El partido de los partidos. El Clásico de los Clásicos. La final de las finales. Un año después, Barcelona Lassa y Real Madrid se vuelven a medir las caras en una final de Copa del Rey. Muchos alicientes, pero pocos argumentos desconocidos se pueden añadir para explicar que no hay que perderse este partido. El nombre de ambos equipos ya asegura de por sí un duelo de infarto y para recordar.

El Barça, en plena ascensión, quizás tenga alguna papeleta más para revalidar el título. Este equipo ya es capaz de hacer frente a cualquiera y está mostrándose prácticamente intratable esta temporada. Exceptuando la pasividad en el último cuarto ante el Tenerife, tanto los canarios como el Valencia, apenas han podido inquietar a los culés.

El Madrid también ha demostrado mucha solvencia en sus dos encuentros. Los blancos derrotaron con bastante autoridad al Estudiantes y al Joventut y están en su séptima final de la era Laso. Un título para seguir haciendo historia y lograr la revancha de la final del año anterior es lo que permanece latente en las cabezas de los madridistas. Por último día, abróchense los cinturones porque vienen curvas de alto riesgo. Partido no apto para cardiacos.

Primera parte igualada

El primer cuarto comenzó con un Barça imperial. Gracias a Claver, el Barça se puso con siete puntos arriba. Todos los jugadores del quinteto inicial anotaron y eso hizo que el cuadro catalán se colocase siete puntos arriba. En el Madrid, Campazzo y Ayón propiciaron que el Madrid evaporase la distancia. Con ello, los blancos se recuperaron, pero una canasta de Heurtel al final, colocó el 16-20 al final del primer cuarto.

Llull revolucionó al Madrid en su entrada en el segundo cuarto. El tándem con Tavares provocó un parcial de 11-2 lo que obligó a Pesic a pedir tiempo muerto. Dos tiros libres de Oriola, una canasta de Pangos y un imperial Seraphin en el poste bajo le dieron la vuelta al partido. Un palmeo final de Ayón tras un triple errado de Randolph puso las tablas al descanso, 35-35. El Barça apostó por el juego interior y el Madrid por el exterior sin mucha precisión en el lanzamiento de tres.

Randolph y Causeur destrozan desde el 6,75

Si en el primer tiempo el Madrid únicamente registró un 5/18 en triples, en el segundo tiempo la lluvia de triples azotó a un Barça que se atascó por completo. El guión del partido de Euroliga pareció repetirse. Los blancos se pusieron el mono de trabajo en defensa y anularon la ofensiva culé. Causeur y Randolph se inspiraron desde la línea de tres y eso unido a un imperial Ayón en el poste bajo, hizo que el Madrid se marchara en el marcador. 60-46 al término del tercer cuarto. Todo parecía indicar que la final ya tenía dueño.

El Barça creyó y obró el milagro en tres minutos

La historia está escrita para aquellos que no se rinden. Es la magia del baloncesto, el Barça creyó en la épica y remontó en apenas tres minutos. Ahora era el Madrid el que se tambaleaba. Un maleficio cayó sobre los blancos. Llull tuvo que retirarse por una brecha tras un choque. Rudy se lesionó un minuto después y tuvo que decir adiós al partido.

El vendabal culé azotó. Cuatro triples consecutivos de Oriola, Heurtel y Hanga borraron la distancia. El Barça se volvió a meter en el partido. Un pequeño intercambio de golpes en los minutos restantes, hasta que a falta de un minutos llegó la locura. Con 73-76, Campazzo tuvo tres tiros libres para empatar. Falló el último y Claver recibió una falta. Falló el primer tiro libre y anotó el segundo. Apenas unos segundos de posesión tenía el Madrid para forzar la prórroga o ganar y el increíble Llull se sacó de la manga una bandeja con la que forzar el tiempo extra. 77-77.

El final más loco de la historia 

El Barça adquirió cinco puntos de ventaja a falta de unos segundos para el final de la prórroga, 87-92. Parecía hecho, pero el baloncesto nos regaló uno de los finales más impresionantes que se recuerdan. Randolph anotó un triple rápido, 90-92. Inmediatamente los blancos se fueron a presionar arriba y Singleton se plantó solo ante el aro cuando como una exhalación Randolph le noqueó. Los árbitros no vieron falta y, a la contra, Carroll se sacó un 2+1 que puso el 93-92. Ahora la final era blanca a falta de cuatro segundos. Eso era de lo que disponía el Barça para impedir que la mala racha del anfitrión se rompiese.

De repente Kuric asiste para Tomic y este recibe el tapón de Randolph. Los jugadores del Madrid celebraban el triunfo, pero los árbitros revisaron y, finalmente, la final era ¡¡DEL BARÇA!! 93-94. El árbitro decretó tapón ilegal del esloveno, todavía hubo tiempo para una mandarina de Llull desde su campo que casi entra, pero no impidió que los culés revalidaran el título. Pesic continúa con esta resurrección de un equipo que ha vuelto a ganar y deja claro que es candidato a todo. ¿Alguien puede frenar al Barça?

 

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