Se avecinaba una salida difícil para el Real Madrid apenas dos días después de visitar San Petersburgo y así ha sido. Lo que quizás no esperaban era caer de la manera en la que lo han hecho. Un parcial de 19-0 en la segunda parte local dinamitó al cuadro blanco que mostró una versión muy gris de principio a fin. Solo Campazzo y Laprovittola dieron la cara en cierta manera.

Seguramente esos 3.000 kilómetros hicieron mella en el transcurso del partido. Tiros que se quedaban muy cortos, numerosas pérdidas y un Zaragoza de cine que se regaló un festín ante sus aficionados para seguir a la estela del líder y confirmar su gran momento de forma. Carlos Alocén ha vuelto a demostrar que está llamado a ser uno de los futuros bases a liderar en Europa. Pero no han sido menos las actuaciones de Hlinason imperial en la pintura, Ennis, Radovic, Brussino, San Miguel, Seeley y compañía. Una actuación coral que recordarán durante muchísimo tiempo al romper el maleficio de 17 derrotas consecutivas.

El primer cuarto comenzó con un Randolph errático. 0/2 en tiros libres y despistado en ataque. En un abrir y cerrar de ojos, los blancos acumulaban ocho pérdidas de balón dentro del correcalles que se convirtió el partido en esos compases iniciales. El parcial inicial de 8-0 dejó claras las intenciones. Tavares evitó que el Zaragoza abriese brecha en un primer cuarto que finalizó 20-17.

En el segundo cuarto, el Madrid se mantuvo cerca gracias a los triples de Carroll. Los blancos llegaron a situarse un punto por encima 24-25. Pero el ritmo eléctrico al contragolpe del Zaragoza devolvió la comodidad local. Brussino, Ennis y Seeley aprovecharon los continuos errores en el tiro de un Real Madrid que tuvo que tirar de un Laprovittola mermado para aguantar el temporal. El marcador llegó al descanso con un 42-33.

Mucho tenían que cambiar las cosas para revertir la situación. En un primer momento, parecían ser así. Randolph se reseteó y dos triples suyos acompañados de otro de Carroll evaporaron toda la ventaja y el Madrid se volvió a enganchar al partido. En ese momento, un tiempo muerto de Fisac despertó al cuadro local que volvió a imponer su ley sobre el Príncipe Felipe. El punto de inflexión llegó cuando Edy Tavares volvió a dejarse llevar por su temperamento. Tras una falta, el de Cabo Verde continuó protestando y recibió una técnica por la que se colocaba con cuatro personales y Laso le sentó.

Garuba entró, pero no mostró la contundencia de jornadas anteriores y eso lo aprovechó Alocen, Brussino y un Radovic colosal en el rebote para dar la puntilla definitiva al partido. 59-47 al término del tercer cuarto. Una velocidad de vértigo, un ritmo inalcanzable para su rival que mostraba falta de gasolina en sus piernas quizás acusando el desgaste y la ansiedad por remediar lo irremediable. Tavares volvió a cancha para cometer otra falta y otra técnica que le costaron su expulsión del partido.

El último cuarto fue una exhibición local. Un festival de contragolpes y de acierto para el deleite del público y en la eclosión de la euforia. Por fin se acababa esa fatídica racha. El Zaragoza ha vuelto a demostrar que la gran temporada pasada no fue anecdótica sino el comienzo de un proyecto llamado a ser la alternativa de los dos grandes. El Real Madrid no contó con Rudy (baja por fiebre), ni con Llull. Los días en los que no sale nada, no sale nada. Momento de hacer borrón y cuenta nueva.