Real Madrid 78-63 Panathinaikos

Suena la campana para el segundo asalto. La resaca del primer partido seguía latente en el ambiente. Más aún con las quejas del Panathinaikos acerca de la última defensa de Campazzo sobre Landforg. Ya dijo Laso en rueda de prensa que había que jugar mucho mejor para lograr el segundo punto.

No pasaba otra cosa por la cabeza de los blancos que lograr esa trascendental victoria que supondría un buen colchón en el viaje hacia Atenas. Calathes, de nuevo la pesadilla a la que frenar. No había tiempo ni para descansar ni para lamentarse. Balón al aire, la batalla continuaba.

Tormenta madridista inicial

La primera jugada dejó claras las intenciones del partido. Muchos balones divididos y jugadores por el suelo. Randolph y Taylor pusieron por delante al Madrid. El ala-pívot, a pesar de sus cuatro puntos iniciales, comenzó bastante errático con dos triples y tres tiros libres fallados. No obstante, la defensa madridista mordía muy fuerte. Calathes todavía no encontraba su juego y los rebotes ofensivos tenían dominio madridista. Todo lo contrario que Campazzo, que hacía literalmente lo que quería.

Un mate de Tavares y un triple de Rudy pusieron el 12-4 en el luminoso y llegó el primer tiempo muerto del partido. Cuatro puntos consecutivos madridistas continuaron con el arranque fulgurante. Panathinaikos no entraba en el partido, los griegos estaban absolutamente desconectados. Un triple de Prepelic, tras una serie de combinaciones locales, puso la diferencia en 15 puntos. Ambos equipos subieron las revoluciones en los últimos minutos sin éxito. Por poner un pero a los blancos, cinco tiros libres fallados, dos de Ayón. El primer cuarto finalizó con un 21-8 en el luminoso.

Prepelic cubre al Madrid de las imprecisiones

Thompkins metió un triple de salida para continuar con el festival. Ayón, mientras tanto, se mostró muy precipitado en ataque y eso provocó que el equipo griego empezase a crecer por medio de Gist. En medio, también llegó otro lanzamiento lejano de Prepelic. El Madrid se sostenía a base de triples. Nueve puntos en los primeros cinco minutos, tres lanzamientos desde el 6,25. El último, obra de Causeur.

Los blancos entraron en bonus pronto, con Campazzo obligado a regresar al banquillo debido a sus dos faltas personales. A pesar de ello, el Madrid aguantaba, Prepelic ejercía de director de orquesta y la muralla blanca mantenía su fortaleza. Hubo un par de canastas fáciles desperdiciadas por los blancos como un triple extra pass en el que Rudy falló la bandeja, pero la diferencia de diez puntos aguantaba. 

A pesar de las últimas imprecisiones y de quizás cierta ansiedad merengue, el marcador llegó al descanso con un 35-26 favorable a los blancos. Si algo enseñó el primer partido, es que esto no estaba sentenciado para nada. Ya llovía menos para el Panathinaikos.

Campazzo, rey del Palacio

Panathinaikos arrancó fuerte con un triple de Kilpatrick. Campazzo respondió inmediatamente con otro triple. Los primeros compases del tercer cuarto se desarrollaron en medio de un intercambio de golpes. El argentino tomó la batuta del juego y asistió a Taylor y a Randolph para frenar los puntos de Kilpatrick. Un triple del sueco devolvió la brecha a doce puntos y Pitino solicitó tiempo muerto.

Vougioukas anotó solo en un contragolpe. Después Carroll, que no había jugado hasta ahora, hizo acto de presencia de manera clásica, con un triple. El microondas aterrizó en el Wizink Center. Un Tavares colosal en el poste bajo, frenó las penetraciones visitantes. Pitino no encontraba la manera de interrumpir el meteorito local. Campazzo asistía y Randolph ejecutaba, baloncesto de escuela. La diferencia llegó hasta los 21 puntos. El argentino puso al Palacio en pie. Una auténtica fiesta, la misma radiografía que el año pasado. Una canasta de Ayón, tras una jugada de Deck puso el 61-41 al término del tercer cuarto.

Caminando hasta la meta

Los griegos tenían que arriesgar. No les quedaba otra. Por eso anotaron un triple de salida. Ayón respondió con un triple. Thompkins enchufó un triple con el que mantuvo esa doble barrera de 20 puntos. Poca historia tuvo el último cuarto, más que el Real Madrid se dedicó a controlar esa distancia y evitar caer en el error del primer partido. Taylor salió para meter cinco puntos consecutivos y 'Facu' enchufó otro triple. Tras esto, se retiró con las 10.751 almas presentes en el Palacio coreando y aplaudiendo al base argentino. Por cierto, ni rastro de Calathes durante todo el día.

El Madrid se marchará a Grecia con la misión cumplida. 2-0 y solo deberá sobrevivir a uno de los dos enfrentamientos en el infierno de Atenas para plantarse en otra Final Four.

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