Otro clásico llegaba al Palau Blaugrana. Tras la decepción en Euroliga, el Barcelona volvía a encarar un partido frente a su máximo rival. A diferencia del encuentro europeo, en el que los azulgranas se jugaban poco más que el orgullo, los locales querían demostrar que su situación en liga es muy diferente y que van a luchar por ella.

Esa fue la actitud que mostraron desde buen inicio los chicos de Pesic, que mostraron un ritmo en ambos lados de la pista que el Real Madrid fue incapaz de igualar. Alimentando el ataque a partir de la defensa, el Barça fue capaz de construir su ventaja y construir una victoria más que valiosa.

Los azulgranas dominaron el partido en todo momento y controlaron al Madrid constantemente. Mantuvieron a los blancos a raya durante los 40 minutos y se llevaron una victoria que les dará mucha confianza más allá de su valor numérico.

El gran nivel de juego mostrado por los azulgranas, que dieron 22 asistencias y perdieron solo seis balones, no obtuvo respuesta alguna por parte del Real Madrid, que sufrió bastante en ciertas fases del encuentro. La victoria terminó siendo de 22 puntos, la máxima ventaja conseguida en liga por los azulgranas desde diciembre de 2009, cuando se impusieron, también al conjunto blanco, por 57-79.

Ruge el Palau

El conjunto dirigido por Stavislav Pesic comenzó el partido con una verdadera declaración de intenciones. Los azulgranas anclaron su defensa y crecieron a partir de ella. Desde el principio del encuentro, se mostraron más que serios bajo su canasta, limitando mucho el juego del Real Madrid.

Por otro lado, los locales movieron el balón de manera magistral desde el inicio del partido. Los exteriores, además, estuvieron más que activos, con Koponen y Heurtel liderando la ofensiva en los primeros minutos. Con un primer parcial de 8-2, el Barcelona sentó las bases del partido, que continuó avanzando en su rumbo hasta que lograron marcharse por 16-6.

Fue ahí cuando el Real Madrid realizó un pequeño empujón y consiguió acercarse. Con un buen parcial, los blancos terminaron el primer cuarto remontando hasta ponerse a siete puntos. Esa inercia continuaría en el inicio del segundo periodo, en el cual los visitantes consiguieron apretar el partido.

Ante Tomic realizó un gran partido ante su ex equipo. | Fotografía: Noelia Déniz (VAVEL.com)

Un buen inicio y dos canastas sin réplica azulgrana los colocaron a tres puntos y les dieron la confianza para continuar atacando. La defensa azulgrana no tenía la intensidad ni fluidez del primer periodo, y los blancos sabían que era su momento.

Ahí comenzó un buen tira y afloja entre ambos conjuntos, que llegaron al 30-27. El Madrid parecía más fuerte que nunca y el Palau sufría, pero su momento estaba por llegar. Gracias a una canasta de Oriola y dos triples de Koponen y Ribas, los azulgranas anotaron ocho puntos consecutivos y volvieron a poner tierra de por medio.

El Palau Blaugrana rugía y los locales olían la sangre. El momento para atacar era el idóneo, y los locales no dejaron pasar la oportunidad. Con otro gran parcial de 7-2, los de Pesic cerraban una primera parte maravillosa y dejaban a su máximo rival a 16 puntos (45-29).

Tras un primero cuarto que terminó con la sensación de haber podido conseguir mucho más, los azulgranas supieron recomponerse en el segundo periodo y aprovechar mucho mejor sus oportunidades para anotar. El partido estaba donde el Barcelona lo quería.

Hay hambre en Barcelona

El inicio de la segunda parte iba a ser vital para el devenir del encuentro. La inercia del Barcelona era más que positiva, pero el equipo de Laso no puede darse nunca por muerto. Sin ir más lejos, ya se vio en la final de la Copa del Rey lo que es capaz de hacer este equipo si se muestra el menor signo de relajación.

En esta ocasión, sin embargo, los locales no querían dar signo alguno de debilidad. El discurso de Pesic debió de calar en el descanso, porque los resultados fueron obvios. Los azulgranas saltaron al parqué como verdaderas locomotoras. Heurtel, con cinco puntos, y Claver, con otros dos, lideraron un parcial inicial de 7-0 para los locales, que no quisieron dar opción alguna a la respuesta blanca.

A partir de ahí, parecía que lo más sensato era controlar le partido y jugar con el resultado. Sin embargo, el poderío ofensivo de los madridistas era una amenaza constante, y el Barcelona no podía sentirse seguro en ningún momento. Es por eso que se negaron a quitar el pie del acelerador y continuaron apretando las tuercas a los hombres de Laso, que no eran capaces de encontrar la solución.

Ofensivamente, el Real Madrid conseguía mejorar sus registros, pero sufrían cada vez más y más defensivamente. Tanto Moerman como Oriola hacían valer su movilidad para atacar los puntos más débiles del rival, que no parecía tener respuesta a su calidad ofensiva.

Además, la fuerte defensa de los azulgranas les permitía salir a la contra con cierta frecuencia, matando dos pájaros de un tiro e imposibilitando cualquier reacción por parte de los madridistas. Fue gracias a eso que pudieron realizar otro empujón al final del tercer periodo, logrando marcharse por 26 puntos y dejando el partido visto para sentencia.

El conjunto recibió una gran ovación de todo el Palau Blaugrana. | Fotografía: Noelia Déniz (VAVEL.com)

El tiempo se acababa para el real Madrid. Con diez minutos por delante y 26 puntos por remontar, debían gastar su último cartucho en los primeros instantes de este último periodo. Como no podía ser de otra manera, los blancos salieron como una exhalación y buscaron romper las líneas azulgranas desde el inicio. Y, aunque lo hicieron, nunca fue suficiente.

Los blancos apretaron los dientes más que nunca en ataque, pero el Barcelona hizo lo propio. Los locales mantuvieron a sus rivales siempre a raya. La buena actitud y concentración de los locales los llevó a los últimos minutos con un gran colchón y la tranquilidad de tener los deberes hechos.

Los últimos instantes de partidos no fueron más que un trámite para ambos conjuntos, que aprovecharon para dar tiempo a los menos habituales. El partido moría poco a poco y el Barcelona cerraba una gran victoria con la que daba más que un golpe sobre la mesa.

Pese a los problema sufridos todo el año, el conjunto azulgrana tiene clara la importancia de este final de temporada, pero también sus posibilidades. Con esta victoria frente a Real Madrid, el Barça continúa empatado con el Baskonia en la segunda plaza, pero eso es lo de menos. Lo más importante es el mensaje que mandan los de Pesic. La liga está abierta y ellos piensan luchar por ella.

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