La historia siempre se repite, en este caso la historia reciente del baloncesto en España parece hacerlo más de la cuenta. De nuevo Real Madrid y Barcelona se enfrentan en una final de la Liga Endesa. En esta ocasión parecen llegar los dos muy igualados, aunque con ligera ventaja incluso para los culés.

40 en cinco años

Brutal la cifra de clásicos que nos han dejado Madrid y Barcelona. Un total de 40 enfrentamientos desde hace cinco años, desde que Pablo Laso se pusiese al frente de la nave merengue.

Cinco años y cuarenta enfrentamientos después el balance es favorable a un Real Madrid que lo ha ganado todo y ha enamorado a Europa con su juego y victorias. Pero los culés no se quedan atrás, siendo fijos siempre en fases finales, aunque sin consumar tantos títulos.

Una serie que, como mínimo, dejara el partido 43 y que podría alargarse incluso más. Una serie que, aunque desgasta mucho por su repetición al aficionado medio, es un placer de lujo para cualquier seguidor del baloncesto. Tensión, calidad y pasión.

Ligera superioridad blaugrana

El pasado verano la directiva del FC Barcelona quiso dar un giro a su plantilla para volver a aspirar a todo. Se añadió músculo a la pintura y veteranía al juego exterior, fichajes como los de Samuels o Perperoglu que han dado un toque más al equipo.

Así los de Xavi Pascual arrancaron la campaña proclamándose campeones de la Súper Copa Endesa, aunque después llegarían las decepciones de Copa y Euroliga. Con la ventaja de campo tras una gran temporada regular los culés se ven obligados a ganar para cerrar una buena campaña.

A pesar de esto no les temblará la muñeca por la presión. El Barcelona llega con la conocida baja de Joey Dorsey y con Pau Ribas y Shane Lawal sin estar al 100 por cien. Sin embargo cuentan con un nombre propio, Tomas Satoransky, que cada día que pasa muestra un mayor dominio en los pabellones europeos. Los playoffs del checo reflejan el gran estado de forma de los culés, con tan solo una derrota en la postemporada con algo de fortuna y endosándole una paliza al mejor equipo español en Europa esta temporada, el Laboral Kutxa.

Gran estado de forma, plantilla compensada, momento espectacular de Satoransky y ventaja de campo. La presión por ganar un título importante parece pesar mucho menos en la balanza con todos estos puntos a favor.

Cuidado con el campeón

Parece que mucha gente se ha olvidado del Real Madrid de Pablo Laso, ese equipo que conquista finales y añade títulos al palmarés como si de una colección de cromos se tratase. Desde la eliminación en Euroliga, con el desastre ante el Fenerbahce, la rotación blanca ha visto lo que es tener descanso y el rendimiento se ha disparado.

Por fin Laso tiene a todos sus jugadores disponibles, con un Rudy Fernández que aparenta no haberse lesionado en toda la campaña y que frente al Valencia se destapó, de nuevo, como ese jugador diferencial.

El Real Madrid viene de ganarlo todo, por lo que tan solo la Copa del Rey se queda algo corta para la temporada. Ganar de nuevo la Liga Endesa, sobre todo después del 3-0 del año pasado al eterno rival, sería una forma ideal de cerrar la campaña.

Duelos de la final

Es complicado, muy complicado, señalar dos jugadores diferenciales para la serie. En vez de eso hay una serie de duelos que decidirán qué equipo levanta este año el título de campeón de Liga Endesa.

Para empezar, sin ninguna duda está el duelo de bases. Los dos Sergios, Rodríguez y Llull, tendrán enfrente el poderío del joven checo de más de dos metros Tomas Satoransky. Llull y Sato vienen siendo los dos mejores bases, incluso jugadores de los playoffs, por lo que el duelo de bases se antoja el más interesante y uno de los más decisivos. La dirección de juego cobra vida. Estilos opuestos en ambos bandos.

En el puesto de escolta estarán dos de los mejores cañoneros que ha visto este país en sus pistas. Jaycee Carroll, que viene de hacer una temporada histórica, y un eterno Juan Carlos Navarro que a pesar de la edad sigue apareciendo con su touch para decidir encuentros. Dos jugadores que, sobre todo, dejarán impresionantes rachas de puntos.

En el alero se enfrentan la juventud y la veteranía, el futuro de la selección frente al cada vez más inevitable pasado. Rudy Fernández y Álex Abrines. Si bien no comparten estilo de juego, ambos vienen de una temporada en la que por unas razones y otras no han contado con todos los minutos que esperaban, pero sus aportaciones son fundamentales para sus respectivos equipos. Además de anotar, su trabaja sucio se antoja clave.

La pintura deparará grandes enfrentamientos, entre dos anotadores como Justin Doellman y Trey Thompkins o entre la inteligencia de Felipe Reyes y el músculo de Samuels. La palma se la lleva el morboso duelo Gustavo Ayón contra Ante Tomic. Podrían haber sido compañeros en el Barcelona, incluso en el Madrid, pero la realidad es que son rivales. Dos pívots referencia en Europa, con las puertas de la NBA incluso abiertas, que destacan por su maravilloso ataque, aunque siempre cuestionados por sus labores defensivas. Una gran parte de la final se vivirá ahí abajo, en la pintura, y estos dos talentosos gigantes tienen mucha responsabilidad. Duelo de titanes.

Fotos del texto: ACB y Euroliga