Finalmente en Berlín acabó la travesía del desierto para el `rey`nostálgico. Después de cuatro intentos fallidos de forma consecutiva, con una final y tres semifinales perdidas casi todas ellas de la misma manera, el CSKA de Moscú recuperó su corona como campeón de Europa después de ocho años (Madrid 2008). El gigante ruso suma su séptima Euroliga en una final que tuvo que ganar dos veces, pues deperdició 20 puntos de ventaja (50-30 al descanso), 16 de ellos tras un infame último cuarto al estilo de los de 2012, 2014 y 2015. A diferencia de esas ocasiones, Fenerbahçe no logró consumar la remontada y la final se decidió en la prórroga, donde CSKA se mostró superior.

La primera parte fue un auténtico recital de baloncesto por parte del conjunto de Dimitrios Itoudis. Con un excelente juego de pase (12 asistencias al descanso), una defensa presionante que encontraba situaciones de dos e incluso tres contra uno y con una serenidad asonmbrosa para encontrar casi siempre la mejor opción ofensiva, CSKA tenía el título en su mano. Pero Obradovic, sin duda el mejor entrenador en la historia del baloncesto europeo, demostró nuevamente su capacidad. En el descanso sus declaraciones eran contundentes: "Hemos jugado una muy mala defensa en la primera parte, concediendo muchas canastas fáciles. Es increíble. Necesitamos más carácter e inteligencia".

El desarrollo del tercer cuarto también resultó favorable al CSKA. Aunque el nivel de juego de los rusos decayó de forma evidente, parecían tener el partido bajo control. Itoudis dosificaba a De Colo y Teodosic, mientras Jackson y Higgins mantenían la renta adquirida. Pero el desastre llegó en el último período. CSKA dilapidó 16 puntos de ventaja con un nefasto juego de ataque liderado por sus estrellas De Colo y Teodosic y por mérito de 'Zeus' Obradovic. Con 72-57 favorable a los moscovitas a falta de 7:56 para el final del partido Zeljko pidió un tiempo muerto inusual para un entrenador que luce ocho Euroligas en su palmarés. Era el tiempo muerto propio de un técnico trabajador, de un joven incansable e indómito. Y volvió a pasar. Fenerbahçe creyó en sus posibilidades y Dixon empató la final. De Colo, elegido MVP de la Final Four, perdió el balón y Sloukas anotó la canasta que se presumía decisiva. La última jugada fue un disparate, con Teodosic y De Colo a punto de perder nuevamente la bola, el francés lanzando un triple horrible pero apareció Khryapa para palmear desde una posición lejana para lo usual y salvar a su equipo de la derrota.

A pesar de que Sloukas situó a Fenerbahçe por delante al comienzo de la prórroga con un gran triple (83-86), la intensidad defensiva de los turcos no fue la misma y, cuando lo fue, los colegiados lo penalizaron enviando a De Colo y Teodosic demasiadas veces a la línea de tiros libres. Un triple increíble de Datome hizo pensar que los de Obradovic podían volver a remontar, pero no ocurrió. El título se les escapó por la escasa aportación de Vesely (siete puntos) y Bogdanovic (seis puntos en 30 minutos) y por el horrible porcentaje en tiros libres (27/39) al que contribuyó sobremanera el propio Vesely (1/10).

El único 'rey' que llegaba a Berlín estuvo cerca, muy cerca del jaque mate por parte de la 'dama' Fenerbahçe, pero termina la cita recuperando su corona. Al frente, el peculiar Dimitrios Itoudis, que al terminar el partido no pudo controlar sus emociones sabiendo que buena parte de su carrera como entranador estaba en juego. En la que es solo su tercera temporada como entrenador principal (segunda en Moscú), Itoudis ha visto de cerca el abismo del fracaso abosluto ante su maestro, mentor y amigo Obradovic, pero lo ha sorteado y espera construir una dinastía al frente del CSKA. Para ello cuenta con el respaldo del presidente Andrei Vatutin y con los enormes recursos económicos de la entidad.