La influencia de los jugadores del banquillo se antoja cada día más fundamental en los equipos de baloncesto. Más aún en la Liga Endesa. Sobre todo en los que disputan competición europea incluida. Aunque siempre existe un hombre referencia en todos ellos, un plus desde la segunda unidad es clave para que un conjunto obtenga aire fresco y nuevas ideas sobre el parqué. En Movistar Estudiantes esto no ha sido una excepción. Sylven Landesberg se ha configurado como el absoluto líder, pero un tal Ludde Hakanson demostró el pasado domingo ante Baskonia y este mismo martes frente a Banvit, que está más que preparado para dar el gran salto hacia la titularidad.

El sueco anotó la última jornada liguera cuatro triples consecutivos sin fallo para hacer vibrar a la afición colegial en el Palacio de los Deportes. No ocurrió lo mismo en la Basketball Champions League, pero sus seis puntos de aportación fueron muy importantes al haberlos logrado en momentos delicados. De esta manera, se ha ganado la confianza absoluta de Salva Maldonado, que comentó lo siguiente en rueda de prensa: “Jugó muy bien contra Baskonia y con Banvit ha estado también muy correcto. Además ha jugado el último minuto, algo que no había hecho hasta ahora porque ha sido quien nos ha llevado hasta ahí y he considerado que debía disputarlo él muy merecidamente”.

No es baladí que con tan solo 17 años Hakanson ya disputase ocho partidos ACB y otros seis en Euroliga con FC Barcelona Lassa. Apuntaba maneras, por supuesto, pero su marcha a Letonia para jugar junto al VEF Riga fue un enorme paso hacia atrás en su evolución. Lo repescó en enero Baloncesto Sevilla y recuperó unas buenas sensaciones que el año posterior corroboró en Fuenlabrada. Pero en Movistar Estudiantes el salto a la élite ya está dado y solo queda continuarlo. 5,2 puntos, 2,6 asistencias y 2,1 rebotes en 14 minutos son sus estadísticas. Las mejorará con las oportunidades otorgadas, sin duda, pues la metamorfosis está llegando a su fase final.