Esta final está siendo apasionante y extraña. Los dos conjuntos, los rivales clásicos, llegaban fuertes. El Barcelona había pasado por encima del Fuenlabrada derrotándole en cuartos con 2-0 y no dándole opciones. En semifinales firmaron el 3-1 contra el Baskonia, pero siendo muy superior en líneas generales. Por su parte los blancos ganaron 2-1 al UCAM sufriendo más de lo esperado. La semifinal contra el Valencia fue dura, pero vencerla 3-1 les daba un extra de motivación y confianza.

Rudy lanzando sobre Abrines (ACB.com)
Rudy lanzando sobre Abrines (ACB.com)

Y así se veían las caras en el Palau Blaugrana. Recordar que los culés consiguieron la ventaja de campo, pero todo de manera tremendamente apretada. De hecho se desinflaron un poco a final de la regular, por lo que los capitalinos llegaron a empatarles en lo alto de la tabla con mismas victorias y derrotas (29-5). Todo se decidió por el basketaverage particular entre los dos titanes, que también estuvo tremendamente apretado. Los blaugranas ganaron en el Palacio por siete, y los merengues en el Palau por cinco. Conclusión: El Barcelona Lassa tenía ventaja por tan sólo dos puntos después de 34 partidos.

Amarga derrota en el último segundo

El primer duelo de la serie fue realmente apasionante. Con los dos conjuntos en grandes porcentajes de tiro, y una anotación muy elevada, de las cuatro más altas en la historia de las finales de la ACB. Un 100-99 que se llevaron los blaugranas in extremis, con la canasta sobre la bocina de Stratos Perperoglou. El Madrid ya estaba casi oliendo el triunfo, cuando a falta de tres segundos Navarro remontó la línea de fondo, y ante el dos contra uno de Rudy y Maciulis, doblaba el balón para que el griego la metiera a tabla.

Perperoglou metiendo la canasta definitiva (ACB.com)
Perperoglou metiendo la canasta definitiva (ACB.com)

Sin duda que fue un duro golpe en lo anímico, pero los blancos reaccionaron a la perfección. Su objetivo era ganar, al menos, uno de los dos partidos fuera de casa para romper la ventaja de campo, y sentir que lo tenían casi conseguido les dio más fuerza para el segundo partido. El eterno guerrero Nocioni lo tenía claro, y en la rueda de prensa previa lo dijo meridiano: "Ahora estoy todavía más convencido de que podemos y debemos ganar el segundo partido". 

Orgía blanca

Y así fue. Contra pronóstico, los de Laso pasaron por encima de los culés y vencieron el segundo encuentro por una diferencia de 20 puntos (70-90). De hecho fue la victoria más abultada de los madridistas en la cancha del eterno rival en toda la historia de la ACB. Un auténtico mazazo anímico, que reivindicaba al Madrid. Estuvo guiada por dos jugadores en excelso estado de forma: Sergio Llull y Gustavo Ayón.

El Madrid se mostró demoledor en segundo partido (ACB.com)
El Madrid se mostró demoledor en segundo partido (ACB.com)

De hecho Llull está haciendo los mejores playoffs de su vida, y mira que ha disputado muchos. Está en una anotación de 16.5 puntos, y ayudando en todas las facetas del duelo. Su seguridad quedó patente, cuando en el tercer cuarto del segundo duelo se clavó tres triples consecutivos para romper el partido definitivamente. El propio Perperoglou, que tenía que marcarle, no se lo creía.

Y vuelta a empezar

Todo ha sido convulso, extraño, inesperado. De perder en el último segundo a aplastar en el segundo partido a los catalanes y volver al Palacio con un jugoso 1-1. Si los capitalinos hicieran de su casa un fortín y ganaran los dos encuentros en el Barclaycard Center, serían de nuevo los campeones de Liga revalidando el título. Sin embargo, no es algo fácil ni mucho menos. En primer lugar, porque se han convertido de repente en favoritos, y puede ser una presión extra.

Ayón y Doellman en dura pugna (ACB.com)
Ayón y Doellman en dura pugna (ACB.com)

Pero sobre todo, por los propios resultados de este año, ya que en los dos partidos oficiales jugados entre los eternos rivales en el Palacio (Liga y Euroliga), han ganado los de Xavi Pascual, lo cual ratifica que no tienen ningún miedo a la capital, y que se encuentran incluso más liberados. Por todo ello, la gran final sigue totalmente abierta. No se sabe realmente que va a ocurrir, si los madridistas seguirán cual martillo pilón, o si los blaugranas resucitarán, ganarán al menos un encuentro en Madrid y forzarán el quinto de nuevo en la ciudad Condal.