Fin de año. Toca recapitular y los últimos 365 días han dado para mucho en todo lo referido al Baloncesto Sevilla. En estas fechas tan señaladas lo positivo prima sobre lo negativo, y eso es bueno. Porque lo bueno debe valer más que las adversidades encontradas, y en este 2015 la entidad hispalense ha encontrado muchas, tanto en lo deportivo como sobre todo en lo institucional. Pero, de momento, de todas ellas ha conseguido salir al frente, superar los diferentes ‘match-ball’ con los que ha tenido que lidiar y hacerse más fuerte para así aprender de los errores. Y todo ello lo ha hecho de la mano de su afición, la cual se ha mostrado al lado de los suyos en los momentos más delicados y demostrado que Sevilla quiere a su baloncesto.

Y es que este 2015 que ahora termina ha dejado una de las más amplias páginas escritas en la historia de la entidad sevillana, la cual comenzó con un mes de enero agitado en el sentido más amplio. El club llegaba al nuevo año después de perder por 20 puntos en San Pablo contra Andorra, caer por 40 en casa de Baskonia y llevarse un duro varapalo frente a Manresa en suelo andaluz. Pero el año nuevo no comenzó con una vida nueva, ya que en el primer partido clavó la rodilla ante Herbalife. La situación era de lo más delicada y todo parecía pender de un hilo, con jugadores, técnico y dirección cuestionados. Todos (algunos más que otros) estaban en el punto de mira. Entonces, tras perder contra Telenet Ostend en Eurocup por 63-94, el entrenador Scott Roth afinó la mirilla de su fusil y comenzó a disparar.

El tsunami desencadenado por Scott Roth

Aquel 7 de enero después del correctivo belga, el norteamericano salió a la sala de prensa de San Pablo, acompañado de un Berni Rodríguez que actuó como traductor, con la firme intención de no dejar títere sin cabeza: “Intentaron traer a cuatro entrenadores y todos rechazaron el trabajo. Si yo me voy seguirán con el mismo problema, estarán con seis jóvenes y cuatro mayores. Puede venir cualquiera, Pedro Martínez, Aíto o Laso, que el escenario sería el mismo”, afirmó para continuar atacando a la dirección deportiva: “Hemos gastado mucho dinero en Watts y Thames, que lo están haciendo bastante mal. Yo sólo elegí a un jugador, a Berni. El resto no fue cosa mía. No escogí al staff, ni elegí a mis americanos”, sentenció antes de reafirmarse en su puesto alegando sentirse “orgulloso de cómo” estaba “llevando esta situación”.

Scott Roth: "Hemos gastado mucho dinero en Watts y Thames. Yo solo pedí a Berni"

Aquella rajada monumental, en la que se comparó con “Phil Jackson, Aíto o Pablo Laso”, desencadenó una serie de medidas, unidas a su vez al declive que seguía viéndose del equipo en la cancha. Al día siguiente se despidió al ala-pívot Dane Watts, y como los resultados no acompañaron, la cabeza del propio Scott Roth rodó, con razón y para beneplácito de gran parte del cajismo. La derrota ante Lietuvos el día 21 en Eurocup sirvió para  ponerle el sello de despedida (de mutuo acuerdo) y meter un día más tarde en el mismo sobre a Xavier Thames, a quien también cortaba el club sevillano.

El técnico Scott Roth dirigiendo un partido del Baloncesto Sevilla en Eurocup 14/15 (Imagen: Solobasket).

Sin entrenador principal, Audie Norris volvió a sentarse como técnico del equipo en la jornada 18 en Tenerife, donde también cayó el Baloncesto Sevilla, mientras se perfilaba el mercado en busca de un técnico de garantías que consiguiera salvar el estropicio de temporada que el equipo estaba llevando a cabo. La primera pieza que llegó para comenzar a encauzar la situación fue Kirk Penney, quien firmó hasta final de temporada. Y justo antes de terminar el frenético mes de enero que supuso en las oficinas de San Pablo, llegó el entrenador. Luis Casimiro pasaría a liderar el banquillo cajista, solo 24 días después de ser despedido por el Fuenlabrada.

