Los problemas de pasaportes sacudieron al campeón absoluto cuando la nueva temporada, la 2015/2016, se preparaba para arrancar.

La directiva madridista tuvo que afrontar las salidas de Marcus Slaughter y de K.C. Rivers, dos jugadores muy queridos por la afición. Para reemplazar al americano llegaba un ex-NBA, aunque de procedencia sueca. Jeff Taylor aterrizaba en Madrid.

Desde el primer día Taylor destacó por su tremendo físico, ya en la universidad de Vanderbilt se hablaba de su "físico NBA". Así el sueco fue labrando su nombre en la NCAA de cara al Draft y terminó en Charlotte.

En el peor equipo de la NBA pudo entrar en la rotación, gracias fundamentalmente a sus habilidades defensivas y finalizadoras. Su punto débil, el tiro de tres, veía como un año superaba el 34 por ciento y al siguiente bajaba del 26. También se remarcan sus aptitudes como pasador. Pese a no ser un asistente, es muy capaz de jugar entre líneas y hacer mucho daño, aunque las pérdidas y la irregularidad marcan su juego.

La lesión y sus ansias

Su última temporada en la NBA estuvo marcada por la desgracia. Taylor venía de recuperarse de una grave lesión en el tendón de Aquiles, sufrida en diciembre de 2013, cuando más minutos le daba su entrenador Steve Clifford. Después de la lesión y una vez ya recuperado vivió un caso de violencia de género que le acarreó una suspensión de 24 encuentros por golpear a su pareja.

La suspensión le dejó apartado del equipo y prácticamente de la NBA. Los Hornets decidieron eliminar su qualifying offer y pasó a ser agente libre sin restricciones, con Europa como destino claro.

Después de temporada y media casi en blanco, Taylor no podía tener más ganas de debutar con el Real Madrid, pero de nuevo los problemas musculares se interpusieron  y no pudo debutar hasta finales de octubre.

Juego y no juego

La lesión de Rudy Fernández, titular y estrella del Real Madrid, provocaron la vuelta a casa de K.C. Rivers, jugador al que hacía olvidar, al menos en teoría, Jeff Taylor.

De un perfil más defensivo y físico y menos anotador, Taylor mostraba lo que era su juego, una mezcla de grandes actuaciones, con acierto exterior, alley-oops, impresionantes defensas y poderosos mates, con acertados pases interiores; combinados con fallos constantes desde el triple, faltas más que discutibles, pérdidas y muchos minutos en el banquillo.

Así Taylor, al igual que el resto de fichajes, fue perdiendo importancia para Pablo Laso y según se acercaba el momento clave de la temporada, la serie de Euroliga ante el Fenerbahce, estaba más fuera que dentro del equipo. El sueco veía como en apenas dos años pasaba de entrar en una rotación NBA, con más de 20 minutos de media, a pasar por una gravísima lesión, un caso de violencia de género y terminar sentado casi todos los partidos en Europa.

Defensa insuperable

Al igual que con Trey Thompkins, aunque con menos importancia en el apartado ofensivo, Jeff Taylor volvía a tener minutos de forma regular con el Real Madrid.

Pablo Laso había caído, por fin, en que es imposible ganar en Europa con una rotación de ocho hombres, salvo que esos ocho sean All-Star de la NBA claro.

El 41 de los blancos volvía a pista y con un rol muy definido: especialista defensivo. Mientras se acomoda al tiro exterior y va controlando el número de pérdidas, con guarismos nada alarmantes en los últimos meses, Taylor disponía de un trabajo que le gusta y se le da a las mil maravillas, secar a la estrella rival.

En la NCAA ya le catalogaban como un jugador capaz de defender a cualquier rival, salvo a los pívots, y en estos últimos meses lo ha demostrado. Laso le ha utilizado para secar y hacer sudar a las estrellas rivales, ejemplo claro con su formidable defensa a Tomas Satoransky en la serie final de la ACB.

Con su trabajo defensivo Jeff Taylor se ha ganado, aunque todavía no sea oficial, la renovación con el mejor equipo del Viejo Continente. Ahora solo falta verle con minutos y sin problemas físicos para ver todo lo que puede aportar, especialmente en el apartado ofensivo, uno de los mejores atletas de la competición.

Nota de la temporada: 6