El baloncesto en la vida de José Luis Abós se convirtió en algo más que una simple afición. Nacido en Zaragoza en el año 1966 formado en el colegio La Salle Gran Vía de la capital aragonesa, y licenciado en INEF, dio sus primeros pasos en las canchas de baloncesto de clubes maños como Helios, Boscos o El Olivar.

Su presencia en la Federación Aragonesa de Baloncesto, como Director Técnico, le servía para seguir creciendo e impregnar su método de trabajo, un guión basado en la disciplina y la perfección. Su debut en ACB, de la mano de Mario Pesquera, como segundo entrenador, venía con el club de su ciudad, el entonces Natwest Zaragoza, en la temporada 1992-1993. Dos temporadas más tarde, ahora ejerciendo de mano derecha de Alfred Julbe, seguiría saboreando las mieles de la máxima competición española.

Decidido a escribir su camino, se embarcaba en solitario en la dirección de un equipo, como primer entrenador. Cajabilbao y Breogán de Lugo serían sus próximos destinos, y compitiendo en LEB le llegaba una oportunidad de oro. El nuevo siglo empezaba para Abós en Estados Unidos, como asistente de Dave Odom en la Universidad de Wake Forest, en la liga NCAA, equipo en el que pasó la temporada 1999-2000.

En su regreso a España, el Bàsquet Inca le recibía como director de su proyecto en LEB, y tras un paréntesis de una campaña, en la que se trasladaba a Girona como segundo entrenador, Abós regresaba al club insular, donde recibía la confianza suficiente como para encargarse de la plantilla LEB durante tres temporadas (del 2005 al 2008).

En Inca se forjó una reputación y una trayectoria que le abrían unas puertas que habían quedado entornadas, aún no cerradas del todo. En la temporada 2009-2010, Willy Villar depositaba su total confianza en él para dirigir al CAI Zaragoza, y desde abajo, ascendiendo al equipo de LEB Oro a ACB, Abós cerraba el círculo que había empezado a dibujar hacía 15 años.

Querido y respetado en Zaragoza, José Luis Abós se convirtió en el maestro al que escuchar, admirar y del que aprender, de igual manera que él mismo lo hacía antes de formar parte de la élite baloncestística española. El minuto de silencio con el que se le rendía homenaje en Fuenlabrada muestra, de manera más que sincera, el hueco que ha dejado en la plantilla aragonesa (fuente: canal ACB.com)

Palmarés

El ex técnico aragonés ha gozado de gran prestigio en el CAI Zaragoza. Además, José Luis Abós consiguió una medalla, pero no en el conjunto aragonés. El entrenador obtuvo el título de la medalla de plata en el Europeo Sub-21 de Estambul, como ayudante de Gustazo Aranzana. Después, ya llegó al club maño, dónde fue campeón de la Liga LEB Oro en la temporada 2009-2010. Desde entonces, su palmarés no paró de crecer. Él logró incluir al CAI Zaragoza en la lucha por la Copa del Rey en la campaña 2012-2013 y llegó hasta semifinales disputando eliminatoria para el título liguero. Además, metió al conjunto maño en las semifinales de la Copa el Rey la temporada pasada.

Por toda su labor en el club aragonés como técnico, el ayuntamiento de Zaragoza le nombró “Zaragozano Ejemplar” en la comisión extraordinaria de Participación Ciudadana. De esta forma, fue premiado por su trayectoria tanto personal como profesional. Otro premio que le han concedido es la Insignia de Oro por la Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB) por la carrera del entrenador aragonés, a título póstumo. Su ayuda al crecimiento del CAI Zaragoza y por tanto al de la Liga Endesa han sido determinantes para otorgarle este título.

El CAI, más que un club para Abós

Cuando en la temporada 2009/2010, José Luis Abós cogía las riendas del CAI Zaragoza -recién descendido la temporada anterior- , se encontraba un equipo compacto y con claras aspiraciones de ascender de nuevo. Sería esa misma temporada cuando el objetivo se cumpliese. Desde entonces, el técnico maño no cesó en su deseo de convertir al CAI en un conjunto de élite, y se puede decir que lo consiguió.

