La vida ha sonreído al bueno de Kemba Walker, regalándole un buen equipo al que parecía que se iba a retirar en la franquicia que a día de hoy es propiedad de Michael Jordan. Unos Hornets ajenos al éxito y suscritos a las zonas nobles de la clasificación desde su fundación. La ciudad de Charlotte es novata en esto de tener un equipo NBA, pese a ello ha tenido que lidiar con varios cambios de franquicia. Pese a que los Hornets, a día de hoy en Charlotte, se instauraron en la ciudad de Carolina del Norte; tuvieron que vivir un cambio de denominación, pues en la temporada 2004-2005, el equipo de la ciudad de Charlotte pasó a llamarse Bobcats.

Brillando en la sombra

En los últimos años, además de la figura de Jordan al frente del proyecto, en el ámbito financiero, si hay que destacar a una figura en los Hornets, ese es Kemba Walker. El actual base de los Celtics tuvo que lidiar por el ostracismo que le premió en su momento la novena posición del draft propiedad de unos Bobcats sin rumbo. En Bobcats, el bueno de Kemba gozó de oportunidades, pero brillar en un equipo sin un objetivo claro en la liga, era fácil para un anotador compulsivo como lo era él. Así fue como año temporada tras temporada el jugador nacido en el Bronx de Nueva York iba mejorando sus números, hasta convertirse en unos de los anotadores más preciados de la NBA. Su rendimiento individual, contrastaba con el pésimo bagaje de los suyos. En su primera temporada, cosechó uno de los peores récords de la historia de la NBA (7-59), la suerte no cambió mucho los años venideros, pues en las ocho temporadas que disputó para Charlotte, sólo en dos de ellas finalizó con récord positivo, jugando en ambas playoffs.

El día de los 60 puntos

El cambio de aires era una necesidad, Kemba Walker debía explotar su baloncesto lejos de esa franquicia anclada al fracaso. La prueba más fehaciente de la situación de Walker, se produjo el 18 de Noviembre de 2018. En el duelo que enfrentaba a los Hornets, frente a los Sixers; el base de Charlotte anotó la friolera de 60 puntos con 21-34 tiros de campo y 6-14 triples, sin fallar además ningún tiro libre. Una actuación colosal que no sirvió para que los suyos se llevaran la victoria. Jimmy Butler fue providencial en la prórroga dando la victoria a los suyos anotando la canasta ganadora y taponando el último tiro de Charlotte. Dos días después hizo lo mismo, anotando 43 puntos en la victoria frente a Boston Celtics. La temporada finalizaría para Kemba sin jugar playoffs, promediando 25’6 puntos por noche y siendo incluido en el tercer mejor quinteto de la competición.

Lealtad a Charlotte 

Nadie reprocha el rendimiento individual de Kemba Walker, pues a base de trabajo se ha erigido como uno de los mejores anotadores de la NBA. El traspaso era una opción más que real para un Kemba que venía realizando ciertas declaraciones en cuanto a su futuro. Kemba no se planteaba cambiar de aires, pese a que era una necesidad. El verano de 2018, previo a su explosión como anotador total, Walker descartó la opción de firmar por Nueva York, afirmando querer ser un Hornet durante mucho tiempo. La alegría en casa Jordan duró un año más; en el verano de 2019 y tras no cerrar la renovación, Kemba probó suerte en la agencia libre.

Llegada a Boston Celtics 

Los 160 millones por cinco millones que ofrecieron los Hornets y la necesidad de un base titular por parte de Boston Celtics, fueron argumentos más que de sobra para que Kemba Walker aceptara los 141 kilos por las próximas cuatro temporadas en Massachusetts. Kemba Walker se unía a un equipo aspirante al título ocupando el sitio que había dejado el intento fallido de Kyrie Irving. Pese a que sus prestaciones ofensivas se han reducido debido a la irrupción anotadora de Jayson Tatum, la aportación en pista de Kemba Walker se ha visto mejorada. El objetivo de luchar por hitos mayores ha cambiado el juego de un base acostumbrado sólo a anotar en Charlotte. Esperando a ver cómo se resuelve la temporada, podemos afirmar que la vida ha cambiado para Kemba Walker. Acostumbrado a brillar con sus highlights en las derrotas, ha empezado a priorizar el valor colectivo sobre el individual, en un equipo con un núcleo compacto y preparado para triunfar. Los años en el segundo plano de Charlotte han acabado.