Las luces se apagan. Los aficionados se levantan de sus asientos para corear a sus jugadores. Pero la verdadera magia sucede a escasos segundos de que el balón vuele sobre los encargados de realizar el salto inicial. La música de la Euroliga vuelve a sonar en el Martín Carpena de Málaga, un premio merecido para el vigente campeón de la Eurocup, que ha confeccionado una plantilla para poder competir al máximo nivel en la máxima competición continental. Y el regreso del cuadro cajista a esta competición no podía ser más complicado. Al otro lado de la cancha, el actual campeón, Fenerbahce, con una plantilla sobresaliente en todas sus posiciones y con Zeljko Obradovic como jefe de operaciones dispuesto a sumar un título más a su palmarés.

Máxima igualdad

Lejos de acusar los nervios del debut y del rival, Unicaja salió muy acertado y encadenó un parcial inicial de 6-0 que, pese a la respuesta del conjunto turco, le permitió tener ventaja en el marcador hasta mediado el segundo cuarto, cuando una canasta de Vesely llevó el 8-8 al marcador del pabellón malagueño. Las defensas o, en este caso los errores en el lanzamiento, se convirtieron en protagonistas en estos primeros minutos de partido, pero pronto la situación comenzó a variar.

Wanamaker y Datome permitieron al campeón disfrutar de su primera ventaja en el encuentro, pero la igualdad era tal que ninguno de los dos equipos conseguía una ventaja superior a los cinco puntos. Las alternancias en el marcador se sucedieron en el tramo final del primer cuarto. Con el partido empatado a 17, un triple de Nunnally puso en ventaja a los visitantes, pero la respuesta de Salin desde el 6’75 no tardó en llegar, provocando que el encuentro llegara igualado al final de los primeros diez minutos (20-20).

Datome, Sloukas y Vesely lideraron el ataque otomano

El segundo periodo comenzó diametralmente opuesto al primero. En esta ocasión fue Fenerbahce quien encadenó un parcial inicial de 0-9 liderado por Sloukas que situó la primera ventaja importante en el marcador para cualquiera de los dos equipos. Los malagueños reaccionaron tímidamente, pues una canasta de Nunnally situó la máxima diferencia para los turcos en los diez puntos (24-34).

El público andaluz reclamaba un tiempo muerto para ordenar las ideas de los jugadores locales, pero Joan Plaza prefirió que los propios jugadores intentaran resolver la situación, y su decisión reportó beneficios con el paso de los minutos. Y es que la ventaja otomana se fue reduciendo con el paso de los minutos hasta que, primero Nedovic y después Waczynski, situaran el 36-41 en el marcador con el que se llegó al descanso, permitiendo a los aficionados cajistas soñar con la victoria en su regreso a la máxima competición continental.

Decepción... y sueño

Tras el paso por los vestuarios, la situación apenas sufrió variaciones. Fenerbahce mantenía la iniciativa en el marcador con ventajas entre los tres y los ocho puntos, dando la sensación de tener controlado el encuentro. Tanto es así que la ventaja volvió a dispararse hasta los diez puntos mediado el tercer cuarto, una diferencia que en esta ocasión los malagueños apenas pudieron enjugar, finalizando el tercer periodo con una desventaja de siete puntos (50-57) que podía ser un arma de doble filo para Unicaja Málaga, pues parecía mantener sus opciones pero era consciente de que cualquier error servía en bandeja el triunfo al conjunto entrenado por Obradovic.

Unicaja comenzó el último cuarto con un parcial de 18-3

Pero llegó el último cuarto y todo cambió. Ni el escritor malagueño más aficionado al baloncesto del mundo hubiera podido escribir un guión mejor para los últimos diez minutos de partido. Los hombres entrenador por Joan Plaza consiguieron un parcial inicial de 10-0, liderado por el acierto de McCallum y Waczynski, y los rebotes de Augustine, que se prolongó hasta el 18-3 y que le situó con una ventaja de seis puntos (68-60) a falta de tres minutos para el final. La afición malagueño comenzó a vibrar con la posibilidad de derrotar al campeón y cada acción positiva de los locales llevó el delirio a las gradas del Martín Carpena.

Los turcos se habían cortocircuito ante la intensidad defensiva de los malagueños y parecían tener el partido perdido, pero la fe eterna de los equipos de Obradovic provocó un último intento por apuntarse la victoria. Un triple de Datome y dos canastas de Sloukas permitieron a los otomanos situarse a tan sólo un punto (68-67) a falta de 33 segundos para el final. Nedovic falló un triple y Sloukas tuvo un lanzamiento para lograr el triunfo, pero el tiro no entró y el marcador no se movió en estos instantes finales. Remontada ante el campeón y regreso soñado del Unicaja a la Euroliga.