Efecto Casimiro y #SevillaNoSeRinde

Nada más bajarse del AVE, el manchego se puso el mono de trabajo, del cual tenía mucho por delante, y rápidamente el equipo notó el aire fresco que había entrado en un vestuario que parecía llamado a corromperse. El ‘efecto Casimiro’ llegó con tres victorias consecutivas bajo el brazo en la Liga Endesa, la primera ante Valencia Basket, seguida de las que logró luego frente a CAI Zaragoza y Bilbao Basket. Entre medio, el CB Sevilla se impuso al Telenet en tierras belgas y cerró su participación en la Eurocup perdiendo contra el Turow, quedando eliminado de la competición continental, con solo dos triunfos en su grupo del ‘Last 32’. Como si de un bumerán se trata, tras los tres partidos de los que había logrado salir airoso, el equipo de Luis Casimiro obtuvo sendas derrotas en los tres envites siguientes: UCAM Murcia, Fuenlabrada y Real Madrid.

En ese momento, el club hispalense decidió sumar una pieza más para que el engranaje pudiera terminar de rodar de forma óptima. A mediados de marzo, se puso en marcha la campaña ‘Sevilla No Se Rinde’, con la que la entidad llevó a cabo una serie de acciones para levantar a la ciudad y que esta luchase junto a su equipo por un objetivo necesario para todos: mantenerse en la ACB. Faltaban diez jornadas para el final de liga, seis de ellas en casa, por lo que la entidad hizo promociones para cada uno de los envites como local que restaban, comenzando por el del Estudiantes. Además, la directiva se reunió con las diferentes peñas que acompañan jornada sí y jornada también al equipo en San Pablo, y cuando se puede lejos de él, se puso en marcha el hashtag #SevillaNoSeRinde en las redes sociales y se forraron las paredes del vestuario con mensajes de apoyo de sus seguidores.

Los capitanes Álex Urtasun y Berni Rodríguez con los mensajes de apoyo de los aficionados (Imagen: CB Sevilla).

Club, jugadores y afición tuvieron una conjura de la que esperaban recoger sus frutos. Y estos sobre la pista se dieron. El equipo se mostró más compacto y consistente, con un ataque más dominador que el que se había visto con Scott Roth. De los 70’61 puntos a favor que promedió el CB Sevilla durante la estancia del binomio Roth-Norris al frente del banquillo, se pasó a los 81’89 en los partidos que Luis Casimiro lo dirigió. Seis finales marcadas en rojo en el calendario eran las que iban a tener lugar, frente a Estudiantes, Obradoiro, Baskonia, Unicaja, Herbalife y Joventut. Solo ante los vitorianos y los grancanarios cayó el conjunto en la Avenida de Kansas City, las cuales fueron respuestas con victorias en Manresa y Guipúzcoa, lo cual permitió al Baloncesto Sevilla confirmar (en lo deportivo) su estancia en la Liga Endesa una temporada más. El balance con Casimiro fue de nueve victorias y siete derrotas, dejando al equipo en la 15ª posición de la tabla al final del campeonato (12 triunfos, 22 derrotas).

Kristaps Porzingis y la noche de las estrellas

La competición terminó el 24 de mayo de manera satisfactoria, y solo un mes después el cajismo volvió a ponerse el traje de gala para vivir una noche apasionante. A buen seguro, nunca antes hubo tantos sevillanos pendientes de un Draft de la NBA como del del pasado 25 de junio. Tres eran los integrantes de la ya por entonces recién acaba temporada del Baloncesto Sevilla inscritos para ser seleccionados por alguna de las franquicias de la mejor liga de baloncesto del planeta: Kristaps Porzingis, Willy Hernangómez y Nikola Radicevic. Dos criados en la casa y otro (Willy) hecho hombre en San Pablo, donde militó durante dos cursos.

El letón copaba todos los focos, encandilando a sus dos compañeros acompañantes. Se especulaba con una posición alta del joven Kristaps, entre los diez primeros y con los más halagüeños situándole en el ‘top-five’. Su elección en cuarto lugar por los New York Knicks rompió muchas quinielas, haciendo descorchar varias botellas de champán en Liepaja, su ciudad natal. Por su parte, Willy y Niko fueron elegidos en segunda ronda. Mientras que al pívot lo eligieron los Philadelphia 76ers en la posición número 35, traspasándolo a los Knicks esa misma noche, el base serbio quedó en la 57 de mano de los Denver Nuggets.

Kristaps Porzingis fue seleccionado en el número cuatro el pasado Draft de la NBA (Imagen: Newsday).

Espantada de Meythaler, necesidad de un comprador

Sin tiempo ni siquiera para la resaca, la parroquia del otrora Caja San Fernando se quitó el smoking para verse al borde del precipicio. Antes del verano se había ido gestando una situación que en verano se confirmó tan real como límite: la supervivencia del club estaba en serio peligro. 28 años de historia y en vísperas de su 27ª temporada consecutiva en la ACB corrían peligro de quedar en solo un recuerdo, ya que el fondo de inversión Jefferson Capital Funding había dejado en (y con) la estacada al CB Sevilla.

