Valencia y Laboral Kutxa daban comienzo a la segunda jornada de la final de la Copa del Rey en el que, a priori, iba a ser el encuentro más emocionante de los cuartos. Ambos conjuntos llegaban a este torneo en situaciones completamente distintas, pero con aspiraciones muy similares.

Por un lado, el equipo taronja, que se había mostrado prácticamente intratable durante la primera mitad de la temporada, llegaba a la Copa con serios problemas, debido a las numerosas bajas sufridas en las últimas jornadas. Por otra parte, la irregular temporada de los de Sergio Scariolo les privó de ser cabezas de serie, aunque por ganas, plantilla y tradición no puede dudarse de que tratarían de darlo todo en la pista. El choque se disponía a ser más igualado de lo que marcaban las estadísticas.

Un Baskonia demoledor

Muchas faltas, y muy poco acierto es lo que depararon los primeros minutos del partido. El juego interior predominó en cuanto a balones jugados, pero era la línea exterior era la más anotadora (6-9 min 6). Sin embargo, tras unos minutos titubeantes, Baskonia apretó los dientes en defensa y con un par de buenas acciones ofensivas, lograron despejarse 9-16 en el marcador, lo que obligó a Perasovic a parar el partido. No obstante, la tónica del choque iba a continuar igual hasta el final del primer periodo, al cual se llegó con un resultado de claro dominio vitoriano (17-26).

De los primeros 10 minutos, cabe destacar la aportación de Andrés Nocioni. El alero argentino aportó 6 puntos, con un espectacular 3+1 incluido, y mucha intensidad en defensa en los primeros compases. La afición se rendía ante él con los gritos de “MVP, MVP”.

En el segundo cuarto, Valencia seguía abusando del tiro exterior, aunque esta vez con mejor acierto. Por su parte, Laboral Kutxa redujo la intensidad atrás y en 4 minutos, la diferencia en el marcador decreció hasta los 5 puntos (23-28). Scariolo paró el partido y dio aire fresco a su equipo sacando a Tibor Pleiss y Andrés Nocioni. Y mejor no les pudo venir. El alemán y el argentino, con 12 y 11 puntos respectivamente en la 1ª parte, fueron suficientes para doblegar a un Valencia que no terminaba de encontrarse cómodo. Al descanso se llegó con un resultado de 35-45. Laboral Kutxa se oponía a todo guion establecido.

Reacción valenciana

No sabemos bien lo que les dijo Perasovic, pero la realidad es que Valencia despertó de su particular siesta en la segunda mitad. Tras la salida de vestuarios, las tornas del encuentro cambiaron de dueño, y el conjunto taronja endosó un parcial de 13-6, liderado por Lafayette, y logró ponerse a solo 3 puntos (48-51). Scariolo tuvo que parar el partido. Todo volvía a empezar de cero. Aun así, el equipo vitoriano aguantó como pudo las embestidas naranjas y el choque llegó al final de los 30 primeros minutos con un resultado de 55-62. El empuje de la grada no cesada, y en la pista el ambiente estaba cada vez más caldeado. Restaban 10 minutos y estaba todo por decidir.

Un triple de Van Rossom, y una posterior falta antideportiva sobre Lishchuk dispararon las esperanzas de la marea valenciana (60-62). Se presagiaba un final apretado del encuentro. Y para nada defraudó. El atasco en la pizarra del técnico italiano era evidente, pues solo anotaron 3 puntos en casi 5 minutos. Eso sí, la intensidad defensiva les ayudaba a mantener una mínima ventaja. Tal era la igualdad, que en el último minuto se entró con empate a 71. El Carpena era una olla a presión.  Aunque Baskonia pagó la peor parte. Tras un tiro muy forzado de Nocioni, Rafa Martínez sacó petróleo en un momento que todo apuntaba hacia la prórroga. Con 4 décimas para el final, solo le hizo falta un tiro libre y el encuentro terminó con victoria del cabeza de serie por un solo punto (74-73). 

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