Abós llevó a un equipo llamado a ser modesto en la ACB, hasta convertirse en uno de los más competitivos. Ha transformado el Príncipe Felipe en una cancha casi infranqueable, y en la que hay que sudar tinta china para lograr la victoria. Compromiso, actitud y respeto hacia todos y cada uno de los jugadores que han pasado por sus filas. Y por ello, no es extrañar que se haya convertido en uno de los entrenadores más queridos de España.

Tras dos años rozando los puestos de playoff, sería en la campaña 2012/2013 cuando lograra colarse entre los ocho mejores de la ACB (cayendo en semifinales), y además llegando hasta la semifinal de la Supercopa y los cuartos de final de la Copa del Rey. Su nombre y el del conjunto rojillo cada vez estaban más presente entre los aficionados y los medios de comunicación. Un proyecto ilusionante que se había forjado de la nada. La humildad y el respeto siempre llevados a la enésima potencia, pero sin miedo a nadie.

En 2013/2014 también lograría colarse en los puestos de playoff -esta vez caería en cuartos de final-, apeó al anfitrión de Copa y llegó hasta las semifinales de la misma, y, por si fuera poco, cumplió el sueño de toda una ciudad. Su primera participación en la Eurocup se resolvería de manera sobresaliente, consiguiendo incluso la clasificación para la segunda fase.

Ahora el CAI Zaragoza pierde a su cabeza visible. Al actor principal en cada uno de los éxitos, y protagonista secundario (por decisión propia) en las celebraciones. Un proyecto que siempre ha crecido a pasos agigantados, y que ahora deberá afrontar la vida sin su principal muro de carga.

Una despedida durísima

Un funeral siempre es algo difícil de afrontar: los sentimientos siempre aparecen, de manera natural y sincera, y aunque cada cuál elige cómo vivir las pérdidas que sufre en su vida, estas citas sirven para demostrar el cariño que se le sigue profesando a la persona que nos deja. En el caso de José Luis Abós, no fue para menos; con la Basílica del Pilar de fondo, más de 1000 personas se acercaban a despedir al maestro, al querido Pepelu, al líder de un proyecto en el que toda la capital aragonesa se vio implicada, en el que todos remaban juntos.

El punto de inflexión en esta ceremonia fue el momento en el que Eva Bosch, la esposa de Abós, leía una carta escrita por él mismo. En la misiva, el entrenador destacaba los amigos que ha cosechado a lo largo de sus años como entrenador, y le agradece a este deporte el poder haber encontrado amigos verdaderos.

"Cuando pensaba que la vida de los demás seguía mientras yo tenía que apartarme y que poco a poco me olvidarían, me llenó de felicidad y de emoción el día de la presentación ver la ovación, las pancartas, las camisetas de ánimo. Me emocioné como no lo he hecho en la vida" es uno de los fragmentos dirigidos a la afición rojilla, siempre pendiente del estado de salud de su capitán.

IMAGEN: El Periódico de Aragón

José Luis Abós se marcha demasiado pronto, pero deja tras de sí el recuerdo de haberse dedicado a su mayor pasión, y tras haber cumplido el sueño de todo zaragozano amante del baloncesto. Entrenar al CAI Zaragoza en la máxima competición nacional. Tal y como él dijo en su carta póstuma, “he podido entrenar en el equipo de mi corazón. El CAI. Y he vivido los mejores momentos de mi vida en el Príncipe Felipe. Me he sentido querido allí y el calor que me dio su afición me acompañara allá donde vaya”.

Con un “gracias a la vida porque lo he tenido todo” se despedía en las que serán las últimas palabras escritas de su puño y letra que veamos. Abós encumbró unos valores que serán eternos en la capital aragonesa. Su dedicación y amor el club son indudables. "Y el respeto de la gente es la muestra de que lo ha hecho bien a lo largo de la vida". Gracias por todo, coach.

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