El FC Barcelona ganó en su visita al Estudiantes, pese a sufrir hasta el último cuarto (67-74). Los locales plantearon un partido duro, con una defensa intensa. Mientras que su ataque estuvo a la par, estuvieron por encima en el marcador, pero una vez no entraron los tiros, los culés tomaron la delantera. Oriola apareció en los momentos clave.

El Estu dejó claras sus intenciones

El encuentro comenzó con un público eléctrico. El WiZink Center apoyaba la primera defensa de su equipo, que duró casi un minuto entero entre faltas y rebotes. Si faltaba algo, Edwin Jackson, que volvía a su casa, estrenó el marcador con un triple lejano, contestado por dos tiros libres de Mirotic. Los colegiales se contagiaron del ímpetu de sus aficionados. Se dejaban la vida en cada balón suelto y cada vez que defendían el aro. El resultado fue que, tras casi cinco minutos, estaban cinco puntos arriba (9-4).

Pesic se desesperaba en el banquillo y sus pupilos se metieron en el partido. Claver primero y Hanga después acercaron a los culés, con un alley-oop y un mate. El húngaro anotó posteriormente un triple que empató el marcador. Aún así, el Estu seguía contestando, siendo Scrubb el que obligó al técnico de los catalanes a pedir tiempo muerto.

Pese a todo, el buen momento de Estudiantes continuó, gracias sobre todo a un acierto desde larga distancia. Tras un periodo en el que ningún equipo pudo sumar canastas, el cronómetro llegó a cero con el 17-13 en el marcador.

El Estu seguía al mando en el segundo 

Con el segundo cuarto debutó Byron Mullens. El exNBA llegó esta semana al Ramiro de Maeztu para sustituir a Kenny Kadji. Después de poner una serie de bloqueos poco efectivos, el norteamericano habilitó a Pressey para que anotara desde el triple. El Estudiantes seguía inspirado desde el 6,75 y el Barça no tenía respuesta. Una canasta de Dangubic en un rebote ofensivo colmó la paciencia de Pesic, que volvió a parar el encuentro.

El ataque del Barça estaba neutralizado. Por momentos se notaba la falta de un base que ordenara el equipo ante una defensa intensa que no permitía una sola canasta sencilla. Solamente acciones individuales desembocaban en canastas. Solo un tiempo muerto posibilitó que los azulgranas redujeran la diferencia, que llegó a ser de once puntos (31-20). Para ello, los jugadores de Javier Zamora también cometieron varias pérdidas. Tras veinte minutos de juego, el Estu iba 35-28 al descanso.

La reacción del Barça llegó en el tercero

El Barça empezó mejor la segunda parte. Por primera vez en todo el partido movían el balón de forma efectiva y sus interiores empezaron a sumar. Sin embargo, los locales seguían tocados por la varita desde lejos. Mirotic poco a poco fue entrando en el encuentro. Eso provocó que Zamora volviera a llamar a Dangubic y Dukan, que fueron los encargados de frenarle en la primera mitad.

La energía de los visitantes era diferente y se tradujo al marcador. De siete tantos se pasó a cuatro de diferencia y un partido más competido. Parte de la culpa la tuvo una mayor intensidad en defensa. El susto del tercer cuarto llegó cuando Hanga se resbaló y se empezó a doler de la rodilla. Incluso con la mejoría del Barça, la intensidad del Estudiantes no bajó.

Por eso la ventaja colegial, pese a ser exigua, seguía vigente. Un problema recurrente en el Barcelona es la ausencia de un director de juego. Con Hanga y Delaney fuera por contratiempos físicos, Pau Ribas, un jugador prácticamente inédito durante la temporada, tomó la responsabilidad junto a Higgins, un anotador. Pese a ello, un triple de Oriola y otro, con falta adicional, de Abrines colocó a los culés por encima. Esta era la primera ocasión en la que se llevaban la victoria provisional. Tras media hora de juego, los de Pesic iban ganando por 52-55.

Estudiantes luchó, pero acabó cayendo con honor

Parecía, en los primeros minutos del cuarto decisivo, que todos los aciertos que había tenido el Estu habían desaparecido. Pero Tomic apareció para cambiar la dinámica del encuentro y para detrimento del Barça. Tras hacer falta, cometió una técnica en la protesta, al romper su camiseta y escupir cuando se dirigía al banquillo.

Oriola estaba ahí para arreglar el problema. El ala-pívot sacó la casta para ayudar a sus compañeros cuando el encuentro se les podía ir de las manos. De todas maneras, y con coraje más que acierto, los colegiales pusieron el empate en el electrónico a falta de cuatro minutos (58-58).

Hanga, que acababa de volver al parqué, entregó su carta de presentación. Un triple del magiar puso a los catalanes por delante (58-61). Además, un triple de Kuric, un excolegial, puso a los suyos seis arriba. Esa fue la daga que acabó por matar la emoción del encuentro, a falta de un minuto por jugar. El marcador final fue de 67-74.