¿Quién no recuerda aquellos bonitos años de Chicago? ¿Quién se va a olvidar de aquel joven Derrick Rose? Desde su llegada a la Liga este jugador ha estado llamado a dejar su nombre marcado. Siendo el MVP más joven de la historia, entre otras cosas. Un chico que por momentos vio sus ilusiones rotas por culpa de las lesiones. Pasando por varias ciudades, lo que necesitaba era encontrarse a si mismo. Tanto Nueva York o Cleveland vieron una versión de "La Rosa" que podía transmitir incluso tristeza. No poder disfrutar de la regularidad que le gustaría era algo que empezó a afectarle mentalmente. Llegándose a encontrar en una situación que él mismo aclaró que no recomienda a nadie. Haber llegado a lo más alto y caer a los infiernos era peor que haber tenido una carrera estable pero menos brillante dijo en una entrevista. Solo por la estabilidad emocional que eso hubiera conllevado tantos años de sufrimiento.

En parte gracias a su familia no se retiró y luchó por sus sueños. Por lo que llegó con las ideas refrescadas a Minnesota. Nuevo destino, nuevo proyecto, nuevo ambiente y todo lo que necesitaba el MVP más joven de la historia. Reencontrarse con compañeros y entrenador con los que convivió en su época dorada de los Bulls fue un gran estímulo. Lo que le ayudó a redimirse con el mundo del baloncesto. Llegando incluso a hacer su mejor anotación de la carrera en esta franquicia. Ha nacido un nuevo Derrick Rose que quiere demostrar que las críticas que ha recibido a lo largo de su carrera han sido injustas. A nadie le hubiera gustado más que a él poder disfrutar del basket y no visitar tanto la enfermería. En los Timberwolves ha encontrado la felicidad que necesitaba. Sentirse apoyado y querido es lo que no había conseguido temporadas atrás en sus viajes sin rumbo por la Liga.

Con la nueva versión del joven del Sur de Chicago estamos disfrutando. Se ha adaptado a la NBA moderna sin problemas. Llegando incluso a ser uno de los exteriores más fiables desde el perímetro. Cosa que no ha hecho prácticamente nunca. Y Lo ha hecho sin dejar atrás su característica manera de atacar el aro. Respetando las diferencias con aquel explosivo y joven jugador que conocimos. Actualmente acaba de llegar a la cifra de los 10.000 puntos. La cual sin tantas bajas ya tendría hace muchas temporadas. Aún así, hay que reconocer el trabajo y dedicación que hay detrás de ese número. La historia de D Rose, es una de las más bonitas que nos ha dejado el mundo del balón naranja.