Un playoff final como este sólo se podía resolver por la vía épica. Nada de regalos. Entrenador expulsado. Jugadores caídos. Protestas a los árbitros. Y un último período inverosímil en el que un Real Madrid mermado ha rozado la hazaña de la remontada.

El Barça abre brecha al anotar los seis primeros intentos de triple 

La tensión del match ball se vive desde el salto entre dos. El Barça aprieta los dientes y el Madrid se muestra demasiado pendiente de la protesta, y del gesto de "ya lo veía venir", que del juego. Así, los ataques se suceden tirando a insustanciales -minutos de tanteo y técnica al banquillo visitante- hasta el primer punto de inflexión: un triple de Boki Nachbar para poner el 14-7. Magnífica serie final del ala-pívot esloveno. El Barça no fallaría un tiro de tres puntos en diez minutos; enfrente Rudy se erige en protagonista y -como es habitual- objeto de las iras del respetable, al que se le atraganta el mejor jugador del rival.

El Barça ametralla desde el perímetro -con Oleson primero y Abrines después- para disparar la diferencia en el marcador hasta los 12 puntos (45-33, minuto 17). Un momento crítico en el partido que Laso gestiona con acierto sin el Chacho Rodríguez en pista, mermado por tres faltas y tres pérdidas de balón, fuera de foco el MVP en los duelos del Palau. Un parcial de 0-8 baja los decibelios del graderío y enturbia la confianza de los locales que fallarían los últimos cuatro lanzamientos de tres antes del descanso. ¿El mejor del Madrid en esos minutos? Felipe Reyes, con 8 puntos en 6 minutos en pista. Enorme el capitán blanco.

Laso se hace el harakiri

La reanudación trae novedades: espabila Papanikolau y Darden suma un 2+1. El Madrid se pone a dos (49-47, minuto 22) y el choque gana en carga eléctrica. Nada comparado con la tormenta que se iba a desatar poco después...

Y es que en el minuto 24 Pablo Laso se indigna (y reindigna) con sendos 2+1 pitados en favor del colosal Ante Tomic. Protesta y protesta hasta que se gana la expulsión entre el recochineo de la grada ("que bote Pablo Laso") y con la 'recompensa' de un parcial de 9-2 para el Barcelona (61-49). 

Es díficil valorar si la expulsión del entrenador del Real Madrid es justa o no. Lo que es un hecho es que ha perdido los nervios y dejado sin norte a un equipo cabizbajo y huérfano de figuras como el protestón Mirotic y del Chacho más deslucido del curso. Los rostros del banquillo madridista, un poema a falta de un cuarto de hora del final. 

Con todo a favor, los de Xavi Pascual se resisten a cerrar el partido y el pundonor de los hombres interiores -a falta de tiro exterior: 4/21 en triples- del Madrid achanta las distancias y el tercer cuarto se cierra con un prometedor +8 blaugrana.

La batalla se resuelve con un giro inesperado

Tomic percute el aro rival. Suma y suma (22 puntos, máximo anotador del partido) imparable y el gigante Mejri cae lesionado entre lágrimas. Con 71-61 a falta de 8 minutos el guion de la final se asoma a la resolución. Y el Barça -otra vez incapaz de rematar- se asoma asimismo al abismo de la indefinición. Pasarán seis minutos sin anotar en jugada. Seis minutos. Lo justo para que los blancos igualen el marcador (76-76, minuto 39) con Sergio Llull desatado. Dorsey y Nachbar han caído por faltas, Lorbek no está y Todorovic no cuenta: quedan el exhausto Tomic y Maciej Lampe. Se masca la tragedia.

Pero la final de Liga nos depararía un último y delirante giro de guion. Con el equipo en shock, ausentes los tiradores y agonizante el héroe croata el balón le llega en la esquina a Lampe. Y el outsider polaco clava un triple para el recuerdo. 79-76. Son sus primeros y únicos puntos en el partido. Puntos que bien valen un campeonato, el más inopinado que levanta el Barça en muchos años.