Se suele decir que lo más complicado en el deporte no es llegar a la cima, sino mantenerse en ella. Algo similar le ha ocurrido esta temporada al Real Madrid de baloncesto. El equipo venía de cuajar grandes campañas en el aspecto liguero, siendo campeón sin excesivos problemas en los últimos dos años. Además, la consecución de la Euroliga en 2015 y de la Copa del Rey desde 2014, avalaban que el equipo estaba manteniendo un buen nivel, explicando con ello su dominio en España. La última campaña de los de Pablo Laso no ha sido precisamente mala, pero si se compara con las anteriores, sí se nota un ligero descenso en la confianza y en el nivel baloncestístico de la plantilla. Por diversos motivos, el Real Madrid solo ha podido repetir campeonato de Copa del Rey ante el Valencia, en una final muy ajustada como había ocurrido en los últimos años. En Liga, llegaron a la final, pero se vieron superados por un gran Valencia que completó su venganza, y pasó por encima de los blancos desde el segundo partido de la final. En Europa, el resultado tampoco fue el esperado, el equipo logró colarse en la Final Four pero se vio apeado por un magnífico Fenherbache, que terminaría siendo campeón. El cuadro dirigido por Obradovic demostró su superioridad en la cancha, poniendo en jaque a los blancos y demostrando que algo había cambiado en el Real Madrid.
La ausencia de Sergio Rodríguez
El chacho fue uno de los jugadores insignia en el Real Madrid en los últimos años. Con su salida hacia la NBA, el equipo perdió a uno de sus mejores organizadores del juego. Un jugador capaz de revolucionar el partido cuando era necesario y de calmar el ritmo cuando más le convenía al conjunto madrileño. El equipo ha notado su ausencia, poniendo en ocasiones de manifiesto la necesidad de ese líder que surgiera en los momentos más peliagudos para solventar el problema, o para cerrar un partido que podía ponerse peligroso. El gran juego exterior de Sergio Rodríguez y su espectacular manejo de la bola han sido algunas de las cualidades que ha echado en falta el equipo este último año. Si bien es cierto que Sergio Llull ha estado a su mejor nivel y ha conseguido tapar algunas carencias de la plantilla, la salida del chacho lastró en parte al grupo.
La juventud
El Real Madrid cuenta en sus filas con jóvenes promesas que apuntan muy alto y que ya han despuntado pese a su corta edad. Luka Doncic se ha doctorado en esta última campaña, dejando de ser ese niño de la cantera para ser una de las piedras angulares del quinteto, pero para bien o para mal, la juventud también tiene sus pegas. La falta de experiencia en momentos clave y la dificultad para saber leer el juego en situaciones complejas, han sido las pegas de Doncic esta temporada. Con 18 años es casi imposible mantener la calma total en situaciones límite y la presión juega un factor clave. Dicho lo cual, si Doncic continúa varios años en el club, se convertirá en el líder que necesitan, y esa inexperiencia se transformará en veteranía y habilidad.
Otra de las claves por las que el Real Madrid ha bajado algo su nivel este año ha sido la salida de una de sus grandes promesas, Willy Hernángomez. El pivot se marchó a la NBA en busca seguir creciendo profesionalmente, y su marcha también supuso un bajón de nivel en el equipo. Willy ha cuajado una temporada aceptable en suelo americano, demostrando ser otra de las claves del éxito de los blancos. Poco a poco ha ido ganando minutos en los Knicks, hasta ser un jugador importante y llegando a logra dobles-dobles que dieron un empujón al equipo neoyorquino.
La hora de la verdad para los veteranos
Este ha sido quizás el aspecto más criticado de la pasada campaña. La decisión de Pablo Laso de no incluir en algunos momentos clave a Felipe Reyes o a Andrés Nocioni, llegó a desesperar a algunos aficionados. La veteranía y amplia experiencia de estos dos jugadores se vio eclipsada por la apuesta por los jóvenes. Una de las principales características del Real Madrid dominante de los últimos años fue dar minutos a jugadores como Felipe o el chapu cuando más lo necesitaba el equipo. Jugadores a los que no les tiembla la muñeca en el último cuarto o que saben imponerse desde el principio al rival. Esos puntos bajo tablero de Felipe faltaron en algunos momentos del curso pasado, frenando el avance del equipo. Laso prefirió apostar más por los jóvenes o por el juego exterior de Jaycee Carroll.
Este cúmulo de situaciones ha significado que el Real Madrid no reinara con tanta autoridad como en temporadas pasadas. No obstante, la temporada tampoco ha sido un desastre, ya que el equipo ha logrado otra Copa del Rey y volver a estar en la final de la ACB y en la Final Four. Los aficionados siempre quieren más, o al menos mantener el nivel si ha sido bueno, algo en lo que el equipo blanco ha flaqueado este curso. Laso tiene una nueva temporada en el horizonte para reestructurar la plantilla y devolver al equipo a lo más alto de cada competición. No se puede estar en lo más alto todos los años, pero el conjunto blanco trabajará para recuperar su hegemonía y sobre todo ese dominio característico dentro de la cancha que tantos éxitos le ha dado.