La afición del Río Natura Monbus Obradoiro fue galardonada la temporada pasada, como la "mejor de la Liga Endesa", un premio que corría a cargo de Bifrutas, en el que los aficionados y un comité de expertos votaron al que consideraron el mejor público de la Liga. Tanto en primera como en segunda ronda, la hinchada galega arrasó con más de 1000 votos de diferencia. Quizá el hecho de  estar durante muchos años sin baloncesto en la capital gallega, tuviese algo que ver en que el obradoirismo salvase al equipo de sus amores: eso aconteció en el verano de 2012, cuando el club tuvo que convertirse en Sociedad Anónima Deportiva, superando así una de las muchas trabas que pone la ACB para poder participar en ella. Ni siquiera el marco económico actual pudo con una afición que nunca se rinde.

La "Miudiño Connection" encandiló a toda España, y los rivales llegaban a Santiago sobre aviso. Un pabellón pequeño y recogido que, sin embargo, encerraba 6000 gargantas que empujaban a su Obra desde el minuto 1 hasta el 40. No obstante, los momentos más emocitivos de la caliente afición santiaguesa no han llegado sólo en contexto de victoria, si no que, lo han hecho, especialmente, cuando la adversidad ha golpeado a los suyos. 

Un primer momento mágico se vivió en enero de 2012. El equipo, tras una primera vuelta floja en su regreso a ACB, después del efímero paso por LEB (en el que una gran parte de la masa social se mantuvo, y contribuyó a llevar al equipo en volandas), se enfrentaba a una serie de rivales directos en el Fontes do Sar, que se saldaron con derrotas. Equipo y afición, lejos de separarse, se unieron en un acto de fé que, a la postre, tuvo lugar feliz. La afición acudió en masa al entrenamiento, haciendo entender que nunca les dejarían sólos. El resultado es de sobra conocido: el Blusens Monbus se salvó en la penúltima jornada, certificando su primera La conjura de enero tuvo como premio la permanencia permanencia en la máxima categoría del baloncesto español. El marco no podía ser otro que el Fontes do Sar. El público estalló de júbilo y respiró tras una temporada tremendamente complicada. La fiesta se prolongó hasta que, en la última jornada, luego de ganar al CAI Zaragoza en la prórroga, los jugadores y cuerpo técnico desfilaron de uno en uno desde el túnel de vestuarios, y se dirigieron a la parroquia santiaguesa para agradecerles el esfuerzo que, ellos también, a su manera, habían hecho. El de enero fue el primer canto de los derrotados, paradójicamente en silencio, sólo con la presencia, para no descentrar al equipo en el entrenamiento.

La 2012-13 fue una temporada idílica. El equipo empezó lanzado y los triunfos y derrotas polémicas en Sar fueron la tónica habitual durante todo el curso. Los desplazamientos de la afición a las diferentes canchas de la geografía española fueron una constante, y finalmente el equipo consiguió el sueño de jugar unos Playoffs. Sin embargo, otra vez en enero, volvió a acontecer algo maravilloso: el Obradoiro dobló la rodilla contra el Joventut de Badalona en tierras catalanas, en un partido de infausto recuerdo y de decisiones arbitrales muy comprometidas, que imposibilitaron al equipo de Moncho Fernández debutar en una Copa del Rey. La afición santiaguesa, que gracias a la presión que llevó a cabo en las redes sociales, consiguió que la TVG costease "En cada cancha de España hay una bufanda del Obra" la retransmisión, y emitiese el partido, lloró la derrota, pero acudió a las 9 de la noche al aeropuerto de Lavacolla para recibir y abrazar a sus ídolos. La recompensa llegó varios meses después, en mayo, con la eliminatoria contra el Real Madrid en los cuartos de final de los Playoffs por el título. Los de Laso no dieron opciones a los santiagueses, y con un 2-0 siguieron con su camino triunfal hasta alzarse con el campeonato. Pese a la derrota, el pabellón se puso en pie al grito de "Campeones, campeones", y agradeció con ovaciones cerradas a todos y cada uno de los componentes del grupo, el encomiable esfuerzo realizado durante todo el año. Ni siquiera Kendall fue capaz de reprimir las lágrimas en una mañana que sonaba a despedidas. El vídeo de los cinco minutos posteriores al partido, con el último Miudiño de la temporada, lo utilizó Moncho el pasado verano para dar la bienvenida a los nuevos jugadores, y hacerles entender qué es y qué significa el Obradoiro CAB.

El último canto de los derrotados tuvo lugar tras la sexta jornada de la Liga Endesa en el presente ejercicio. El Río Natura Monbus encajó la quinta derrota del año, siendo humillados en su feudo por el Valencia Basket. Quedaba poco más de un minuto para el final, y el equipo claudicaba por 30 puntos de diferencia. La afición, lejos de abandonar el pabellón, sacó fuerzas de donde no las había y durante el tiempo que restó hasta el final, coreó a los suyos cantando "Obra, Obra" y "O-B-R-A todos xuntos, Obra". La reacción emocionó y puso los pelos de punta a los jugadores, que no eran capaces de agradecer a la hinchada semejente gesto. Sólo hubo disculpas y palabras de admiración absoluta para la "Mejor Afición de la Liga Endesa". Un día después, varias pancartas que presiden el Fontes do Sar, recibieron al plantel obradoirista en el primer entrenamiento de la semana. Porque la grandeza de las aficiones, se mide, especialmente, cuando la situación es más adversa.