Los de Ricard Casas no pudieron dar una alegría a los apenas dos mil aficionados que poblaban un desértico Pabellón Pisuerga, en un partido que se decidió por la calidad de los participantes. Y ahí los vallisoletanos estuvieron la mayor parte del choque en inferioridad de condiciones. La anotación en la pintura y los tiros libres decidieron un encuentro que no tuvo demasiada historia a partir del tercer cuarto.    

Por su parte, los tinerfeños con esta victoria, la undécima en su casillero, confirman prácticamente de forma matemática que estarán un año más en la Liga Endesa. El conjunto aurinegro, de mayor potencial que el morado, basó su victoria en su calidad anotadora, destacando de forma exponencial Luke Sikma, que obtuvo 39 de valoración y fue una pesadilla para los de Pucela

Buena salida del CB Valladolid

Resultaba complicado recordar una entrada tan floja en Pisuerga, al menos en un partido ACB. No llegaban a mil los espectadores que ocupaban sus localidades al comenzar el choque. Algo que contrastaba curiosamente con el lleno total del palco, con ausencia reseñable, eso sí, del alcalde León De la Riva. El silencio que inundaba el pabellón cual vaho espectral dotaba de un aire aún más extraño a un partido de por sí rodeado de circunstancias extrañas. Especialmente por el descenso matemático de los locales, aunque el horario nocturno de un lunes tampoco invitaba precisamente a acudir al polideportivo de Arturo Eyries. Luego fue llegado algo más de público, pero el ambiente en cualquier caso fue impropio de un partido de la Liga Endesa.

Sin embargo, nada de esto pareció comprimir inicialmente al CB Valladolid, que salió muy intenso y con ganas de agradar a la escasa parroquia congregada. Iván Martínez estuvo muy activo en ataque durante los primeros minutos, al igual que su par, Nico Richotti, por parte del CB Canarias. Ambos se repartieron las acciones ofensivas en los primeros compases, con ligera ventaja para el equipo morado (11-6). El canterano del Pucela cometió rápidamente sus dos primeras personales y se fue al banquillo, sustituido por Andjusic.

Los tinerfeños fiaban todo a la línea de 6,75, ejecutando ataques veloces, estilo habitual en ataque de los de Alejandro Martínez. La táctica no les salió muy bien y los vallisoletanos, con Drenovac como estilete, se marcharon por 7 y obligaron al técnico visitante a parar el partido.

Guerra ofensiva

Tras el tiempo muerto, los dos equipos parecieron desentenderse de sus obligaciones defensivas y se produjo un intercambio de canastas por ambos bandos, la mayoría desde la larga distancia. Especialmente palpable la relajación del CB Valladolid, que fue bien aprovechada por Levi Rost y Richotti para poner el 26-24 a falta de un minuto y medio para el final del primer cuarto.

Ricard Casas detuvo el partido pero sus pupilos no entendieron bien el mensaje y el CB Canarias basó su juego en Chagoyen. El exmorado superó claramente a Haritopulos y lideró los últimos ataques del primer período, que finalizó con empate a 28.

El segundo cuarto comenzó por los mismos derroteros. Escasa intensidad defensiva y lanzamientos librados. Todo un festín para tiradores como Mack y Andjusic, que se pusieron las botas. El CB Valladolid se escapó nuevamente en el marcador (40-32). Pero el racheado equipo de Casas dio la de arena después del tiempo muerto pedido por CB Canarias y mostró nuevamente todas las carencias defensivas que ha arrastrado durante toda la temporada. Déficit que acompañaría a los morados hasta la conclusión del choque.

El Iberostar Tenerife, sin forzar la máquina y con Levi Rost como ejecutor, endosó un parcial de 2-11 a los vallisoletanos en un visto y no visto (42-43). El cuadro morado se atascaba en el ataque posicional, con un Pepe Pozas menos clarividente de lo habitual y malas lecturas. Andjusic cedió la responsabilidad ofensiva a Omari Johnson en los últimos compases de la primera mitad. Pero el CB Canarias, mucho más sólido en esa fase del partido, se fue a los vestuarios con una mínima ventaja (46-48).

CB Canarias sentencia en el tercer cuarto

Los visitantes salieron con el cuchillo entre los dientes tras la reanudación. Con la premisa muy clara de castigar por dentro al CB Valladolid, tremendamente endeble en esa parcela. Empezó el festival de Sikma, bien secundado por Kickert, para los aurinegros, que martillearon una y otra vez la canasta rival, abriendo brecha (46-54). Bien es verdad que a la superioridad en la pintura del CB Canarias se unió el hecho de que Ricardo Uriz se merendó a la defensa de perímetro local y encontró vías de agua continuamente.

Un par de decisiones arbitrales bastante protestadas por el público –que en Pisuerga suele hacerse oír más para reclamar a los colegiados que para animar– parecieron espolear a los pucelanos, aunque los de La Laguna seguían muy estables en su juego. Todo lo contrario que el conjunto de Casas, atascado sin remisión en el ataque posicional.

Tras un tiempo muerto a falta de cuatro minutos para el final del tercer cuarto, el CB Canarias dio un salto definitivo tras imponer un parcial de 11-0 que condujo a un marcador de 57-72. A partir de ahí el Valladolid intentó remar sin éxito, algo a lo que la parroquia morada ha estado más que habituada esta temporada, pues en Pisuerga este año se ha visto en demasiadas ocasiones lo de morir en la orilla.

Último cuarto de trámite

El inicio del cuarto período volvió a ser un intercambio de golpes. Cada canasta de los de Casas era contestada en la pintura por los jugadores del conjunto canario. Impotentes los Omari Johnson y compañía debido a una diferencia física evidente, trataban de evitar las canastas a base de faltas personales que en muchas ocasiones se saldaban con 2+1 del rival, emergiendo por encima de todos las figuras de Sikma y Kickert. El primero cerró su actuación con 39 de valoración, lo que le vale para ser MVP de la Jornada.

Los últimos minutos solo sirvieron para constatar el carácter anotador de Armon Johnson, que transformó 15 puntos en apenas 7 minutos de juego, jugando de go to guy. Individualista pero al menos con corazón, el norteamericano intentó agotar las pocas posibilidades que le quedaban al equipo. Sin embargo, a cada canasta del de Nevada le sucedía una del conjunto amarillo.

Varias decisiones arbitrales más que dudosas terminaron por cavar la tumba de un conjunto al que, tras el descenso matemático, le faltó corazón para afrontar el encuentro. Sin el físico ni el talento de gran parte de los de la capital castellana, hoy la única manera de plantar cara a un conjunto superior era plantear un partido duro. Sin embargo esto no fue así y los de Casas volvieron a perder. Un partido más. Y ya van…. Veintiséis.

La peor temporada de la historia del CB Valladolid se está haciendo eterna en Pisuerga

 

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Sobre el autor
Alberto Blanco Paredes
Pucelano por los cuatro costados, me dedico a esto del Periodismo porque siempre me encantó escribir y más si era sobre algo relacionado con Valladolid. Incluso en una época de mi vida, cuando la galera no dominaba tanto mi existencia, me dio por escribir un libro. Ahora, desde el barco en el que remo sin descanso, intento engañar a la triste lógica relatando las victorias del Club Baloncesto Valladolid y del Real Valladolid. E incluso, desafiando por completo a la razón, trato de seguir escribiendo libros...