No es deportista. Para jugar al baloncesto puede que su estatura se quede corta, demasiado corta. Para jugar al fútbol puede que tenga algún kilillo de más. Sin embargo, es una de las personas más conocidas –si no la que más- en el mundo del deporte. Y, sobre todo, en lo que a retransmisiones deportivas se refiere. Es alguien a quien no hace falta verle cuando habla. Su voz es prácticamente reconocida por todos. Ha conseguido provocar una ingente cantidad de sentimientos en el público español. O se le quiere mucho o todo lo contrario. No hay término medio. Y es que de una forma u otra ha sabido calar en todo el mundo, y eso, no se consigue fácilmente.

Hace cuatro años (16 octubre de 2009) que falleció. “Se nos fue”, “Se nos ha ido un grande, el más grande”, estas eran algunas de las sensaciones y sentimientos que despertó la noticia de la muerte de Andrés Montes. Un día recordado por todos y que dejó cuantiosas incógnitas en el camino. El padre del “tiki-taka” se fue sembrando la incertidumbre, pues todavía, a día de hoy, no se conocen las causas de su muerte. Fue un día gris, para el baloncesto, para el fútbol y para el deporte en general. No había fútbol con “fatatas”, los jugones no sonreían, el pincho de merluza no entraba en el menú y por mucho que Andrés lo repitiera en cada partido, todos sabían que ese día la vida no era tan maravillosa.

Andrés Montes González nació en Madrid el 27 de noviembre de 1955. Fue en 1980 cuando empezó su profesión de periodista. Su primera parada fue la cadena COPE. Y de ahí pasando por Radio Cadena Española o Radio Marca entre otras tantas. Durante aquel tiempo, fue fraguando su futuro y haciéndose hueco. Así, quince años más tarde y lleno de experiencia, empezó a narrar junto a Antoni Daimiel y Santiago Segurola las retransmisiones de la NBA en España para Canal+.

Fueron las narraciones de los partidos de la mejor liga del mundo lo que le impulsaron a lo más alto. Su característica forma de retransmitir le diferenció del resto. Un estilo desenfadado, muletillas para cualquier jugada… con esta peculiaridad narrativa, Andrés Montes consiguió que el baloncesto se viviera de otro modo. Se convirtió en ese tipo de periodista capaz de hacer del partido más previsible y aburrido, el más emocionante e intenso. Creó su propio diccionario con coletillas y apodos con los que rebautizó a los jugadores. Quién no recuerda ese “¡Wiiiiilmaaaa! ¡Ábreme la puerta!” cada vez que alguien lanzaba “una pedrada” contra el tablero. Quién no sabe que nuestro Pau Gasol es el extraterrestre más famoso de la NBA: “E.T”, o que “Chocolate Blanco” es Jason Williams.

Durante su etapa en Canal+ consiguió forjar una sólida relación con Daimiel. El periodista de Canal+ atendió a VAVEL en vísperas del segundo aniversario del fallecimiento de Andrés Montes y no dudó en elogiar el trabajo de su compañero y sobre todo amigo: “Su estilo, su manera, es muy difícil de copiar, de imitar. Sólo deja lugar a la inspiración para crear otro estilo”.

Pero no sólo eso. Seguidores de Andrés Montés todavía eran unos pocos, aún había muchos por llegar. Fue en el 2006, cuando anunció su fichaje por LaSexta para comentar el Mundial de Alemania junto al ex futbolista Julio Salinas y Antonio Esteva. Y en este momento su voz y sus frases empezaron a calar muy hondo. “¡Alexando Magno!”, refiriéndose a Alexandro del Piero. “Cómo nos gusta el fútbol, Salinas” o "¿Dónde están las llaves, Salinas? ¡Matarile-rile-rile!”. Y cómo olvidar esa forma de llamar al “Joga bonito”: “Tiki-taka”. Definición que se ha hecho mundialmente famosa y que ahora se usa en la prensa extranjera para referirse al juego de la selección española. Estas fueron algunas de tantas muletillas con las que se ganó el cariño de muchos y de tantos oyentes.

En ese mismo año, comentó el mundial de baloncesto de Japón, junto a los ex jugadores Juan Manuel López Iturriaga y Juan Domingo de la Cruz. Campeonato que marcó un antes y un después en el baloncesto español. Por primera vez la selección española de baloncesto era campeona del mundo. Todos los seguidores de baloncesto recuerdan, como si fuera ayer, aquella final contra Grecia, con Pau en el banquillo. Con mucho que perder, pero con muchísimo más por ganar.

