El Real Madrid ha ganado un partido de infarto al Valencia Basket. Los dos equipos llegaban al enfrentamiento del Día de Reyes en una gran racha, sobre todo en Euroliga, y se notó en la intensidad del encuentro. Rudy fue el jugador que guió a sus compañeros con 22 puntos para acabar reinando por 85-78.

Los merengues comenzaron el partido con una ventaja amplia, de 6-0, pero una canasta de San Emeterio y otra de Van Rossom, redujeron la distancia. Desde aquel parcial inicial blanco, los de Laso se sintieron cómodos generando desde el pick and roll. Campazzo encontraba o bien a Tavares cuando el caboverdiano se dirigía al aro o a otro compañero abierto en la esquina. Tanto Taylor como Thompkins se beneficiaron de la cobertura de los valencianos.

Un triple del escolta sueco fue el que provocó el primer tiempo muerto del partido, pedido por Ponsarnau. Pese al trabajo en ataque de San Emeterio y Labeyrie, los taronjas solo anotaron catorce puntos en siete minutos de juego y los locales se habían ido nueve tantos arriba. La respuesta fue inmediata. El alero cántabro del Valencia, que recientemente cumplió años, anotó otro triple y Abalde y Tobey, más fuego exterior, entraron en pista. Pese a que la anotación del Madrid seguía siendo alta, la del Valencia también mejoró y se acabaron los primeros diez minutos con un 26-19.

El Valencia se acercó en el segundo cuarto

En el comienzo del segundo cuarto, el partido se igualó. Tanto fue así, que la ventaja de la que disfrutaban los merengues fue menguando hasta el punto de que solo una posesión separaba a ambos conjuntos (29-26). El ataque blanco ya no encontraba a tiradores liberados, mientras que sus rivales sí encontraron un tercer hombre en el que confiar, Quino Colom. El internacional español exhibió un gran acierto rondando la línea de tres y llegó a empatar el partido a 31 justo cuando se cumplían los quince minutos de partido.

Parte de las dificultades que enfrentaba el Madrid era el desajuste de altura. Laso tenía en pista a tres jugadores “pequeños”, en Carroll, Laprovittola y Rudy. Por su parte, Ponsarnau contaba con un base -Colom primero y Van Rossom después- y luego aleros e interiores. De esta forma, Doornekamp se encontraba siempre a Carroll marcándole y le llevaba al poste. A falta de poco más de un minuto, el marcador estaba empatado a 38. Garuba adelantó a los de Laso, pero Doornekamp respondió por lo que al descanso se llegó con 40-40.

El Valencia se marchó en el tercer cuarto

A la salida del descanso, el Madrid salió dormido. El Valencia inauguró el tercer periodo con un parcial de 8-0, que sumado a la canasta anterior de su pívot canadiense era de 10-0. El Madrid tuvo que recurrir a un tiro libre de Campazzo para estrenarse, pasados prácticamente tres minutos. Los locales no lograban sobreponerse a esta reanudación y Laso se vio obligado a pedir tiempo diez puntos abajo.

El Madrid empezó a reaccionar con la aportación de Causeur. El francés aportó puntos desde el triple y con sus penetraciones sobre la mano izquierda. Sin embargo, los pupilos de Laso no llegaban a acercarse demasiado en el electrónico. Pero, a falta de minuto y medio para el final del tercero se dio una secuencia que colmó la paciencia del público. Campazzo se quejó de dos faltas no pitadas, al igual que no señalaron unos posibles pasos de salida de un jugador taronja. Lo que sí se sancionó finalmente fue una antideportiva a los madridistas por frenar con falta el contrataque rival. El resultado, después de media hora era de 56-67.

El Madrid remontó en el cuarto y ganó en la prórroga

El partido no iba a ser fácil a partir de entonces para el Valencia. El Madrid comprendió que su acierto no era el de siempre, por lo que basó su esfuerzo en evitar que los visitantes anotaran. Además, Rudy empezó a anotar desde lejos, lo que terminó de despertar al WiZink Center. Un nuevo triple del mallorquín dejó a su equipo a solo dos puntos (70-72) a falta de tres minutos, por lo que Ponsarnau pidió tiempo muerto.

Entonces el Valencia despertó. Los de Ponsarnau pararon los ataques blancos mientras que convertían dos tiros de campo. A falta de dos minutos, los visitantes ganaban de seis tantos. Tras varias posesiones de vértigo, el partido se fue a la prórroga.

Allí, el Madrid se destacó al principio por el acierto de Rudy, que superó los veinte puntos y Thompkins, que no había tenido tan buen partido anteriormente.  Una vez más, el esfuerzo, la intensidad y el sacrificio en defensa de los de Laso provocó que el Valencia se quedara en dos puntos durante cuatro minutos y la victoria fue blanca.