Parece calcado. Dos temporadas, dos gotas de agua. Aunque el agua no es tan limpia como a todo aficionado y simpatizante de Estudiantes le gustaría, hay muchas similitudes entre el año 2013 y 2014 en el club del Ramiro de Maeztu.

Nuevo sponsor y a arreglar el desaguisado

Estudiantes comenzaba el año con energías renovadas. La parte de la temporada 2013/14 encasillada en año 13 había sido desastrosa, con un juego tétrico y pobre que dejaba al equipo sumido en las posiciones de descenso. Algunos partidos se habían decidido por detalles, pero el balance general era malo y merecido. Con nuevo patrocinador, la operadora de telefonía Tuenti Móvil, llegaba un soplo de aire fresco en materia económica. El club necesitaba dinero como el comer. Por ejemplo, algunos de los que se habían ido (caso de Carl English, por ejemplo) seguían sin cobrar alguna nómina atrasada. La recuperación se tradujo también a la cancha.

Un peleón Guille Rubio, la clase de Uros Slokar y la incorporación final del guerrero Fede van Lacke no sólo dieron otro cariz a la plantilla, sino que aportaron algunas características que Estudiantes necesitaba para ser un equipo regular.

Remontada y salvación

El equipo seguía perdiendo más de lo debido, pero ahora era ante rivales de entidad y mostrando una imagen muy diferente a la de principios de liga. La Copa del Rey fue el bálsamo del equipo, y eso que no la jugó. Ese resuello competitivo fue la chispa que encendió definitivamente la mecha del buen juego colectivo.

El equipo comenzaba a remontar en la clasificación. Algunos, como Rabaseda o Colom, no daban lo esperado y Vidorreta introdujo cambios cruciales. Poner a Andrés Miso a jugar de base fue uno de ellos. Otra de las claves fue la mejora de “El pollo” Marko Banic, que se convirtió en referencia y liberó de ese peso a un Dejan Ivanov que con tanto atino había soportado. La guinda final fue la recuperación del contrato de Lucas Nogueira, que se había suspendido cuando el jugador brasileño decidió parar para tratarse con calma los problemas que atravesaba una de sus rodillas.

Todo estaba ya encauzado. La salvación matemática se consiguió en Madrid ante Río Natura Monbus Obradoiro. El Estu se podía permitir afrontar sus últimos partidos sin nada que perder (ni que ganar, claro).

Verano de mucho cambio

El período estival comenzaba con la fatal noticia de la muerte de Carlos Montes y la salida de “Bebe” Nogueira hacia EE.UU. para buscarse las habichuelas. El club no podía trabajar a pleno rendimiento porque estaba a expensas de lo que decidiera Lucas, que finalmente fue traspasado y fichado en la NBA por Toronto Raptors. La cantidad que se ingresó por el pívot brasileño fue el punto de partida para que comenzara la reestructuración del equipo.

Kyle Kuric no renovó y se marchó a Herbalife Gran Canaria. Tampoco lo hicieron Marko Banic ni Dejan Ivanov, así como un Andrés Miso que también sería agente libre. Muchos huecos que rellenar. Mientras la prensa era consciente de la negociación con Nacho Martín y Pep Ortega, se anunció sorpresivamente que Javi Salgado era el primer fichaje. Como diría Vidorreta después, era la pieza sobre la que empezar a construir.

Al tiempo que llegaban Salgado, Martín y Ortega y que Juancho Hernangómez subía a la primera plantilla, tres canteranos salían cedidos en dirección Adecco Oro (LEB): Edgar Vicedo, Fran Guerra y Darío Brizuela. Una decisión que no gustó mucho entre los aficionados. Más tarde llegó Stefan Bircevic, que posteriormente ganaría la medalla de plata en el mundial de España con la selección serbia. Y, por último, los americanos Diamon Simpson y James Nunnally. Era una plantilla corta.

Nada sale como estaba previsto

Las prioridades estaban claras. El objetivo era Copa o Playoff. Gente de mucha experiencia lideraba el proyecto. La abultada victoria ante Gipuzkoa Basket en el primer partido de la nueva temporada sería un espejismo ante lo que luego vendría.

El equipo comenzó a dar una imagen muy pobre, que nada se parecía a lo que quería transmitir. Los tiros no entraban y ni el ataque ni la defensa funcionaban. El punto culminante de tal horror fue el partido ante Baloncesto Sevilla que tanto recuerda Txus Vidorreta en ruedas de prensa, donde Estudiantes ganaba de diez al descanso y perdió de diecisiete al final del partido contra el colista en una de las segundas partes más bochornosas que se recuerdan en el Palacio de los Deportes (renombrado en verano como BarclayCard Center).

No sólo en cancha se vislumbraba algo muy malo. Vidorreta comenzó a ser tremendamente cuestionado por la afición y muchos de ellos pidieron su cabeza ante el mal juego del equipo. James Nunnally, que venía con la tarea de liderar al equipo en anotación, no encontraba su sitio y su adaptación era muy lenta. Y Stefan Bircevic se resintió de problemas físicos que derivaron en una lesión por estrés con la que estaría dos meses de baja. Todo son problemas en la casa del pobre.

Recuperación y círculo perfecto

Uros Slokar llegaba con contrato temporal para suplir la baja de Bircevic y el club cortaba el contrato de James Nunnally. Ahí empezó el rearme. El partido ante Bilbao Basket fue el punto de partida, con una defensa mucho más sólida y ataques menos embarullados. El balance clasificatorio era muy desfavorable, aunque las sensaciones ya eran otras. Y se confirmó ante el Real Madrid, donde se produjo el primer milagro de un mes de diciembre tremendamente positivo para Estudiantes. Se perdieron dos partidos por un punto y otro por dos, y se remató la machada ante los grandes en el Palacio con la victoria ante el F.C. Barcelona. Estudiantes se situaba con sólo cuatro victorias y ocho derrotas, pero habiendo derrotado a los dos grandes de la liga. Una situación made in Estu.

El año acababa con el gran fichaje de Pietro Aradori y las dudas sobre la renovación de Slokar. Durante esos meses habían debutado en ACB jóvenes como Juan Llorente, Ander Martínez o Waly Niang. El equipo estaba cogiendo forma de nuevo, la comunión comenzaba a ser capital y, sin opciones de Copa, se pensaba en conseguir cuantas más victorias fueran posibles para afrontar algún otro objetivo en 2015.

Lo que cerró el círculo definitivamente en una figura bastante paradójica fue la renovación de contrato con el patrocinador principal, Telefónica, pero bajo una nueva marca. Tuenti Móvil dejaba paso a Movistar.

Fuente: Gigantes del Basket

Economía de guerra, permanencia, búsqueda de la estabilidad en la inestabilidad, veteranía, futuro y esperanza pueden ser algunos de los conceptos que resumen el año 2014 de Club Estudiantes.