Un año después de irrumpir Jeffrey Meythaler como propietario del club, este volvía a manos de Caixabank que nuevamente exigía la llegada de un comprador que permitiera alargar la vida del Caja. Este hombre de negocios utilizó a la entidad hispalense como un juguete con la que sacarle tajada a sus operaciones, queriendo sacar partida de los contratos de hombres como Porzingis o vinculando a varias empresas relacionadas directamente con su figura con el propio club para sacar tajada, como publicó EL MUNDO. Dane Watts y Derrick Byars, junto a sus respectivos pasaportes ‘cotonous’, también fueron un negocio.

El 21 de julio los aficionados cajistas salieron a la calle para pedir la continuidad del club

La sinvergonzonería del que se disfrazó de dueño de una entidad histórica y su ínfima estancia en Sevilla llevaron la indignación del cajismo a la hipérbole, mientras que quienes sentían y padecían verdaderamente el club, con Fernando Moral a la cabeza, se movían por encontrar a un comprador que asegurase la viabilidad y su estancia en la ACB. La afición se echó a la calle el 21 de julio para pedir una solución y alzar la voz por su equipo. El hashtag #TodosConelCBSevilla se propagó por las redes sociales y personalidades de las instituciones públicas como Juan Espadas se implicaron en la salvación de la entidad.

Muchos fueron los contactos y los nombres vinculados al Baloncesto Sevilla como posibles compradores, pero el final feliz acompañado de puntos suspensivos llegó el 5 de agosto de la mano de Caixabank. La entidad bancaria, debido a la gravedad del asunto y como medida excepcional, tomó la decisión de recuperar la propiedad del club, ejerciendo la opción de compra que tenía sobre las acciones de Meythaler. Eso sí, con la condición de seguir buscándose durante la temporada a una figura que adquiriese dichas acciones.

Caixabank recompró, concediendo una vida extra

La vida extra estaba concedida y Sevilla podría seguir disfrutando así del mejor baloncesto. Tocaba por tanto instalarse en una falsa calma después de la incertidumbre vivida, y desde el club no tardaron en ponerse manos a la obra para devolver la ilusión perdida, lo cual se encargaron de hacer a modo de fichajes. Del curso anterior solo quedaban Radicevic, Berni Rodríguez, Oriola y Balvin, el resto eran agua pasada.

El 12 de agosto se puso el cimiento sobre el que debía virar el proyecto, renovando el contrato del técnico Luis Casimiro para que comandara a los hispalenses en su nueva aventura en la Liga Endesa. Al día siguiente se renovó al pívot Ondrej Balvin, una operación estrechamente relacionada a la figura del entrenador. El checo no había gozado de protagonismo con Scott Roth y el manchego le otorgó a su llegada los minutos que le faltaban. El jugador había llegado incluso a pensar en su salida, con Gran Canaria esperándole en caso de querer marcharse de San Pablo. Pero Casimiro jugó un papel importante para retener al talento centroeuropeo, como él mismo reconoció.

En 27 días el CB Sevilla confeccionó la plantilla de cara a la temporada 2015/16

Las fechas siguientes fueron a noticia por día. El 17 se confirmó el regreso de Scott Bamforth a la que había sido su casa, el 18 la llegada desde Barcelona de Bostjan Nachbar, el 19 la contratación de Nenad Miljenovic, el 20 la renovación del capitán Berni y el 21 la firma de Ladontae Henton. Es decir, el grueso del equipo está ya formado. Tras cuatro días de respiro, se dio a conocer que Tomeu Rigo formaría parte del primer plantel sevillano, a lo que acompañó dos días más tarde el fichaje de Uros Slokar y luego de Jermaine Anderson. En la primera semana de septiembre llegaron Emanuel Cate y Alfonso Sánchez, quien cerraba la plantilla del nuevo CB Sevilla, construida en tiempo récord, tan solo en 27 días.

Scott Bamforth y Berni Rodríguez en la presentación de la campaña de abonados del club (Imagen: CB Sevilla).

Inicio de temporada gris que han logrado reconducir

Con nueve caras nuevas se plantó el Baloncesto Sevilla en la pista de Obradoiro para iniciar la Liga Endesa 15/16 el 11 de octubre, después de realizar su pertinente pretemporada que quizás sirvió para acrecentar las expectativas depositadas en la confección del bloque cajista. Pero de Fontes do Sar el Baloncesto Sevilla se volvió con las manos vacías después de ver cómo le habían caído desde todos lados. La puesta en escena fue paupérrima, como también lo fue la actuación del equipo de Casimiro en la segunda jornada en casa frente al FC Barcelona. Dos derrotas entre las más abultadas de su historia, a la que siguió otra en casa del Herbalife Gran Canaria, esta vez sí, compitiendo en la segunda mitad. Contra UCAM Murcia, en la cuarta jornada, pese a perder fue completamente diferente y ya en la quinta fecha de la actual liga sí logró el triunfo, en la pista de Montakit Fuenlabrada.

