Jaime y el 'Estu' separan sus caminos. Tras una temporada un tanto extraña en las pretensiones deportivas de Jaime Fernández, su contrato llegaba a su fin este verano. Peligro: un emblema del Ramiro estaba en la rampa de salida.

No obstante, desde el Club siempre se transmitió tranquilidad sobre su renovación. El propio presidente, Fernando Galindo, lo dejaba claro: "Llevamos tiempo trabajando en la renovación de Jaime Fernández. Nuestra intención, como no podía ser de otra forma, es renovarle".

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Sin embargo, Maldonado hacía ver que la situación no era tan positiva: "para que la relación siga tienen que querer las dos partes", apuntillaba.

Y ahí radica la cuestión. Por parte del club, la renovación de Jaime era una de las prioridades del verano. Así, fue inscrito al derecho de tanteo, con la esperanza de que Fernández no trajera ninguna oferta bajo el brazo.

Pero sí la había, conseguida tras varias semanas de negociación. Morabanc Andorra apostaba por Jaime, argumentándole un mayor número de minutos en su puesto natural, de base, y un neto muy superior al actual, con además mejores ventajas tributarias. Sobre la bocina, el Estu decidió igualar la oferta de contrato por tres años. Es decir, no iba a dejar salir a su capitán sin ganar algo a cambio. Una jugada sensata.

Sin embargo, el agente de Jaime Fernández recurrió dicho tanteo, argumentando que el Estudiantes no había igualado todas las cláusulas existentes. La ACB daba la razón al club madrileño. El lío estaba montado con un triste protagonista, el propio Jaime. Finalmente, el Estu dejó salir a su canterano, con más ruido y polémica del debido. El jugador, eso sí, prefirió en todo momento la oferta andorrana a la de su club de toda la vida.

Una decisión, por otro lado, más que entendible. Su disminución de minutos en el esquema de Maldonado dificultaba las conversaciones entre jugador y club. El canterano reclamaba más importancia, acorde a su historial en la plantilla.

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Y es que los números en pista del jugador habían decrecido en siete minutos de media desde la llegada de Maldonado al banquillo de Serrano. De los 25 de la temporada 2015/2016 a los 18 del pasado curso. Jaime ha promediado 7,9 puntos y 7,8 de valoración. Un rendimiento, tanto en minutos como en juego, por debajo de lo esperado para un canterano ya veterano en la primera plantilla.

La eterna promesa, la anhelante explosión que nunca llegó. Jaime tiene mucho potencial que demostrar, y piensa que un cambio de aires le ayudará a conseguirlo. Salir del nido y echar a volar. Ojalá le salga bien y, quien sabe, acabe regresando a la que es su casa. Permanecer desde los 16 años en el primer equipo debe dejar una huella imborrable.

¿Y ahora qué?

Torres más altas han caído. Se fueron Herreros, Felipe y Suárez, y no precisamente a un destino ideal. El Estudiantes se reconstruyó después de cada salida. La marcha de Jaime, en ese sentido, es menos dramática. Tanto por el rival elegido, como por el proyecto, cuyas bases están asentadas también sin Jaime Fernández.

Movistar Estudiantes busca un último jugador exterior que complete la plantilla. El roster restante, ya lo saben: Cook, Darío Brizuela-cuyos minutos deben aumentar-Edgar Vicedo, Hakanson, Landesberg, Dagoberto Peña, Nik Caner-Medley, Goran Suton, Sitapha Savané y Víctor Arteaga.

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Sobre el autor
Víctor Plaza
Baloncesto y Periodismo, aunque no necesariamente en ese orden.