¿Quién nos iba a decir hace unos meses que Zalgiris iba a ser uno de los candidatos a los play-offs a estas alturas de temporada? Nueve derrotas consecutivas parecían hundir definitivamente al club lituano en la clasificación, pero finalmente Saras Jasickevicius consiguió dotar de su carácter y métodos a la plantilla para retomar el vuelo. Más vale tarde que nunca, enuncia el dicho popular.

Misma base, distintos referentes

Al contrario que otros clubes que buscaron derrumbar el edificio y construir uno nuevo desde cero en el mercado de verano, Zalgiris decidió mantener los cimientos del suyo y centrarse únicamente en reformas menores. Los veteranos de guerra Paulius Jankunas, Edgaras Ulanovas o Arturas Milaknis seguirían liderando a un vestuario bien conjuntado con figuras más jóvenes como Thomas Walkup o Lukas Lekavicius. Eso sí, la baja de Brandon Davis se antojaba difícil de suplir por la jerarquía de la que gozaba en el sistema de Jasikevicius, pero el acierto de la dirección deportiva no podría haber sido mayor. Se fue una figura clave, y llegaron dos. Jock Landale, después de destacar en la Copa del Mundo con la selección australiana, y Zach LeDay, desde Olympiacos, aterrizaban en Kaunas con mucho por decir. Dos hombres interiores que comparten polivalencia y juventud, y combinan a la perfección juego físico y técnico. 

Además, para completar el puzzle, se unieron piezas de perímetro de un gran nivel, como lo son el exjugador del Real Madrid, KC Rivers, y el alero norteamericano Nigel Hayes. Talento adicional a una escuadra perfectamente compensada y competitiva.

Jasickevicius con jugadores de fondo / Fuente: Twitter oficial del Zalgiris
Jasikevicius con jugadores de fondo / Fuente: Twitter oficial del Zalgiris

La salida de la UCI

En el ecuador de la Euroliga, Zalgiris afrontaba la decimosexta jornada con tres victorias y doce derrotas. Un registro paupérrimo que lo empujaba hasta el puesto más bajo de la tabla clasificatoria. Los problemas para anotar eran descomunales. De hecho, rara vez conseguían superar los 75 puntos en una liga con una media de anotaciones cada vez más próxima a las cifras de la NBA.

Con el cambio de año, iba a llegar el punto de inflexión. A finales de enero, Zalgiris logró una contundente victoria en Kaunas ante el ALBA de Berlín por 104-80 en el que sería el primer partido con una anotación a favor de tres dígitos. A partir de esa noche, el bloqueo ofensivo desapareció y comenzaron a llegar victorias con relativa continuidad: contra ASVEL, Baskonia, Armani Milán, Khimki... Todo esto, hasta el momento actual. Los verdes se encuentran en la novena plaza a solo una victoria de Fenerbahçe y Khimki, los que delimitan los puestos clasificatorios.

La huella de Jasikevicius

Un equipo de Saras Jasikevicius es garante de competitividad, brega y lucha hasta el último segundo. La facilidad con la que consigue atraerte hacia su terreno hasta atraparte en una especie de duna de arenas movedizas es asombrosa. Por ello, el técnico de Kaunas es considerado uno de los más prometedores del mundo de los banquillos tras haber sido una estrella como jugador. Saras consigue exprimir los recursos de los que dispone al máximo, hasta que logra extraer la última gota de rendimiento de cada hombre. Todo ello desde su peculiar personalidad que siempre le dibuja un rostro enfadado, pero seguramente sea esa exigencia desmesurada el motivo de su éxito.