En este mundial, Andrés Montes consiguió que los partidos se vivieran de otra forma. Fueron sus graciosos apodos los que hicieron a los jugadores de la selección aún más cercanos. “Mister Catering Calderón, las mejores bandejas de la liga”, de esta forma se refería a José Manuel Calderón. “¡Sergio Rodríguez, Mojo Picón! La rica salsa canaria se llama mojo picón”, cancioncilla que tarareaba cada vez que el base hacía una de sus jugadas maestras. “¡Espartaco!”, gritaba con fuerza cuando Felipe Reyes capturaba uno de esos rebotes imponiendo su poderío en la pintura. “¡Multiusos Garbajosa! Lo mismo te cose un huevo que te fríe un alfiler”, así era su manera de denominar el polifacético juego del alero de Torrejón de Ardoz. Estos sólo eran algunos apodos, sobrenombre tenían todos. No sólo los motes, sus muletillas también conseguían que el espectador interactuara de una forma u otra narrando el partido. Quién no ha gritado ese famoso “¡RATATATATATATATATATA!” tras encestar un triple. O quién no ha dicho alguna vez después de una jugada de libro “Jugón, jugón”. Y es que a día de hoy, nadie ha sabido responder a la famosa pregunta que hacía Montes en cada partido: “¿Por qué todos los jugones sonríen igual?”.

Entre 2006 y 2009 retransmitió partidos de la liga española de fútbol y de la selección española de baloncesto en la cadena de La Sexta.

El 20 de septiembre del 2009, coincidiendo con la final del Eurobasket, Andrés Montes hacia su última retransmisión para laSexta. La noticia pilló por sorpresa. Durante el partido, algún que otro comentario de Andrés hacía presagiar su fin en la cadena. “Qué bien me voy a despedir de laSexta con la victoria de España”, dijo entre jugada y jugada de la selección. Muchos ni se enteraron, el partido ya era lo suficientemente tenso. Otros, sí que se percataron, pero no se lo querían creer. Hasta que al fin, sin rodeos ni tapujos Andrés Montes daba su adiós definitivo. Ponía punto y final a su brillante etapa en la cadena. Ni los que lo querían ni los que no, se lo podían creer. Cómo era posible que se fuera justo en su mejor momento. Las preguntas, las dudas, los interrogantes comenzaron a llover.

Desde ese mismo día se le empezó a extrañar. Su ausencia se notaba y los partidos sin él eran diferentes. Quizás no peores, y seguramente no mejores, pero no eran lo mismo.

Finalmente, llegó una noticia todavía peor que su retirada. Ni en La Sexta, ni en Canal+, ni en Radio Marca. Lamentablemente a Andrés Montes no se le volvería a escuchar. El 16 de octubre de 2009 se encontró el cuerpo sin vida de Andrés Montes en su domicilio.

Se ponía fin a una era. A una etapa. “La voz de la NBA en español”, “el padre del tiki-taka”, aquel genio que supo hacer una nueva forma de retransmisión deportiva. Esos tiempos donde cada partido era interesante. Donde el nombre de los jugadores en las camisetas era secundario, pues sus apodos eran más reconocidos.

Tras su fallecimiento, los partidos de la selección dejaron de tener ese “algo” que sólo él sabía darle. Quizás no haya marcado el fin de una etapa y el comienzo de otra. Pero si algo está claro, es que no ha sido uno más. Iñaki Cano Martínez, narrador de NBA y de fútbol en Canal+, habló para VAVEL y reconoció sobre Andrés Montes que “fue el iniciador de un estilo que sólo él podía llevar a cabo. Era tan rápido mentalmente, tan atrevido y, sobre todo, tan natural al hacer esas narraciones que veo complicado que alguien pueda llegar a ese nivel. Un estilo impactante del que muchos hemos cogido algunas cosas pero que jamás podremos imitarlo. Esa forma de contar las cosas sólo estaba al alcance de alguien como Andrés Montes”.

Son sólo cuatro años y parecen dos décadas. Algunos crecieron con él, otros ya le conocían de antes, pero lo que realmente une es esa pasión por el afamado periodista. Esa admiración que en su día despertó y que nunca dejó de sorprender. Andrés Montes no enseñó que “la vida puede ser maravillosa”, hizo algo más grande: lo demostró. Y eso es algo que nadie, sólo él, ha sabido hacer.

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Sobre el autor
Sandra Sánchez Merinero
Periodismo en el Centro Universitario Villanueva, adscrito a la Universidad Complutense de Madrid.