Juego, set y partido para un Madrid que se mete en cuartos

Partido a vida o muerte en el Palacio para cerrar el Top 16. Blancos y moscovitas se lo jugaban todo a una carta. El que ganara pasaba a la eliminatoria de cuartos, el que perdiera a casa. Los rusos venían con una racha de cinco victorias consecutivas desde que Dusko Ivanovic tomara los mandos. Ambiente de lujo para recibir un duelo que amanecía con cuatro puntos consecutivos de Sergio Llull, con robo y mate posterior incluido. Seguía el festival del genio de Mahón con dos triples. Era sin duda el baluarte ofensivo del Madrid. Por los visitantes trabajo más global, corriendo bien la pista con asistencias de Rice y canastas de Augustine y Dragic.

Los blancos estaban sobreviviendo a base de misiles desde el perímetro. Dos de ellos llevaban la marca de Felipe Reyes, tremendo el capitán que con los años ha ido perfeccionando su muñeca. Pero el Khimki también encontraba aro con cierta facilidad. Gustavo Ayón sintió un pinchazo en la pierna, y pese a que seguía en la pista demostrando su enorme pundonor, se le veía algo lento en las transiciones. A base de cañonazos los merengues derribaban la zona rival, Rudy conectaba casi desde Mallorca. Pero Rice respondía de manera eléctrica. Final del disputado primer cuarto (33-28) que terminaba con otro triplazo del Chacho sobre la bocina.

Carroll vs. Rice

Los blancos salieron en tromba en el segundo parcial. Todos defendiendo como perros, haciendo ayudas dobles y metiendo la mano con cabeza. Ello propició pérdidas rivales y buenos robos que culminaron con acierto. Carroll se apuntaba a la orgía desde el 6.75, mientras que Hernangómez y el renacido Nocioni (ni un esguince le para), apretaban las tuercas. Ventaja +11 de los merengues y tiempo muerto de un encolerizado Ivanovic. Tyrece Rice seguía solo contra el mundo, llegaba ya a dobles dígitos en anotación y animaba a sus apáticos compañeros. Era un vendaval el norteamericano (parcial de 8-0) y apretaba todo.

Y la medicina fue otro asesino de lujo como Jaycee Carroll. La metralleta de Wyoming también entró en erupción y concatenó hasta once puntos a base de triples y entradas a canasta. Gracias a ello se frenaba la reacción del Khimki. En la pintura la lucha también era titánica entre gladiadores como Paul Davis y Willy Hernangómez. La joven perla de la cantera acaparaba cual Carpanta los rebotes. Los moscovitas eran los primeros en llegar al bonus de personales, pero no perdían la cara al duelo con los puntos de Koponen y de pick&roll. Ello, sumado a la sequía local en las últimas posesiones, cerraba el apasionante primer tiempo con 54-49.

Se mantiene el pulso

La segunda mitad comenzaba con buena defensa del Madrid, mordiendo en las marcas y forzando la décima pérdida de balón de los rusos. Gracias al triple desde la esquina de Maciulis ponían de nuevo el +10, tiempo muerto inmediato de Ivanovic. Gladiador Felipe Reyes en la pintura, que capturaba rebotes ofensivos y forzaba las faltas de tiro. Ventaja de los madridistas, pero el Khimki que siempre encontraba puntos importantes, como las canastas desde cinco metros del finlandés Koponen. Metía más leña en el fuego Llull con el triple desde la esquina, aumentando la diferencia.

Los blancos llegaban ya al bonus de personales, pero las estrellas rivales parecían apagadas como un Alexey Shved tremendamente errático en los tiros. Gracias a un mejor balance ataque-defensa y las buenas rotaciones de Laso, el Madrid seguía teniendo la batuta del encuentro. Varias posesiones fallidas por los dos equipos, con faltas en ataque y precipitación en los tiros. El duelo se tornaba más estático y estratégico. El triple de Koponen despertaba a los moscovitas y bajaba la diferencia de los diez puntos. Final del tercer cuarto 66-58 y mucho que pelear aún.

Victoria y clasificación blanca

Últimos minutos del encuentro y se comenzaban a notar los nervios. Rivers lanzaba un anómalo triple que era una mandarina contra el aro. Los rusos decidían cargar juego interior a sus torres, como el rocoso Paul Davis, pero las ayudas en el poste de los blancos impedían las canastas. El triple de Carroll tras el gran bloqueo de Ayón volvía a levantar al público del Palacio. Nuevo tiempo de Ivanovic. Le caía la antideportiva al Chacho por un supuesto manotazo a Rice, y le salía caro a los merengues, con cuatro puntos consecutivos del Khimki. Ambiente cada vez más cargado, con los fantasmas del arbitraje recrudeciéndose.

Pero no perdieron la cabeza los pupilos de Laso, que siguieron moviendo el balón y buscando canastas lógicas de tiro. Petteri Koponen hacía la guerra por su cuenta, con canastas individuales de calidad. Pero Carroll tenía la mira telescópica de su fusil más calibrada que nunca y enchufaba otro triple mortal. En los compases finales los capitalinos mantuvieron la ventaja y vencieron el duelo con solvencia (83-70). De manera sufrida, pero los madridistas se meten en los cuartos de final de la Euroliga, su rival el temible Fenerbahçe turco.

Protagonistas

Destacó sobremanera por los merengues el partido excelso de Jaycee Carroll (23 puntos, 4/4 en tiros de dos, 5/8 en triples, 20 de valoración). El asesino mormón desenfundó su fusil para masacrar a los rusos desde todas las posiciones. Le secundó un Felipe Reyes imperial (18 puntos, ocho rebotes, 4/8 en tiros de dos, 2/4 en triples, seis faltas recibidas, 22 de valoración). Eterno el capitán. Gran trabajo también de los bases Sergio Rodríguez (10 puntos, 10 asistencias) y Sergio Llull (11 puntos, 6 asistencias), que repartieron juego y enchufaron desde el perímetro.

Por el Khimki de Moscú subrayar el partido del microondas Tyrece Rice (24 puntos, cuatro asistencias, 4/6 en triples, cinco faltas recibidas, 26 de valoración). Durante toda la primera parte fue un auténtico castigo para el Madrid y mantuvo a su equipo en la pomada. Buen encuentro también del finlandés Petteri Koponen (13 puntos, cuatro rebotes, tres asistencias, 4/5 en tiros de dos), que tomó el relevo anotador de los suyos en la segunda mitad.