Incompresnsible e ilógico. A nadie era capaz de pasársele pr la cabeza que el Bilbao Basket iba a pasar apuros en la primera fase de Eurocup, sobre todo tras haber cosechado cuatro victorias y haber comprobado el parco nivel de los equipos de una competición que a primeras de cambio presenta un cartel más que asequible para cualquier equipo de la mejor liga de Europa. Pero claro, añádase el matiz de que quien compite ha de precisar unos mínimos. Unos mínimos que el Bilbao Basket hoy por hoy no cumple.

Al Elan Chalon tan solo le bastó con hacer el trabajo que se le ordenó mientras veía cómo, poniendo nada más que un poco de oficio, el Bilbao Basket se desmoronaba como un castillo de naipes. Tampoco fue una derrota amplia, imposible sabiendo la gran distancia que separa a los jugadores de uno y otro equipo. Sin embargo, de nada te vale ser mejor individualmente cuando no sabes jugar el equipo y no tienes a nadie capaz de gestionar la adversidad. Ahora mismo al Bilbao Basket solo le salva la remotísima posibilidad de que el Belgacom Spirou, ya eliminado y último de grupo, consiga dar la campanada  venciendo al EWE Baskets a domicilio para seguir con la mínima posibilidad de seguir vivos en la competición.

La praxis radica en que hubo equipo que encestó los triples en los momento verdadermente oportunos y no como fuego de cobertura para nadar contra corriente y remontar deprisa y corriendo.

Difícil partido se avistaba ya con el comienzo del choque. 12-3 en tres minutos de juego para llegar a los cinco con Álex Mumbrú en tres faltas personales y Raul López con dos. Superados ya sea por la tensión, el nerviosismo o el desinhibido juego de los franceses, solo Kavaliauskas conseguía acercar a los de Rafa Pueyo que miraba impertérrito cómo la Eurocup comenzaba a pender de un hilo. Los locales seguían con su propia copla de la mano de Aboudou, que acabó sumando diez puntos en los diez primeros minutos. Sin embargo, los 'MIB' apretaron un poco en la pintura y consiguieron marcharse al primer intermedio con 24-17, excesivo premio.

El segundo cuarto, la dupla Raül-Pilepic fue la encargada a golpe de triple de sanar la herida del Elan Chalon ya que por dentro, los jugadores visiantes eran incapaces de provocar daño. De esta manera, y con el triple como única arma, el conjunto de Rafa Pueyo se ponía 37-36 con jugadores como Vrkic o Gabriel "missing".

Solo ocho minutos de baloncesto

Ya en el tercer periodo se pudo ver a un Bilbao Basket mas reconocible. Eso sí, sin ningún tipo de brillo, pero con capacidad de imposición al rival, tanto con Raül como sin Raül en pista (cuando ya se pensaba que ese barco hace tiempo que había zarpado) pudo ponerse a 9 puntos del rival, encadenando buenas defensas (¿o desaciertos rivales?) y ataques con criterio. Sin embargo, la realidad volvió a zancadillear a los de negro. De nuevo concesiones en defensa para que los franceses anotaran cuando debían hacerlo.

Nadie diría, tras ver el partido, que el Bilbao Basket anotara mas triples que el Elan Chalon. Sin embargo, las estadísticas no engañan, puesto que los vascos se impusieron 11 a 7 en aciertos mas allá del perímetro. Sin embargo, la praxis radica en que hubo equipo que encestó los triples en los momentos verdadermente oportunos y no como fuego de cobertura para nadar contra corriente y remontar deprisa y corriendo. El último cuarto fue una alegoría de las miserias del Bilbao Basket. Un equipo (el local) solo tuvo que dejarse llevar y anotar (sin necesidad de recurrir a la fortuna) cuando fue por debajo, mientras que el otro equipo (el visitante) se autodinamitaba sus aspiraciones fallando tiro tras tiro desde la línea de castigo y perdiendo de manera incomprensible el balón a segundos del final.