El debut de Tim Duncan como entrenador se produjo de forma inesperada; tras el anuncio de la baja de “Pop” al frente del banquillo a causa de motivos personales, sería Tim Duncan el encargado de ocupar su lugar de forma esporádica. Una posición que no le extraña, pues en su etapa de jugador ejercía como faro del equipo desde la cancha. En esta ocasión, vestido de fino pero con un look un tanto atípico a lo que nos venía acostumbrando cuando se vestía de corto (luce rastas), Tim Duncan tenía la difícil tarea de dirigir a los suyos desde la banda ante un rival siempre correoso como Charlotte.

Un choque que no empezó bien para los tejanos, el cuadro local se fue del primer parcial con 17 puntos arriba. La remontada comenzó bajando la diferencia a 7 al descanso y tan sólo 1 punto de diferencia por jugarse el tercer cuarto. Liderados por Dejounte Murray (21 puntos), la labor del banquillo (47 puntos) fue crucial para lograr anteponerse a unos Hornets donde Terry Rozier (20 puntos) fue su máximo anotador. Los de Carolina del Norte acusaron el bajón en el tercer período (anotaron sólo 18 puntos) y vieron como los de Duncan se acercaban en el marcador para certificar la remontada en los últimos 12 minutos, después de que Charlotte desperdiciara la última posesión con opción de adelantarse en el marcador.

Con esta victoria, los Spurs se colocan a 3,5 victorias de playoffs con opciones muy claras de volver a postemporada, lo que sería la 23º de forma consecutiva. A expensas de una inminente vuelta de Popovich para el siguiente encuentro, Duncan dejó claro que a día de hoy no piensa ponerse al frente de ningún banquillo:  "Popovich va a volver y yo estaré feliz de estar justo a su lado". Además, quitó hierro a su actuación: “Becky y Will estuvieron haciendo todo el trabajo durante el partido y yo era el único que estaba parado allí gritando cosas sin sentido”. Declaraciones que no quitan mérito a la primer victoria de Tim Duncan como entrenador principal del equipo que lo vio coronarse en la NBA.