Miércoles ocho de marzo. Un día que puede parecer normal, sin ninguna festividad reseñable, sin ningún argumento que llame especial la atención. Una fecha que puede pasar por alto, pero no para Valencia Basket. Y más aún después de perder el viernes pasado en Rusia en el segundo choque de la eliminatoria de cuartos. Un miércoles a vida o muerte con la Fonteta como testigo.

Y mucha es la incertidumbre con respecto a la capacidad física con la que van a llegar los valencianos al partidos. Azotados por las lesiones de manera indiscriminada, Pedro Martínez deberá hacer verdaderas virguerías para gestionar a los nueve hombres del primer equipo de los que dispone. Y es que, con las bajas que ya se contaban de Diot y Kratsov, Valencia Basket sufrió un nuevo contratiempo en domingo ante Baskonia con la torcedura de tobillo de Guillem Vives. El base catalán tampoco estará disponible para la final europea al tener el propio tobillo hinchado, dejando así al belga Sam Van Rossom como único base puro. Una auténtica odisea sufrida por los levantinos que hacen que si terminan ganando se pueda incluso tildar de auténtica heroicidad.

#Caldera Taronja

El llamamiento para crear una caldera verdaderamente caliente solo hacer que confirmar y retroalimentar a la afición para que apriete y empuje a sus chicos hacia la victoria. Pero el roster taronja tendrá que ofrecer una mejor versión que la de los últimos partidos. Recuperar el alto nivel defensivo, mejorar en el porcentaje desde la línea de tres y tener la suficiente fuerza mental para no salirse del partido en los momentos importantes y cruciales del duelo se antojan más que vitales para lograr alzarse con el triunfo final.

Jugadores como Sam Van Rossom y San Emeterio tendrán que dar un paso adelante y tirar de veteranía para ayudar a los compañeros más acertados y en mejor momento actual de forma, como bien pueden ser Joan Sastre y el sorprendente Pierre Oriola. Pero sobre todo tendrá que aparecer Bojan Dubljevic. El talentoso pívot montenegrino se ha desconectado un poco tras ofrecer una auténtica lección de baloncesto en la pasada Copa del Rey, y está realizando un juego bastante irregular y fallón en las últimas fechas, motivo por el cual Valencia Basket ha bajado su nivel competitivo, entre otras cosas. Su juego al poste bajo y su amenaza desde la larga distancia, juntado a su indudable química con la afición valenciana que le regala ovaciones a cantidades industriales, deben ser los pilares a los que Dubljevic se tendría que aferrar para llegar a su nivel top y ayudar a escribir una página histórica en la historia del club de la capital del Túria.

Sin duda alguna es una final en la que Valencia Basket se juega mucho más que el pase a semifinales, que ya es. Se juega su futuro más inmediato como entidad, ya que ganar la Eurocup es el principal objetivo de la temporada para alcanzar la tan soñada Euroliga de cara al próximo curso. El tercer choque ante los rusos de Rusia es quizá el primer gran escollo al que se enfrenta el club de Juan Roig en esta edición del torneo del viejo continente. Habrá que ver si finalmente se anteponen a todas las adversidades y se les aplana el camino hacia lo que sería el cuarto entorchado europeo. El Hapoel de Jerusalem de Amare Stoudamire ya espera en semifinales.

El lema de Cultura del Esfuerzo cobra sentido. El Valencia Basket y su gente, a tocar el cielo esta noche ante uno de los rivales más peligrosos de la competición en un partido que decidirá el destino de ambos en la competición.