Todo comenzaría el 25 de junio de 2015, en el Barclays Center. Era el día del Draft de la NBA, una de esas ocasiones en las que el mundo del baloncesto se une para presenciar la llegada de las futuras estrellas a la liga. El Draft comenzaría sin sorpresas, con la elección de Karl-Anthony Towns en el primer puesto por parte de Minnesota Timberwolves. En segundo lugar, turno de Los Ángeles Lakers, que venían de una de las peores temporadas de su historia. Con su pick escogieron al base proveniente de Ohio State, D’Angelo Russell, y no a Jahlil Okafor, algo que para muchos fue una sorpresa.

Llegada a la NBA

Llegaba así, con tan solo 19 años, a una de las franquicias más laureadas y con más focos de la liga, ingredientes perfectos para truncar su carrera. Desde el principio, el rendimiento no fue el esperado, exceptuando algunos destellos como el partido de los 39 puntos y el famoso “Ice in my veins”, y era más conocido por sus problemas extradeportivos que por su juego. Además, que fuese la última temporada de Kobe tampoco ayudaba a su desarrollo.

En su segunda temporada, su juego mejoró en algunos aspectos, pero seguía siendo insuficiente para un número dos del Draft. Terminó la temporada con 15’6 puntos y 4’8 asistencias de promedio, pero sin convencer ni a los aficionados ni a la franquicia. Esta sensación se hizo evidente cuando el 21 de junio de 2017, el base fue traspasado a los Brooklyn Nets junto a Mozgov a cambio de Brook Lopez y el pick 27 del próximo draft, dejando la franquicia angelina tras dos años decepcionantes.

NBA.com
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Una nueva oportunidad

Comenzó su temporada en Brooklyn a gran nivel, acercándose a los 20 puntos de promedio en los primeros doce partidos. Pero entonces llegó una desafortunada lesión de rodilla que le apartó dos meses de las pistas, pudiendo apenas volver para los últimos partidos de la temporada. Una vez acabada, se centró en mejorar su juego y forma física durante todo el verano.

Con un tono físico muy mejorado, entró en su cuarta temporada con ganas de demostrar por qué fue número dos de su Draft. Tras un comienzo dubitativo, el equipo alcanzó una magnífica racha de siete victorias consecutivas, comandados por un D’Angelo a nivel estelar. Tal fue su explosión que fue uno de los seleccionados para disputar el All-Star. Además, clasificó a la franquicia para los Playoffs (derrota vs Sixers en primera ronda). Terminó la temporada con medias de 21 puntos y 7 asistencias y con la sensación de que su estancia en Brooklyn iba a ser larga.

Nada más lejos de la realidad, pues el 1 de julio de 2019, el base sería traspasado a los Warriors en un Sign & Trade a cambio de Kevin Durant, firmando un contrato de 117 millones de dólares por 4 temporadas.

Paso fugaz por Warriors

En uno de los primeros partidos de la nueva temporada, Curry se rompió la mano y D’Angelo quedó al mando de un equipo irreconocible, que desde los primeros partidos se situó en el último puesto de la Conferencia Oeste. Llegó al mercado invernal alternando lesiones con grandes partidos (52 puntos vs Wolves) y con numerosos rumores de traspaso. Estos se cumplirían, pues el 6 de febrero de este año, puso rumbo a Minnesota a cambio de Andrew Wiggins.

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Tras solo 33 partidos con Warriors en una temporada de transición para él, nos encontramos ante su situación actual, recién llegado a su cuarta franquicia en cinco años. Ahora comparte equipo con su gran amigo Towns, en una franquicia joven y llena de expectativas. Veremos si ha encontrado definitivamente su casa, o si los Wolves son un paso más en su emocionante carrera.

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