José Ignacio Nogués Jarne, alero nacido en el año 1995, jugará este año como jugador absolutamente del primer equipo del Joventut en ACB. Tras jugar varios partidos en Liga Endesa, combinados mientras jugaba en el vinculado C.B.Prat, este año le han brindado la confianza y la oportunidad de poder ser ya un jugador de plenas facultades.

El 18 de octubre del pasado año 2015, debutaría con la Penya en la competición oficial, en un partido contra el Valencia en la Fonteta. Anotaría dos triples y daría buenísimas sensaciones tanto para el cuerpo técnico como para la afición -que siempre anima a sus jugadores-. Y decimos sus jugadores porque José, como tantos otros, es uno de esos jugadores que llegó en categoría Cadete al club verdinegro e iría etapa por etapa hasta llegar donde está ahora. A base de esfuerzo, sería una de las piezas clave en esa mágica Euroliga Junior conseguida por los badalonenses en Londres en una final contra el Barça. Nogués, junto a Alberto Abalde (también en el primer equipo), Agustí Sans (de quien la entidad se ha despedido hace escasos días) y algún otro, era uno de los líderes y sobre todo hacía valer su polivalencia por centímetros jugando tanto de tres como de cuatro.

Sus números como profesional, es decir, los realizados durante la pasada campaña donde disputaría hasta 13 encuentros y estaría convocado en la casi totalidad de partidos del calendario, fueron -obviamente- discretos. Sus promedios, como jugador vinculado ya decimos, son de 9 minutos de media por partido, 1'8 puntos, 0'7 rebotes, 0'1 asistencias, 0'3 robos, 0'2 tapones y una media de -2. Visto así, parecería una locura que se cuente con él para el primer equipo de un club ACB, pero hay que entender que son los números de un jugador que subía a jugar y a aprender de los mejores a nivel nacional. Este año, tras consolidarse en el CB.Prat y tener la experiencia de ACB, se espera que se haga jugador, cosa que no ha dejado de hacer desde que se le conoce en la esfera del baloncesto profesional. Además, José tiene algo que pocos jugadores tienen y es la implicación total con el equipo y el mal llamado “trabajo sucio”. Es un jugador que corre, defiende, ayuda, corta y genera espacios para los demás. Tiene una concepción muy elevada del juego para su temprana edad y sin destacar en nada en concreto es tan capaz de anotar de tres como de defender a un cuatro en muchas situaciones. Y, muy importante también, no olvidéis que será un jugador que contará con todo el cariño del público cada vez que salte a pista, coja un rebote o anote una canasta.

Por cierto, hace unos meses haría oficial junto al director de operaciones Jordi Martí su firma por tres temporadas más con el club. Llegando así hasta el 2019.