El pabellón italiano no imponía lo suficiente como para que el CAI Zaragoza empezara el partido tan cauto, mostrándose muy prudente en todas y cada una de sus acciones. Estos nervios propiciaban que el equipo maño perdiera demasiados balones y no definiera de manera cómoda, acusando la responsabilidad que el partido entrañaba.

Grissin Bon Reggio Emilia, por su parte, jugaba un baloncesto seguro. Desde la línea exterior presentaba su mejor argumento, y castigando la poca defensa de los aragoneses convertía cuatro de nueve triples intentados.  El CAI aún estaba aterrizando en el Paladozza Arena, y mientras lo hacía, los locales estaban penalizando su desconexión a base de un juego rápido y efectivo. Aunque la defensa italiana no era la mejor que podía ofrecer el conjunto de Bolonia, el intercambio de puntos le favorecía y finalizaba el primer cuarto dominando 22 a 19.

El CAI se pone manos a la obra

Tras un primer período en el que los aragoneses pagaban cara la poca exigencia defensiva y las oportunidades desaprovechadas en ataque, se proponían explotar sus puntos fuertes y empezar a marcar distancias en el electrónico. Rasko Katic se convertía, entonces, en el clavo al que agarrarse para dar la vuelta al partido.

El segundo parcial de los maños, de 18-26, venía precedido de una defensa más sólida en el segundo cuarto

El juego interior del CAI, protagonizado por el jugador serbio, daba otro aire al ataque maño. Asociado a la perfección con Pedro Llompart, sumaba desde cerca del aro e iniciaba el que sería el mejor momento de los rojillos hasta el momento.

La defensa maña empezaba a dar señales de vida, frenando la alta anotación de los italianos y forzándolos a buscar más opciones de juego para sumar. El baloncesto a placer que había practicado el equipo italiano parecía haberse esfumado, a lo que el CAI respondía con ataques más seguros y con más efectividad. El juego colectivo, liderado por Llompart, surtía efecto en las filas mañas, y guiaba hacia el descanso con una mejor versión del CAI. Dos triples seguidos del mismo Llompart y de Joan Sastre cerrarían la segunda mitad, con el 40-45 al descanso.

Tras el paso por los vestuarios, el CAI se afanaba a marcar distancias en el marcador, y lo conseguía de manera muy rápida. A ocho puntos por encima, el partido parecía ponérsele de cara, pero un parcial de 2-10 para los locales le traía de vuelta a Bolonia, y le obligaba a seguir trabajando para cosumar el triunfo. Grissin Bon Reggio Emilia volvía al juego cómodo, con tiros sin apenas oposición, y empezaba un recital ofensivo que no favorecía a los intereses maños.

Los de Joaquín Ruiz parecían superados por el conjunto transalpino, y les costaría mucho dar con la tecla que trajera, de nuevo, los puntos al casillero rojillo. Sería Katic el que devolviera las buenas senaciones al ataque maño, y frenados por una defensa zonal italiana, los aragoneses se marchaban al úñtimo cuarto con un empate a 60.

El mejor baloncesto aragonés

Los cinco puntos seguidos de Marcus Landry daban inicio a los últimos diez minutos, que decidirían quién se llevaba el triunfo de la pista boloñesa. El encuentro, totalmente abierto y con posibilidades de victoria para ambos equipos, mostraba las distintas opciones de juego que presentaba cada plantilla. Los locales, muy seguros de su acierto exterior, optaban por buscar los tiros lejanos, opción reforzada por la poca oposición que presentaba CAI en este terreno. Los maños, con un Llompart excelso, preferían confiar en el juego colectivo, buscando las acciones corales para sumar, y la dirección de juego del balear, que acabaría el partido con 13 asistencias, guiaba a los rojillos hacia su objetivo.

Contando con segundas opciones para anotar en cada acción, y dejando en la pista su versión más seria y efectiva, el CAI Zaragoza se imponía a Grissin Bon Reggio Emilia por 75-87. El triunfo, sumado a la victoria de Paris Levallois ante Telekom Baskets Bonn clasifica a los maños, a falta de una jornada para que finalice la fase de grupos, para el Last 32.