La Selección Española comenzó el partido algo lenta, descolocada. Sin embargo, supieron mantener el tipo y defenderse de unos belgas ultra motivados y que querían demostrar que hay que tomarles en serio. Pese a eso, España se defendió, hasta que ocurrió lo inesperado.

Corría el quinto minuto de partido cuando Sergio Llull subía el balón con rapidez para intentar sorprender a la defensa belga. Fue entonces cuando, tras un pequeño choque con Jean Salumu, el de Mahón cayó al suelo. Se escucharon sus gritos. El jugador del Real Madrid había apoyado muy mal el pie, dejando su rodilla en una posición complicada. Saltaron las alarmas.

Este momento fue clave tanto para el partido de ayer noche, ya que dejó a sus compañeros muy tocados anímicamente, como para los partidos que se avecinan, así como el Eurobasket y el principio de temporada del Real Madrid.

Y es que, al terminar el partido, las pruebas confirmaron lo peor. Sergio Llull sufrió una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. Una lesión que estremece a cualquier aficionado al baloncesto solo con oírla. Este ligamento ha echado por tierra temporadas enteras y el caso de Llull no será la excepción. Su tiempo de baja se estima entre seis y nueve meses, lo cual le dejaría fuera, por lo menos, hasta 2018.

De aquel momento en adelante, el combinado español no volvió a sentirse cómodo. Como si su mente hubiese migrado a otro lugar, los jugadores parecieron perseguir sombras durante toda la primera mitad, en la que no se sacaron a su compañero de la cabeza. Tanto en defensa como ataque, los españoles parecían estáticos, sin movimiento alguno más allá de un par de pases y unas rotaciones hechas con más pena que gloria.

Los belgas aprovecharon la primera mitad para sacar ventaja, sobre todo en el segundo cuarto, durante el cual el combinado español no tuvo respuesta alguna. En la segunda mitad las diferencias de juego se redujeron, pero nunca la distancia en el marcador, que iba creciendo cuarto a cuarto.

Juan Carlos Navarro se prepara para el que será su último torneo con la selección. | Fotografía vía www.feb.es/
Juan Carlos Navarro se prepara para el que será su último torneo con la selección. | Fotografía vía www.feb.es

España fue incapaz de recuperarse de un golpe anímico que les dejó muy pero que muy tocados. Sin embargo, el juego de la selección también dejó mucho que desear. Las ayudas defensivas llegaban tarde y sin mucho criterio, mientras en ataque no se conseguían llevar a cabo una sola jugada mínimamente elaborada.

Por otro lado, los belgas se encomendaban a sus estrellas, que anotaban con relativa facilidad ante la pasividad de la defensa española. Hervelle destrozó a España con sus 18 puntos, sus seis rebotes y su casi 54% de acierto, saliendo como titular y jugando 24 minutos contra la primera unidad española. Mientras tanto, Emmanuel Lecomte utilizaba su efectividad para anotar 15 puntos en tan solo seis tiros de campo (83,3% de acierto) y Gillet aportaba otros 14 puntos y un +18 en pista. Ambos jugadores fueron claves desde el banquillo y dejaron a la segunda unidad sin opciones.

En el caso de España, no hubo mucho que destacar más allá de la anotación de Pau Gasol en el interior, que consiguió 12 puntos con un 80% de acierto. Sergio Rodríguez intentó aportar chispa durante el intento de remontada en el tercer y último cuartos pero, pese a que consiguieron recortar algo, las cosas no quedaron así durante demasiado tiempo.

La única manera en que la selección era capaz de anotar era a partir de tiros libres, apartado en el que arrollaron a sus rivales, lanzando 32 por los ocho que intentaron los belgas. Los balones al poste y las faltas que sacaron fueron la solución de una selección sin ideas, que deberá mejorar de cara a sus próximos compromisos.

La lesión de Llull va a ser una baja vital para España en el Eurobasket, pero hay que asumirlo y actuar. La selección debe sobreponerse a las dificultades y volver a buscar una manera de competir. Y es que eso es algo que nunca puede echarse en cara a los españoles.