Cinco victorias, ante Fuenla, Unicaja, Guipuzkoa, Joventut e Iberostar Tenerife 

Desde ahí el equipo mostró una versión bastante diferente a la ofrecida en los primeros envites, logrando imponerse a Unicaja, Guipuzkoa, Joventut e Iberostar, y cayendo con Bilbao, Valencia, Baskonia y, por último, en la cancha de Estudiantes para cerrar el año. La pésima imagen mostrada ante los madrileños, la cual se asemeja a la de los primeros partidos, deja un sabor amargo en un equipo que estaba yendo hacia arriba y que, gracias a lo reñida que esta la competición y lo barata que están de momento los puestos de Copa, incluso ya había quienes soñaban con verse en febrero en Galicia. Pero en el Barclaycard Center de Madrid, el Baloncesto Sevilla recibió una ‘torta’ de realidad, señalándole todo lo que le queda aún por pulir. Depender tanto del ataque, por ejemplo, no es buena señal para un equipo que debe preocuparse más en defender, ya que sustenta sus victorias en la parcela ofensiva. Y el día que las cosas no salen de cara en la canasta contraria el triunfo se les resiste.

La lesión de Radicevic y la adaptación de los nuevos

Y entre partido y partido, al Caja le ha salido una piedra en el zapato que va camino (por no decir que lo es ya) de convertirse en roca, o más bien en (Jermaine) ‘Rock’ (Anderson). En verano Niko Radicevic tuvo que operarse de una peritonitis que le impidió estar en el comienzo del campeonato. Pero luego una lesión de cadera sufrida al término de la temporada anterior le causó más estragos de los esperados, hasta tal punto de tener que someterse a una operación en octubre. La recuperación está siendo satisfactoria pese aunque su vuelta no está fijada (podría ser en febrero), pero mientras tanto el puesto de base lo ha echado en falta. Pese a su juventud, el serbio se había mostrado con galones el curso pasado. La idea del club era que Anderson fuera el base experimentado que complementara a Niko y a su vez Miljenovic fuese ganando experiencia tras su salto de competición.

Henton y Miljenovic han evolucionado, lo cual no han hecho ni Anderson ni Slokar

Sin embargo, el gran contratiempo de la lesión ha hecho que Radicevic no esté y que este hecho se haya visto agravado por el bajo rendimiento que está dando hasta ahora el canadiense. El de Toronto no está, y tampoco parece que se le espere. Con creces está siendo el peor fichaje de este verano y el puesto de director de juego lo ha pagado caro en múltiples ocasiones, aunque en los últimos encuentros Miljenovic ha asumido responsabilidades y se ha mostrado mucho más cómodo en la pista. Su actuación frente a Iberostar sirvió como prueba de ello. En la línea de Nenad se ha mostrado Henton, quien también ha ido a más en las últimas fechas, viéndose potenciado por la lesión de Bamforth, mientras que como pareja de Anderson se encuentra Slokar, que no termina de aportar demasiado.

Nenad Miljenovic y Pierre Oriola se abrazan tras vencer a Iberostar Tenerife (Imagen: ACB Photo).

Sin duda, los líderes de este equipo son Scott Bamforth, Berni Rodríguez y Bostjan Nachbar. Ellos tres son los más destacados en lo que a estadísticas individuales se refiere, aunque el esloveno lleva un mes flojeando y en el que Casimiro ha visto como no es tan necesario como se presuponía, ya que sin su brillantez se han logrado también triunfos y otros jugadores han aparecido en su lugar, como es el caso de Oriola.

Recuperar la mejor versión de Nachbar debe estar si no en los propósitos para el año nuevo del Baloncesto Sevilla sí en su carta a los Reyes Magos. En esa misma también deberían aparecer la recuperación de Radicevic, un base y un pívot nuevos (por qué no) y sobre todo un comprador. Alguien o algo, ya sea persona o empresa, que ponga el dinero sobre la mesa para que un club histórico como es el Baloncesto Sevilla, el Caja, siga en la élite, siga vivo. Porque ni Sevilla ni el cajismo se rindieron, en 2016 no deben permitir que se rindan por ellos.