Nadie dijo que sobreponerse a una baja de la magnitud de Mike James fuese una tarea sencilla. Perder al máximo anotador de toda la competición supondría más de un dolor de cabeza a la directiva italiana en el periodo de transferencias. Sin embargo, alcanzada la recta final de la fase regular, sus resultados mejoran los de la campaña pasada. Un plantel amplio, basado en certezas de rendimiento asegurado y apuntalado en las últimas semanas, mantiene a Armani Milán con opciones de clasificación. Con Luis Scola, Vladimir Micov y Sergio Rodríguez como máximos exponentes en la pista, y un clásico de los banquillos como Ettore Messina en la zona técnica, se confirma el dicho de "la experiencia es un grado".

Cambio de cromos con CSKA

Que un equipo que pierde a una estrella de la liga, como lo es Mike James, sea capaz de romper el mercado y fichar a otra de un brillo similar, habla muy bien del funcionamiento de los despachos del cuadro italiano. CSKA de Moscú y Armani Milán optaron por intercambiar a sus piedras angulares en la conformación de sus nuevos proyectos. Tras  alcanzar el cielo de Vitoria en la pasada Final Four, Sergio Rodríguez se embarcó en una aventura muy diferente a la que acababa de completar. Después de ser relacionado para otros clubes de mayor relumbrón, el base canario se decidió por estampar el garabato en las oficinas del Mediolanum Forum ante la sorpresa generalizada del mundo del baloncesto. Un equipo a priori de segunda línea, que con "el Chacho" en sus filas no se podía proponer otro objetivo distinto de los "play-offs".

Además, bien fue sabido en la ciudad italiana que todo Don Quijote necesita su Sancho Panza, por lo que se buscó acompañar a Rodríguez de un fiel escudero que ha combatido en cientos de escenarios: Luis Scola. Después de destacar sobremanera en la Copa del Mundo con Argentina, el pívot quiso regresar a la Euroliga tras rechazar una oferta millonaria asiática. Los cimientos del nuevo Armani Milán ya estaban edificados.

Sergio Rodríguez ante Valencia Basket / Fuente: Euroliga
Sergio Rodríguez ante Valencia Basket / Fuente: Euroliga

Una segunda línea de garantías

Una de las principales virtudes de este equipo es la cantidad de jugadores capaces de marcar la diferencia que tiene. Al margen de los dos guerreros ya mencionados, Vladimir Micov, Michael Roll, Arturas Gudaitis, Nemanja Nedovic o Kaleb Tarczewski son activos de un gran nivel para prácticamente cualquier plantilla de la Euroliga. Si bien la temporada del escolta con pasado en España no quedará para el recuerdo, cabe destacar la evolución que está desarrollando el pívot norteamericano, especialmente en la segunda vuelta del campeonato. Tarczewski, a base de grandes defensas, intensidad en el rebote, y cada vez un abanico más amplio de recursos para anotar más allá de un efectivo pick and roll, se está transformando en uno de los centers más dominadores del panorama europeo.

Además, la buena labor de la dirección deportiva italiana no se iba a estancar en verano puesto que, con la campaña en desarrollo, firmó al base Keifer Sykes y al escolta Drew Crawford, dos auténticos francotiradores desde el perímetro que facilitan considerablemente las resoluciones ofensivas.

Kaleb Tarczewski haciendo un mate / Fuente: Euroliga
Kaleb Tarczewski haciendo un mate / Fuente: Euroliga

La reacción, ahora o nunca

Al igual que le ha sucedido a Panathinaikos, uno de sus rivales en la caza de puestos clasificatorios, Armani Milano se ha estancado en una duna de la que no consigue salir. Ocho derrotas en los últimos diez partidos han frenado en seco la velocidad de crucero que presentaban los chicos de Messina. Bien es cierto que el calendario que todavía tienen por delante no entraña una dificultad extraordinaria, pero la resurrección debe llegar ya si no quieren descolgarse definitivamente de la lucha. El margen de error no es minúsculo, sino inexistente. Un pinchazo en el momento más inesperado, pondría fin a la andadura europea del equipo italiano.