, quienes recordemos el año pasado lo cortaron inmediatamente tras ser traspasado desde los Cavs. Si alguien necesitaba encontrar motivos para sonreír, ese era Derrick y sus Wolves, que han logrado su segunda victoria seguida de la temporada.

Esta noche, Rose ha logrado los mencionados 50 puntos con 19/31 en tiros de campo (lo que equivale a un 61,3% de acierto en tiros y 4/7 en triples), 6 asistencias, 4 rebotes, dos robos y un tremendo tapón ganador a Exum en los últimos segundos para que Towns cogiese el balón y lo aguantase hasta que el luminoso marcase el 0.

Con esta marca ha igualado la que ha lograd ya este año Blake Griffin y se coloca como la tercera máxima de la temporada, por detrás de los 51 de Curry y los 52 de Klay. La NBA vivió anoche un momento muy dulce, anoche Rose quiso unirse a la fiesta y ser protagonista en ella. Por momentos no parecía un partido de baloncesto, sino una película, un best seller, un relato inolvidable que nos hizo estallar a todos en el último tiempo muerto.

Foto: @nba
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Al sentarse y ya con 128-125 en el marcador, Rose se sentó y rompió a llorar levemente, con algo de discreción, pero no pudo pasar inadvertido. Quedaba defender el triple de la igualada y Derrick ya estaba llorando totalmente emocionado, y ya con los ojos rojos y algo mojados, salió al parqué y taponó el tiro del de los Jazz para certificar la victoria de los suyos y su noche mas gloriosa desde ese mencionado 2011.

En la entrevista posterior al partido, Rose dijo lo siguiente: “Es imposible describir lo que siento, lo que me pasa ahora mismo, ha sido demasiado tiempo esperando algo así, lo significa todo para mí porque llevo mucho tiempo partiéndome el culo para lograr algo así. La mayoría de los jugadores se habrían rendido, pero yo no podría hacerlo”.

Media NBA se ha volcado mandando mensajes a Rose tras su gesta: LeBron James, Stephen Curry, Wade, Scottie Pippen, Jason Terry, Vince Carter, Trae Young, los Bulls…

Se notaba la emoción en la pista, en cada metro de la grada, con todos los aficionados en pie ovacionando a su nuevo héroe, que no pudo evitar romper a llorar mientras todos sus compañeros le abrazaban al acabar el partido. La noticia ha corrido cómo la pólvora por todo el mundo NBA y ha quedado claro que Rose es un jugador muy querido y respetado por sus compañeros. Como dijo por Twitter Sergio Andrés, lágrimas de fénix. Una imagen para la historia. Desde hoy, el 1 de noviembre es el Día de los Muertos, pero lo recordaremos también como el día en el que Rose resucitó del ostracismo para recordarnos que es uno de los jugadores más especiales que jamás va a haber en el baloncesto.