Aquel niño que empezó a jugar a los 12 años en el equipo de su ciudad natal, Rovno, jamás imaginaría poder llegar donde está ahora. Sólo dos años le hicieron falta para deslumbrar a todo el club e iniciar su dinámica de juego con el primer equipo a la temprana edad de 14 años y debutar así en 1998 en un partido oficial. Tras sus primeros dos años en el club, Serhiy Lishchuk logró experiencia y mejoró sus habilidades, logrando cada vez más importancia en su equipo y empezando a despuntar en las categorías inferiores de la selección ucraniana.

Tras la campaña 2000-2001, Serhiy lograría demostrar su valía y tomaría las riendas de aquel Pulsar Revno que le había visto nacer y, con ello, acabar recompensado con su primera convocatoria con la selección absoluta. Tras ese verano, el ucraniano siguió despuntando, siendo uno de los mejores jugadores tanto de su equipo como de su liga, llegando a promediar en su última temporada en dicho club 18,8 puntos, 8,3 rebotes y 3,1 tapones. Números que le servirían para poder fichar por un equipo más ambicioso y continuar así su carrera deportiva. 

El otro lado del charco

El de Rovno acabó fichando por el Khimki Yuzny, también ucraniano, y continuó su gran rendimiento, lo que hizo que los ojeadores de la NBA se fijasen en él. Dicho y hecho, el jugador dejó buenas sensaciones en el campus de Chicago previo al draft de 2004 y fueron los Memphis Grizzlies de Pau Gasol los que eligieron a Serhiy Lishchuk en el puesto 49 del draft, en la segunda ronda. Al año siguiente, lograría ser el MVP de la liga ucraniana y también el mejor defensor. Para rematar su gran temporada, ficho por el Azovmash Mariupol, el campeón de la liga durante cuatro años consecutivos.

Dejando huella en Europa

Sus números no bajarían en el Azovmash, logrando en su primera temporada ser el pívot titular de un equipo que llegó a la final de la ULEB Cup frente al Akasvayu Girona de Marc Gasol. Serhiy consiguió ser el máximo taponador de la competición. Aparte de este subcampeonato, en los posteriores años lograría ser tres veces campeón de Copa y cuatro veces campeón de Liga, dejando un gran sabor de boca y pidiendo a gritos salir de su país a un equipo mejor.

Llegar y besar el santo

Fue en el verano de 2009 cuando el club valenciano llamo a Serhiy Lishchuk para incorporarlo a su plantilla en sustitución de Kuqo y sin"Me siento orgulloso de llegar a una liga como la ACB y a un club como el Valencia BC, el mejor de toda mi carrera"​ pensárselo dos veces, el ucraniano abandonó su país natal para llegar al Pamesa Valencia, que mas tarde pasaría a llamarse Power Electronics Valencia.

En su primer año, en el que logró levantar su primera Eurocup, la disputada en Vitoria, lo que le permitiría poder jugar el año siguiente en la Euroliga. Al año siguiente se quedaría con la miel en los labios tras caer eliminado en el último partido de los cuartos de final de la Euroliga frente al Real Madrid, rozando la Final Four en su primera participación en la máxima competición europea.

Tras la marcha de Víctor Claver rumbo a la NBA y el relevo de Rafa Martínez como gran capitán, Serhiy Lishchuk se hizo con el segundo lugar en la capitanía del equipo. El ucraniano seguiría sumando para su equipo, pero sin suerte, ya que esos dos años quedó subcampeón de la Eurocup frente al Khimki Moscow, subcampeón de la Supercopa de España y de la Copa del Rey ante al FC Barcelona.

Una de cal y otra de arena

Llego la temporada 2013-14. Una de las temporadas mas duras a la par que bonitas para Serhiy. El pívot, tras varios avisos en temporadas anteriores, se lesionó gravemente  la pierna, estando cuatro meses apartado de las pistas. Mientras tanto, su equipo, liderado por Justin Doellman y con Velimir Perasovic en el banquillo, lograría dar un golpe sobre la mesa y llamar la atención de toda Europa, desarrollando un juego espectacular, tanto en liga, donde peleó el liderato al Real Madrid de principio a fin, como en la Eurocup. Serhiy Lishchuk, tras cuatro meses lesionado, reapareció justo en el primer partido de la final frente al Unics Kazan, y logró levantar su segunda Eurocup junto a Rafa Martinez, su gran amigo y único compañero con el que repetía titulo.

"Esta ciudad forma parte de mi persona”, declaró el ucraniano tras renovarAl final de la temporada, y después de rozar el cielo con la punta de las manos cayendo eliminados sobre la bocina en el último partido de las semifinales, fue cuando Lishchuk tuvo que jugar su mejor partido. Éste lo 'disputó' en las oficinas del Valencia Basket, ya que el "tractor ucraniano" debía finalizar su contrato ese mismo verano. Tras una larga negociación, Serhiy Lishchuk firmó por un año más para jugar en el club taronja.

Fin de una etapa

Se cumplieron los peores presagios. Serhiy Lishchuk, de nuevo, tuvo una temporada dura y mermada por las lesiones. Apenas tuvo oportunidades de jugar en una fugaz primera fase de Euroliga para, mas tarde, caer en cuartos de final de la Eurocup frente al Khimki Moscow. El ucraniano fue irregular, al igual que todo el conjunto taronja, durante toda la campaña. Tras el cese de Velimir Perasovic como entrenador, el equipo logró quedar cuarto en liga, perdiendo 3-1 las semis frente al Real Madrid. Una vez acabada la temporada, ya es oficial, y es que Lishchuk ha finalizado su etapa como taronja dejando huella en el club y aficionados, siendo el jugador extranjero con más años en el Valencia Basket junto a Brad Branson, el mejor taponador de la historia continental del club y el tercero histórico general y el sexto con mas partidos de la historia del Valencia Basket, con 268 partidos, promediando 7,3 puntos, 3,6 rebotes, 0,6 tapones y 7,9 de valoración.

Corazón taronja

Marcelinho Huertas metía una canasta que ponía a su equipo por delante. Un segundo mas tarde sonaba la bocina que dejaba al Valencia Basket a una canasta, a dos puntos de la final de la ACB. Serhiy Lishchuk rompía a llorar como si no hubiera un mañana apoyado en una canasta, sabiendo que probablemente ese podría haber sido el triste final de su etapa como taronja. Un año más tarde, otra vez eliminado en semis, esta vez contra el Real Madrid, Serhiy Lishchuk salía ovacionado de la Fonteta, besándose el escudo y señalándose el corazón. El ucraniano había logrado, tras seis años, enamorar a la afición valenciana. Su entrega y su lucha partido a partido y su amor por el equipo y la ciudad caló hondo en una afición rendida a su capitán y que así lo demostró en el último partido. Serhiy Lishchuk no paró de dar las gracias en su despedida tras la eliminación en semis. Pero lo que no sabia era que los que daban las gracias, eran los aficionados a él. Una afición tremendamente agradecida al tractor ucraniano y orgullosa de su capitán. Gracias, Lishchuk.

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